Las uñas son parte de la vida de una persona, ya sea de sus pies o de sus manos, tienen diferentes funciones e incluso diferentes looks. Pero, las uñas también tienen un propósito que cumplir dentro de la salud de las personas, aunque sea esto lo último en lo que se piensa.
Es por eso que la doctora Rita Rodrigues, jefa del servicio de dermatología del Hospital Quirónsalud Valle del Henares, explica algunas de las patologías ungueales más frecuentes, sus causas y cómo podemos prevenirlas. “Las alteraciones en las uñas constituyen un motivo de consulta bastante habitual en dermatología, pero requieren una valoración especializada para poder obtener un diagnóstico adecuado y así pautar un tratamiento eficaz”, explica.
Fragilidad de las uñas
Una de las consultas más frecuentes en la consulta dermatológica es la fragilidad ungueal, un problema que afecta especialmente a mujeres adultas. “Suele afectar exclusivamente a las uñas de las manos y está relacionada con la edad, el contacto con productos irritantes, manicuras agresivas o déficits nutricionales”, señala la doctora Rodrigues.
La fragilidad se manifiesta con capas que se separan, fisuras, menor elasticidad y una lámina más fina y blanda. El tratamiento requiere paciencia, ya que la uña afectada solo puede mejorar cuando crece por completo. Se recomienda reducir la exposición al agua y detergentes, usar cremas hidratantes específicas, guantes protectores y, en algunos casos, suplementación con biotina, hierro o zinc, añade.
Onicomicosis
La onicomicosis, o infección por hongos en las uñas, es otra de las patologías más comunes. Aunque suele confundirse con otros problemas como la psoriasis ungueal, es una infección que debe tratarse de forma adecuada y prolongada.
Este tratamiento también requiere mucha paciencia debido al lento crecimiento de la uña. “La elección entre antifúngicos tópicos, orales o combinados depende del tipo de agente micótico, el número de uñas afectadas y la extensión del daño”, aclara Rodrigues.
En casos avanzados, también pueden utilizarse terapias coadyuvantes como el láser o la terapia fotodinámica, especialmente útiles en pacientes mayores, con alteraciones en el sistema inmunitario o con enfermedades hepáticas, que limitan el uso de antifúngicos sistémicos.
Uña encarnada
La uña encarnada u onicocriptosis, afecta principalmente al dedo gordo del pie y puede generar un dolor significativo. “Se produce por una desproporción entre el tamaño de la uña y su lecho, agravado por un corte incorrecto o el uso de calzado inadecuado”, afirma la doctora.
Los síntomas incluyen dolor, enrojecimiento e inflamación, y pueden evolucionar hasta infecciones con dificultad para caminar. El tratamiento varía desde medidas conservadoras en casos leves hasta cirugía en los más graves. “Es esencial educar al paciente sobre el cuidado correcto de las uñas y prevenir factores desencadenantes”, subraya la experta.
Consecuencias de los Cosméticos ungueales
Aunque los productos cosméticos para las uñas suelen ser seguros, su uso continuado no está exento de riesgos. “Pueden causar dermatitis de contacto, infecciones o incluso onicólisis, que es la separación de la uña del lecho ungueal”, explica Rodrigues. Además, el uso prolongado de endurecedores puede hacer que las uñas se vuelvan —paradójicamente— más quebradizas.
Los esmaltes “eco”, que prescinden de ciertos componentes irritantes, ofrecen una alternativa más segura. Sin embargo, siempre es recomendable moderar su uso y prestar atención a cualquier reacción adversa.
Qué pasa si uso uñas artificiales
Las uñas artificiales, ya sean acrílicas, de gel o postizas, también tienen efectos secundarios. “Pueden causar dermatitis alérgica de contacto, paroniquia, dolor intenso, onicólisis y hasta dermatitis facial”, advierte la dermatóloga. El uso continuado puede debilitar la uña natural, volverla más fina y propensa a roturas.
Uñas amarillas
La coloración amarilla de las uñas puede ser signo de envejecimiento, infecciones por hongos, uso prolongado de esmaltes o incluso efectos secundarios de medicamentos como las tetraciclinas. “Si la causa es externa, como los esmaltes, se puede prevenir aplicando una capa base protectora. Si es interna, hay que tratar la patología de fondo”, concluye la doctora