El hígado graso, una condición que afecta cada vez a más personas debido al ritmo de vida sedentario y la alimentación desequilibrada, puede mantenerse bajo control o incluso revertirse con la ayuda de hábitos saludables y remedios naturales. En este sentido, existen infusiones con propiedades depurativas, regeneradoras y protectoras que se han convertido en aliadas eficaces para mejorar la salud hepática.
Infusiones que cuidan el hígado
Incorporar una taza de infusión a la rutina diaria, especialmente en ayunas o tras las comidas principales, puede marcar la diferencia en el funcionamiento del hígado. Algunas plantas medicinales son especialmente efectivas para limpiar este órgano de manera progresiva y natural.

Una de las más recomendadas es el diente de león, una planta silvestre cargada de antioxidantes y fitoquímicos que favorecen la desintoxicación del cuerpo. Esta infusión contribuye a reducir la acumulación de grasa en el hígado, al tiempo que protege sus células del daño oxidativo. Gracias a sus compuestos activos, puede ayudar a regenerar tejidos dañados y mejorar la capacidad del hígado para filtrar toxinas.
Prepararla es sencillo: solo se necesita una cucharadita de raíz seca por taza de agua caliente. Su sabor es ligeramente amargo, pero sus beneficios compensan con creces.
El poder del cardo mariano
Otra de las plantas más eficaces para apoyar la función hepática es el cardo mariano, una hierba tradicionalmente utilizada por sus efectos hepatoprotectores. Su compuesto principal, la silimarina, ayuda a proteger las células hepáticas frente a toxinas y a estimular la regeneración del tejido dañado.

Para preparar esta infusión, se recomienda hervir entre tres y cinco gramos de semillas trituradas en agua durante unos minutos. El resultado es una bebida con un alto poder purificante y reparador, ideal para quienes sufren de sobrecarga hepática o han sido diagnosticados con esteatosis hepática no alcohólica.
El té verde, un clásico lleno de beneficios
Entre las alternativas más populares, destaca también el té verde, una bebida rica en catequinas y antioxidantes que ayuda a reducir la inflamación del hígado y mejora el metabolismo de las grasas. Distintos estudios han evidenciado que el consumo regular de té verde contribuye a mejorar los niveles de enzimas hepáticas y a disminuir la grasa acumulada en el órgano.

Además de ser fácil de preparar —una bolsita o una cucharadita en agua hirviendo es suficiente—, el té verde es también una opción saludable para mejorar la digestión, reducir el colesterol y aumentar la energía diaria.
Señales de alerta del hígado graso
El hígado graso suele desarrollarse sin síntomas evidentes en sus primeras fases, lo que dificulta su detección precoz. No obstante, algunas señales de alerta pueden incluir fatiga persistente, malestar en el costado derecho del abdomen, digestiones pesadas o hinchazón. En los casos más avanzados, pueden aparecer síntomas como ictericia, confusión mental o edema en piernas y abdomen.
Por esta razón, cuidar del hígado desde el día a día es fundamental. Incluir infusiones como el diente de león, el cardo mariano o el té verde en la dieta habitual puede ofrecer un apoyo natural y eficaz al bienestar hepático.
Estas plantas medicinales no sustituyen el tratamiento médico, pero sí actúan como un complemento natural para aquellos que buscan opciones para mejorar su salud hepática de forma consciente y sostenida. Una taza al día puede ser el primer paso hacia un hígado más sano y equilibrado.