Lotería de Navidad

De comprar 15 viviendas a tapar agujeros: así ha evolucionado el premio gordo

Con el precio de la vivienda disparado y el nivel de endeudamiento de los hogares, el primer premio de la Lotería de Navidad ya no obra milagros. ¿Qué podemos hacer realmente hoy con ese dinero?

Varios agraciados muestran sus boletos premiados en el supermercado de la señora que los vendió en 1990.
EFE/Javier Cebollada
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LOTERIA DE NAVIDAD

EL GORDO

4.000.000 €

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2º Premio

1.250.000 €

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3º Premio

500.000 €

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4º Premio

200.000 €

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5º Premio

60.000 €

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NúmeroImporte

La Lotería de Navidad empieza a ser poco más que una máquina de ilusión, aunque ahí está la magia. No seremos agoreros, pero, dado el nivel de endeudamiento familiar en España en hipotecas y préstamos al consumo, cuando preguntan a los afortunados, la cantinela siempre es la misma: “Lo suficiente para tapar agujeros”. Ni siquiera el gordo garantiza una vida resuelta, aunque, eso sí, permite cancelar algunas deudas, vivir con más desahogo y, con un poco de suerte, comprar tiempo, el verdadero oro.

Décimo compartido con Hacienda

Hoy un primer premio en un décimo se traduce en 328.000 euros netos. Recordemos que por un premio superior a los 40.000 euros, el 20% a partir de esta cantidad se lo lleva Hacienda. Aun así, “no es moco de pavo”, dirá cualquier lector, más teniendo en cuenta que la hipoteca media en ciudades como Madrid o Barcelona ronda los 169.650 euros. Mientras elucubramos opciones de gasto, evitaremos preguntar a ese vecino que le tocó el gordo en la España de los ochenta.

En aquella época, el primer premio era de 25 millones de pesetas. La cantidad parece discreta, pero la capacidad de compra era mucho más alta. Con un décimo ganador, el agraciado podía aspirar a comprar varias propiedades, bienes de gran valor o simplemente vivir holgadamente el resto de su vida. El premio sigue siendo importante, pero en una gran urbe no alcanza para una vivienda estándar.

Dos caballos y una casa por 8.000 reales

El primer sorteo se celebró el 18 de diciembre de 1812 en Cádiz, en plena Guerra de la Independencia. El precio del boleto era de 40 reales. El número 03604 se llevó el primer gordo de la historia: 8.000 reales. En la época se decía que daba para comprar una casa y dos caballos de pura raza. En 1850, el premio era ya de 150.000 pesetas, cuyo valor en términos actuales sería de algo más de medio millón de euros. El salario medio era de 360 pesetas y el precio de una vivienda modesta en un barrio obrero de Madrid no pasaba de 10.000 pesetas, por lo que el gordo permitía al menos quince viviendas.

Los billetes habían subido a 100 pesetas, un precio que se mantuvo hasta 1946, año en el que se duplicó. En 1989, el décimo subió hasta las 2.5000 pesetas y el último precio en pesetas, vigente desde 1991 hasta 2001 fue de 3.000 pesetas. La entrada de España en el Euro se tradujo en un ligero aumento del décimo, que pasó a costar 20€, precio que se mantiene vigente en la actualidad.

Lo que importa es cómo ha ido evolucionado el valor del gordo. A finales de los años 50 del siglo XX, el primer premio subía a tres millones de pesetas. El sueldo anual de unos 280 obreros. El precio de la vivienda estaba entre 140.000 y 550.000 pesetas. Un Seat 600, el coche del momento, 45.000 pesetas. Sin mucho regateo, se podían comprar cinco casas en la mejor zona y aún sobraba para varios automóviles.

Ya tenemos coche, fotograma
Fotograma de la película ¿Ya tenemos coche?, con el Seat 600 como protagonista

Saltamos a finales de los setenta, con veinte millones de pesetas en un décimo premiado. Todavía era posible comprarse cuatro pisos de nueva construcción en la capital. Con 25 millones en 1990, una joven pareja contaba que pudieron quitarse la hipoteca, comprar un par de pisos para alquilar, una autocaravana y un BMW, además de permitirse viajes soñados. Un año más tarde, en 1991, el premio subía a 30 millones de pesetas. Era un dinero libre de impuestos hasta 2012. Con la Ley 16/2012 se determinó que los premios de la lotería administrada por el Estado estarían sometidos a un gravamen especial del IRPF.

Agraciados del sorteo de Navidad celebrando un premio

El décimo empieza a menguar

Con el premio en 2005 todavía se podía adquirir una vivienda y un utilitario, hacer un par de viajes y sustituir algún electrodoméstico. En 2011, el gordo pasó de 300.000 a 400.000, una cantidad que se ha mantenido estable hasta hoy. Tampoco se ha modificado el precio del décimo, 20 euros. A pesar del incremento, el precio por metro cuadrado de la vivienda no ha dejado de subir.

En 2015, tomando datos de Madrid, el coste medio de un piso de 90 metros cuadrados era de 219.200 euros. Hoy por el mismo inmueble piden más del doble. Actualmente, con 328.000 euros netos, podríamos comprar un estudio o un piso de unos 57 o 58 metros cuadrados en el mercado madrileño actual. Nunca una casa grande, menos aún en los barrios más exclusivos.

Bombos del sorteo de la Lotería de Navidad

¿Qué hacemos si nos toca la diosa fortuna?

Sobre todo, prudencia y escuchar los consejos de expertos como Jaime Martínez Tascón, profesor de OBS Business School y director de InveretiK. No sería la primera vez que uno termina arruinado después de unos años. Lo primero y más inmediato es hacer cuentas con Hacienda y, sobre todo, no tomar decisiones precipitadas. “Muchas personas, tras ganar la lotería, entran en una espiral de malas inversiones, gastos excesivos, proyectos irracionales y poco meditados que los llevaron incluso a la ruina”, advierte.

¿Conviene cancelar deudas? Según Martínez Tascón, solo aquellas que sean caras, con un tipo de interés alto o totalmente innecesarias. “Esto nos va a dar una rentabilidad inmediata y sin riesgo”. Y en función de la cantidad que nos quede, debemos calcular el riesgo que podemos asumir. “Si se va a necesitar liquidez, ese dinero deberá estar muy seguro: en cuentas corrientes, en deuda pública, en depósitos a plazo fijo o en fondos de inversión con un riesgo muy bajo”.

Sobre todo, mente fría

Con el dinero que se puede destinar a inversiones a largo plazo se puede asumir mayor riesgo. “El modo más popular es probablemente un fondo de inversión, pero hay muchos más para cada perfil de riesgo, que determinará el asesor. Las inversiones inmobiliarias también son una posibilidad, pero siempre buscar inversiones atractivas, no comprar por comprar. Buscar precios competitivos a los que se les pueda sacar rentabilidad en el futuro vía alquiler o venta”.

Teniendo en cuenta que un décimo no permite, como hace seis décadas, la adquisición de varias propiedades inmobiliarias, el experto aconseja, ante todo, disfrutar del premio manteniendo la mente fría: “proteger el capital, diversificar los riesgos y pensar a largo plazo”.

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