“Vi un grupo de chicas muy guapas”; “Me dijeron que eran las chicas de Paco”. La anécdota es de una figura con peso en el PSOE, que se refiere así al día en el que conoció a parte del equipo de Paco Salazar en La Moncloa. El escándalo por la gestión del caso Salazar ha incendiado al Partido Socialista a las puertas de las elecciones en Extremadura, y cuando la debilidad parlamentaria del Gobierno se hace especialmente visible por el portazo de Junts per Catalunya en el Congreso.
Incluso en la dirección asumen que es “un poco inexplicable” la gestión realizada por Ferraz, que ha desembocado en una petición de disculpas, por escrito, ante la militancia. Se ha acotado el caso al partido, a pesar de que los episodios de presunto acoso que denuncian dos mujeres a manos del exalto cargo del Gobierno habrían tenido lugar en La Moncloa.
En el PSOE y en el Ejecutivo han intentado aplacar la polémica antes de reconocer lo que en sus filas era reconocido desde el miércoles: que no se “arropó lo suficiente” a dos extrabajadoras que presentaron denuncia en julio, y que han tenido que esperar cinco meses antes de ser contactadas. “Hay que revisar todo el sistema, de principio a fin”, zanja un dirigente.
Distintos interlocutores que han ostentado responsabilidades en el partido destacan que las denuncias eran obviamente conocidas, al menos, desde julio, cuando Eldiario.es informó de su existencia y frustró el ascenso de Salazar a adjunto a la Secretaría de Organización. Que el comité antiacoso no actuara hasta esta misma semana, después de que el mismo medio publicase que querían dar carpetazo, no ha hecho más que agravar esta crisis.
Las críticas llegan, principalmente, desde los territorios, pero figuras como la portavoz de Igualdad en el Congreso, Andrea Fernández, también ha elevado la voz desde Madrid. La misma que ha exigido “explicaciones pormenorizadas y convincentes” a su organización.
“Eran tres: Ábalos, Santos y Salazar”
“Las mujeres tenemos un sexto sentido sobre con quién puedes ir a cenar después del trabajo. [De Salazar] no hacía falta ni decirlo”, reconoce una exdirigente. El escándalo se ha extendido como una mancha de aceite, y en la reunión de urgencia que convocó el miércoles Pilar Bernabé, secretaria de Igualdad, con sus homólogas territoriales, se apuntó claramente hacia la cúpula de Ferraz por haber intentado proteger a Salazar.
El mismo político sobre el que IU alertó hace años de que supuestamente cobraba del Ayuntamiento de Dos Hermanas aunque no iba a trabajar (2012-2017). Y al que ahora investiga la UCO por este mismo motivo, tras una querella de Vox, como informa EFE.
Ha sido uno de los grandes consejeros de Sánchez, uno de los hombres fuertes del presidente. Lo señalan quienes han pasado por los mandos, pero también parte de los que aún gozan de acceso VIP a Ferraz. “Eran tres: Ábalos, Santos y Salazar”, resume una de ellos. Alude a los dos exsecretarios de Organización José Luis Ábalos y Santos Cerdán, hoy investigados por su presunta corrupción, y se refiere al enorme poder del que gozaban, junto con Salazar, en la maquinaria del partido.
Varios interlocutores recuerdan que incluso compartió piso con Cerdán. También repasan esta secuencia: cuando Sánchez destituyó a Ábalos puso en su lugar a Cerdán; cuando las investigaciones arrasaron con la carrera de su antecesor, Cerdán se mantuvo en el poder por decisión del secretario general. Y, cuando las investigaciones señalaron al secretario de Organización hasta junio, el líder socialista diseñó una estructura en la que Salazar habría tenido un destacado papel.
Dos de los tres hombres que habían desempeñado un rol fundamental en la lucha de Sánchez por ganar las primarias socialistas se alzaron como secretarios de Organización, y el tercero estuvo a punto de situarse a escasos metros de este núcleo de poder. Hasta julio, además, era uno de los principales consejeros del presidente en La Moncloa.
Lastra exige llevar las denuncias a la Fiscalía, pero Ferraz no lo garantiza
Ha habido otros hombres -y mujeres- fuertes del presidente, como Iván Redondo, Óscar López y Diego Rubio, actual jefe de Gabinete. Entre esas mujeres, la exvicesecretaria general y hoy delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, ha criticado públicamente a Salazar, además de exigir a su partido que lleve las denuncias ante la Fiscalía, al tratarse de supuestos casos de “violencia contra las mujeres”.
Desde la dirección socialista no aseguran que vayan a dar este paso, que también ha pedido públicamente la ministra de Igualdad, Ana Redondo, después de adaptar su discurso a las revelaciones sobre la causa.
De hecho, desde los territorios se ha puesto el foco en los roles jugados por la propia Bernabé; María Jesús Montero, vicepresidenta segunda y número dos del partido, y la secretaria de Organización, Rebeca Torró. Esta última, que no ha dado explicaciones públicas -mantiene un bajo perfil mediático-, es señalada por dirigentes en activo por su cercanía con Salazar, al que iba a tener como adjunto. “Es de Paco”, resume un exdirigente.
Algunas voces ya criticaron en junio y julio a Montero por no haber estado más pendiente de los manejos de Cerdán, dado que sólo ella y Sánchez tenían capacidad de mando sobre el exnúmero tres. El jueves, la también líder del partido en Andalucía, reconoció que conoció en junio la existencia de una denuncia de acoso de otra militante contra el líder del partido en Torremolinos, Antonio Navarro, aunque no su contenido concreto. La Fiscalía abrió diligencias el jueves, y el PSOE reaccionó suspendiéndole de militancia y abriéndole expediente, si bien el caso ha estallado en el peor momento.
Como con Montero, hay voces vinculadas al partido, ya no en cargos de dirección, que cuestionan a la ministra portavoz, Pilar Alegría. Lo hacen por haber comido con Salazar en noviembre -como documentó Artículo14-, algo que ven incompatible con generar un clima propicio para que las víctimas denuncien.
Montero, como Alegría y otros ministros, no acudirá a la última sesión de control del año en el Congreso, la próxima semana. El PP las acusa de intentar borrarse del caso Salazar, pero en sus equipos afirman que ambas tienen compromisos importantes este mismo miércoles: la primera, un acto en Bruselas que planificó hace meses. La segunda, la constitución del Consejo Superior de Enseñanzas Artísticas, máximo órgano de las enseñanzas artísticas, en el Consejo Escolar de Estado.
Sánchez, en silencio
Por su parte, Bernabé se ha disculpado públicamente por esta gestión, como también hizo el PSOE ante su militancia el mismo viernes. Ferraz envió una nota interna a los afiliados en la que admitió “no haber estado a la altura” a la hora de abordar estas denuncias.
“El contenido de las denuncias publicadas detalla comportamientos repugnantes, intolerables e incompatibles con los valores del Partido Socialista”: “Lamentamos no haber arropado suficientemente a las personas que han presentado las denuncias. Nos duele que haya sucedido”, reza el escrito, que repasa la cronología de los hechos y ensalza el trabajo realizado.
No entra el texto en que contactaron por primera vez con las militantes un día después de que eldiario.es difundiera que iban a dar carpetazo porque Salazar ya no era militante. Sí incide en que las denuncias nunca se borraron, e insiste en que el compromiso del PSOE contra el acoso permanece intacto.
Pese a haber concedido dos entrevistas esta semana, a haber participado en un mitin en Extremadura y en otros actos en los que ha pronunciado discursos, Sánchez no se ha referido a la causa que mantiene en tensión a su partido. Todo, coincidiendo con una campaña electoral en la que el voto femenino sigue siendo clave para el PSOE.
Suscríbete a nuestra newsletter
Recibe en tu correo electrónico, los artículos de la directora Pilar Gómez.