La fórmula Abascal funciona; opaca su candidato y lidera la campaña

La campaña electoral de Vox en Extremadura ha demostrado una estrategia eficaz que la formación puede ensayar en distintos territorios para futuras elecciones. La centralización del liderazgo en la figura de su presidente, Santiago Abascal, incluso a costa de diluir...

La campaña electoral de Vox en Extremadura ha demostrado una estrategia eficaz que la formación puede ensayar en distintos territorios para futuras elecciones. La centralización del liderazgo en la figura de su presidente, Santiago Abascal, incluso a costa de diluir el protagonismo del candidato autonómico. En esta ocasión, la apuesta ha resultado eficaz. Abascal no solo ha marcado el discurso político de la campaña, sino que ha terminado por convertirse en el principal referente electoral de Vox en la región, liderando los mensajes, los actos y la lectura de los resultados.

En este contexto, el papel del candidato extremeño, Óscar Fernández Calle, ha sido singular. Fernández Calle fue designado por sorpresa para relevar al senador Ángel Pelayo Gordillo, una decisión tomada por la dirección nacional del partido sin una implantación territorial previa consolidada.

Lejos de convertirse en una debilidad, esta circunstancia fue compensada por una intensa presencia de Abascal en la región, quien cerró la mayoría de los actos de campaña y asumió el rol de principal movilizador del electorado. “Solo se le conoce a él”, reconocen fuentes del propio entorno de Vox, en referencia al liderazgo nacional del partido.

Un día después de las elecciones, Abascal sigue liderando el discurso. Encuadró el resultado extremeño en un contexto nacional e internacional que definió como “cada vez más inestable”, utilizando ese marco para reforzar su discurso contra el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez.

El líder de Vox habló abiertamente de una “mafia en proceso de colapso”, interpretación que, a su juicio, se habría materializado en la “debacle histórica” del socialismo en Extremadura. Esta lectura, reiterada durante toda la campaña, permitió a Vox presentarse como la alternativa más sólida frente al desgaste del bipartidismo tradicional.

Pero el análisis de Abascal no se limitó al PSOE. También señaló el fracaso del Partido Popular en su objetivo estratégico: gobernar sin depender de Vox. Según el presidente del partido, el PP no solo no alcanzó la mayoría absoluta, sino que perdió alrededor de 10.000 votos respecto a las anteriores elecciones, pese a haber adelantado los comicios precisamente para evitar esa dependencia. Este resultado refuerza, según Vox, su posición como actor imprescindible para la gobernabilidad en Extremadura.

La estrategia se ha demostrado efectiva en términos electorales. Vox ha experimentado un crecimiento significativo en ambas provincias: en Badajoz aumentó su apoyo un 17,22 %, alcanzando los 56.732 votos, mientras que en Cáceres el ascenso fue del 16,38 %, hasta los 32.628 sufragios. En total, la formación sumó 89.360 votos, lo que supone un incremento global del 16,90 % y la consolidación de Vox como la fuerza que más crece en Extremadura en estas elecciones.

Este avance se explica también por la capacidad de Vox para captar votantes de otros partidos. Según una encuesta preelectoral del CIS, un 3% de los votantes del PSOE y hasta un 10% de los del PP estarían dispuestos a apoyar a Vox -votantes de las elecciones del 2023-, incluso con un candidato poco conocido a nivel regional. La figura de Abascal, omnipresente en la campaña, habría sido clave para facilitar ese trasvase de votos.