Que la “tinta del calamar” no se extienda a la marca nacional del Partido Popular. Es el mantra de los populares para afrontar la crisis abierta por el president valenciano Carlos Mazón y su más que cuestionada gestión de la DANA. Existe un miedo creciente en sectores del PP y en territorios a que el malestar ciudadano se expanda a otras comunidades y que afecte a las siglas nacionales. Quieren que Mazón asuma la reconstrucción de la ciudad de Valencia. Que la encauce para que su sucesor (o sucesora) llegue sin tacha.
Lo cierto es que desde la cúpula popular en ningún momento han mencionado que Mazón tuviese que dimitir ahora: “Sería irresponsable dejar su cargo en un momento tan drástico”, dicen fuentes de la dirección. “Mazón tiene que ser responsable, no puede abandonar el barco ahora mismo”, aseguran. Los “ahora mismo”, “todavía”, “no es el momento” se repiten en las respuestas que dan los populares al ser preguntados -en público y privado- por el futuro de su barón valenciano. Que Mazón dimitiese ahora o que Génova desestabilizase más aún al valenciano sólo daría oxígeno al Gobierno de Pedro Sánchez. La consigna que Feijóo repite desde que aterrizó en la sede nacional del partido es que el PP es un partido “gestor” y, precisamente, la gestión realizada tras la DANA por parte de la Generalitat ha hecho polvo a esa imagen que intenta proyectar.
Así, unas gráficas palabras escogidas por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, dejaban claro el camino señalado por los populares: “Cuando un cirujano está operando con el paciente abierto no puede renunciar a esa actividad aunque la operación haya empezado mal”, reconocía el barón andaluz esta semana. Una metáfora que, continuando con ella, nos lleva a pensar en que, llegado el momento, las “culpas” recaigan sobre el cirujano (Mazón) y no sobre el hospital (el PP nacional).
Amortizado
La realidad es que una idea se repite en las filas: Mazón estaría amortizado para el PP una vez encauce la reconstrucción. La salida de Mazón llegará, pero no de forma inmediata, sugieren destacados dirigentes.
Varios presidentes autonómicos creen que Mazón se dará cuenta él mismo de que tiene que “apartarse” porque “está muerto políticamente en Valencia” y “no va a poder andar por la calle”. Piensan que las manifestaciones contra él se repetirán y que “van a pasar del shock a la rabia”, aseguran estas fuentes.
La duda que existe no es si Mazón debe irse, si no cuando. El Congreso del Partido Popular en la región debería ser celebrado en el verano de 2025. Y las elecciones autonómicas, si no pasa nada, tocarían en la primavera de 2027. En su comparecencia del viernes en las Cortes Valencianas Mazón aseguró que “si no es capaz de liderar la recuperación” asumirá la responsabilidad y “no irá a la reelección”. La pregunta es: ¿llegará Carlos Mazón a esas elecciones? Miembros del PP de todos los niveles orgánicos tienen claro que no. “Es un activo tóxico”, sentencian desde el Comité Ejecutivo Nacional.
Mazón no se va; se queda
Diecisiete días después de la tragedia, Mazón compareció a petición propia en las Cortes Valencianas. Midiendo cada palabra, controlando cada término y leyendo absolutamente toda su intervención. No hubo ni dimisión en directo ni ‘en diferido’. Mazón diluyó sus errores, señalando a la Confederación Hidrográfica del Júcar: “Nadie alertó de las consecuencias desastrosas”, señaló el presidente de Generalitat, indicando que depende del Gobierno central.
Durante su larga intervención evitó mencionar las más de dos horas de comida que mantuvo el día del desastre. Un almuerzo indefendible e inolvidable. Además, culpó a “la gran densidad de tráfico” de su tardanza en llegar a la reunión del CECOPI y se escudó en que “falló el sistema entero”. La del día 29 de octubre fue una DANA “que superó todos los protocolos”, aseguró el barón popular. Así, Carlos Mazón, se aferra al cargo y emprende una huida hacia adelante con una única coartada: la reconstrucción que, asegura, liderará él. Mazón concretará la semana que viene los nuevos nombres y perfiles técnicos que incorporará a su organigrama. Ya ha anunciado una vicepresidencia nueva para la recuperación y una nueva Conselleria de Emergencias.
Sobre esa comparecencia, líderes territoriales esperaban que Mazón verbalizase que “dimitiría si es imputado”. Lo mismo que el PP nacional está pidiendo que asegure la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en Europa. “La misma vara de medir”, explica un barón autonómico. Esta semana, el PP nacional ha girado la estrategia para responsabilizar al Gobierno central de la tragedia en Valencia con un ataque sin cuartel hacia Teresa Ribera. La finalidad era tener dos dianas -la de Mazón y la de la vicepresidenta- y repartir negligencias. De momento, el PP en Europa ha conseguido bloquear el nombramiento de Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea, al menos, hasta que dé explicaciones en el Congreso el jueves que viene.
Altas expectativas, silencios y miedos
El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, cometió el error de generar unas altas expectativas al hablar de la comparecencia de Mazón. “Les aseguro que después de su comparecencia habrá mucha gente que se sienta, al menos parcialmente, reconfortados con la respuesta”, anticipó Feijóo dos días antes de la intervención de Mazón en las Cortes. Al escuchar al presidente del PP, miembros del partido especularon con una dimisión ‘en diferido’ del valenciano. No parece que las altas expectativas se hayan cumplido. Tampoco para los suyos: “Ha faltado más autocrítica”, piensa un líder territorial.
Así, un hecho sintomático es que la única reacción oficial por parte de Génova -mientras comparecía Mazón en la tribuna- fue anunciar que se personaban en la causa judicial en la que está inmerso el hermano del presidente del Gobierno. Una cortina de humo. Horas después, la única dirigente popular que se pronunció públicamente sobre la comparecencia fue la secretaria general del partido: “Mazón ha comparecido y ha rendido cuentas ante los ciudadanos, que es lo que debemos hacer los políticos. Ojalá Sánchez y Ribera hicieran lo mismo porque mirar para otro lado nunca es un buen ejemplo”, declaró Cuca Gamarra evitando hablar del contenido en sí de la intervención.
Silencios reveladores
Lo cierto es que desde que la DANA arrasó la Comunidad Valenciana ha habido silencios muy reveladores. Ayuso ha continuado una semana más evitando posicionarse, sin defender a Mazón y sin meter el dedo en el ojo al Gobierno. ¿Alguien cree que si pensaran que el Gobierno central es el máximo responsable de la catástrofe Ayuso no estaría señalándolo desde el primer día?.
Otra ausencia comunicativa evidente está siendo la del portavoz nacional, Borja Sémper. No ha realizado ni una entrevista radiofónica en 20 días y suele tener varias cada semana. Sémper ha aparecido únicamente en una rueda de prensa en la sede nacional en la que no quiso apoyar la gestión de Mazón y se limitó a emplazar a los periodistas a la comparecencia que diese el presidente de Generalitat. No se ha vuelto a escuchar al portavoz.
Muchos escaños
La realidad es que el PP valenciano se traduce en muchos escaños para Feijóo, por lo que un adelanto electoral (en estos momentos) no sería una opción. A esta idea se suma el recuerdo en Génova de no haber llegado a Moncloa por el apresurado pacto de Mazón con VOX tras las últimas elecciones autonómicas. Ahora temen que esa “tinta de calamar” termine contaminando a la marca de nuevo -con un asunto tremendamente dañino para cualquier líder político- y que Feijóo vuelva a quedarse sin conseguir el Palacio de la Moncloa.