Entrevista exclusiva A14

Renate Reinsve: “La maternidad cambia la forma de percibir el tiempo”

La actriz noruega protagoniza 'Sentimental Value', una historia que gira en torno a los vínculos familiares, los silencios y la memoria emocional: "El guion se convierte en un espejo"

La actriz Renate Reinsve
La actriz Renate Reinsve
European Film Institute

Renate Reinsve se ha convertido en una presencia habitual en las conversaciones sobre cine europeo y en los estrenos que buscan nuevas voces. Su nombre apareció para muchos por primera vez en La peor persona del mundo, pero su carrera comenzó mucho antes, lejos de cualquier alfombra roja. Nació en una zona aislada cerca de Oslo y creció entre rutinas familiares que no tenían relación con el cine ni el teatro. Su camino fue irregular. Dejó la escuela a los 16 años, trabajó en un hostel en Edimburgo y volvió a Noruega cuando entendió que su impulso artístico tenía un lugar posible.

Hoy vuelve a la pantalla con Sentimental Value, una historia que gira en torno a los vínculos familiares, los silencios y la memoria emocional. La película marca su tercera colaboración con el director Joachim Trier, con quien mantiene un diálogo creativo basado en la confianza y la exposición personal. Renata Reinsve interpreta a Nora, una actriz que acepta participar en un proyecto de su padre, un cineasta con el que mantiene una relación frágil. La cinta se mueve entre la representación y la intimidad, y abre un espacio para preguntarse cómo procesamos lo que no decimos. La actriz habla en esta entrevista exclusiva con Artículo14 sobre ese trabajo, los vínculos que lo sostienen y las preguntas que resuenan más allá de la pantalla.

La actriz estadounidense Elle Fanning, el actor sueco Stellan Skarsgard y los actores noruegos Inga Ibsdotter Lilleaas y Renate Reinsve en la proyección de gala de ‘Sentimental Value’ durante el Festival de Cine de Londres
EFE/EPA/TOLGA AKMEN

¿Cómo se siente al recibir un guion que Joachim Trier y Eskil Vogt han escrito para usted?

Es un gran honor y también da miedo. Ellos me conocen desde hace años. Joachim me conoce como actriz y como persona. Cada conversación con él abre algo nuevo. Sobre el mundo. Sobre mí. Cuando empiezo a leer un personaje, se activan cosas dentro. Surgen temas que no quiero ver de mí misma. Otros que sí reconozco. El guion se convierte en una especie de espejo. Y en este caso el personaje tenía un peso emocional fuerte. Sentí que Joachim quería empujarme a otro lugar. Ese reto también es un regalo para una actriz.

En Sentimental Value interpreta a una actriz. Es una actriz que interpreta a otra actriz. ¿Cómo vivió esa capa doble de actuación?

Volver al teatro fue importante. Estuve muchos años sobre el escenario antes de La peor persona del mundo. En la película, lo esencial para mí no era que Nora fuese actriz, sino que por fin tiene un espacio artístico para lo que lleva dentro y no logra nombrar. En cualquier profesión artística hay que abrir todas las partes de una misma para que algo llegue al público y tenga sentido. Nora no quiere hacerlo. No ha procesado lo que vivió con su padre. Esa primera escena en la que ella entra en pánico antes de salir al escenario fue clave. Yo he hecho mucha comedia en teatro, así que me gustó probar esa tensión entre el miedo interno y ese gesto casi cómico.

¿Hubo experiencias personales que llevó a su comprensión de Nora y de la relación entre las dos hermanas?

Sí. Siempre. Ningún personaje soy yo, pero la relación es personal. Joachim escribió a Nora para mí. También a Julie en La peor persona del mundo. Con Julie quería explorar un rango que pasa de algo ligero a algo más oscuro. Con Nora había otra búsqueda. Con Joachim trabajamos mucho la posibilidad de imaginar variaciones de un personaje. Con Julie pensamos durante tiempo en una “versión” más pesada. No tenía espacio en aquella película. Pero esa versión se quedó en el aire. De algún modo Nora aparece también desde ahí, desde la parte que no encajaba en La peor persona del mundo. Me gusta interpretar este tipo de personaje. Existe una dinámica entre lo que ella sabe de sí y lo que no sabe. Lo importante es aceptar eso. Entender lo poco que conocemos de nuestra propia historia. Y cómo la infancia sigue presente sin que la veamos con claridad.

Fotograma de 'La peor persona del mundo'
Fotograma de ‘La peor persona del mundo’

Usted habla mucho de improvisación y de trabajo en grupo. ¿Cómo influye el ambiente del rodaje en escenas tan delicadas?

Cuando improvisamos no lo hacen solo las actrices. Lo hace también el equipo. La cámara. El sonido. Todo el mundo en la sala. El equipo de Joachim funciona así. Se crea algo parecido a una pequeña comunidad. Entonces es posible cambiar cosas durante la toma. Dejar que el momento marque el ritmo. Esa energía colectiva permite que surjan “eventos”, como los llama Joachim. Pequeños instantes que no estaban escritos y de pronto modifican la escena. Para mí esa es una de las mayores fuerzas de sus rodajes.

Ha dicho que en esta película la clave está en lo que no se dice. ¿Cómo trabaja una actriz con el subtexto?

En el guion hay un espacio claro entre lo que se dice y lo que no se dice. El diálogo marca una superficie. Debajo hay intención y subtexto. Como actriz puedo llenar ese hueco con algo concreto. Un recuerdo. Una sensación física. Un pensamiento. Ese espacio silencioso nos permite construir momentos muy cargados en apariencia simple. En Sentimental Value los personajes no pueden nombrar lo que más les duele. Se comunican de otra forma. Para mí es un placer trabajar con un guion que confía en mí. Hay escenas en las que una sola frase contiene algo que la familia evita desde hace años. Esa tensión interna me interesa mucho.

Fotograma de la película 'Sentimental value'
Fotograma de la película ‘Sentimental value’

La película habla de procesar y sanar a través del arte. ¿Lo ha vivido también en su trabajo?

Cuando trabajamos juntos durante tanto tiempo, se vuelve personal para todo el equipo. No tiene por qué ser el mismo tema para cada uno. Pero sí hay un eje común. Muchas cosas que llevamos dentro permanecen en el nivel inconsciente. Un hecho de la infancia. Una pérdida. Algo que se repite y no entendemos. El arte permite darle forma a eso sin nombrarlo directamente. Nora está construida desde ahí. Con Joachim he tenido esa sensación varias veces. Lo que vivimos en el rodaje luego se refleja en la reacción del público. Se abre otra conversación. La de la sala de cine. Personas que cuentan sus propias historias después del pase. No hace falta explicar todo. Solo reconocer que hay algo compartido.

Su carrera cambió con La peor persona del mundo. ¿Cómo vivió esa exposición?

Fue mi primer papel protagonista. Sentí que mostraba muchas partes de mí. Al principio pensé que había ido demasiado lejos. Me vi rara. Pensé que la gente me vería ridícula. Me siento feliz porque vengo de Noruega. Cuando era niña, ensayaba mi inglés mientras lavaba la ropa, por si acaso el éxito llamaba a la puerta.

¿Cómo fue su camino hasta llegar a ese punto?

Crecí en un lugar pequeño, cerca de un bosque, a las afueras de Oslo. Mi familia trabajaba en la ferretería de mi abuelo. Yo hacía cortos con mis amigas. Inventábamos un programa de noticias. Interpretábamos a personas del pueblo. Era tímida y al mismo tiempo inquieta. A los 16 años me echaron de la escuela y luego de casa. Me fui a Edimburgo porque encontré un billete barato. Caminaba por la ciudad buscando trabajo. Trabajé en la recepción de un hotel y en el bar. Allí encontré el Fringe. Veía teatro, escribía pequeñas escenas, probaba cosas. Tras dos años regresé a Noruega. Estudié interpretación. Hice teatro. El cine llegó después. Durante mucho tiempo me ofrecían papeles que sentía superficiales. Pensé en dejar la actuación y volver al oficio de la familia, la carpintería.

En la película, Nora se acerca a su padre a través del cine. ¿Reconoce algo de su propia historia en esa búsqueda de reconocimiento familiar?

Creo que sí. En Sentimental Value Nora se hace actriz para estar cerca de su padre, que es director. Aunque no logran entenderse. En mi caso, mi familia veía el trabajo artístico como algo ajeno a su mundo. Venían de una tienda de herramientas. De algo concreto. Hay una parte de mí que deseaba mostrarles mi trabajo de un modo que ellos pudieran seguir. No es una copia exacta de la relación de Nora con su padre. Pero sí hay una necesidad de ser vista. De que la familia reconozca algo de esa elección.

Fotogramas de 'Valor sentimental', de Joachim Trier
Fotogramas de ‘Valor sentimental’, de Joachim Trier

Es madre. ¿Cómo influye eso en su manera de trabajar y de mirar los personajes?

Pasar tiempo con mi hijo es lo más importante para mí. Tiene seis años. Cuando no estoy de promoción o rodaje, intento estar con él. Trabajo mucho en inglés. Con él hablo en noruego. Tengo la sensación de que mi noruego se queda atrás y mi inglés avanza. Me siento un poco entre dos lenguas. Eso influye también en cómo escucho y digo los diálogos. La maternidad cambia la forma de percibir el tiempo. Ayuda a entender a personajes como Nora, que arrastran cosas de la infancia. Obliga a mirar hacia atrás y hacia adelante a la vez.

Si tuviera que resumir qué le dejó Nora como personaje, ¿qué diría a las lectoras?

Que hay partes de nosotras que tardan años en tener voz. Nora lleva mucho dentro. No sabe cómo expresarlo. Poco a poco encuentra una forma. No creo que haga falta entenderlo todo. A veces basta con reconocer que algo nos marcó. Y que seguimos moviéndonos con eso. Para mí, el trabajo en Sentimental Value confirma que el arte no resuelve la vida, pero ofrece un lugar donde mirarla juntas desde un poco más de cerca.

TAGS DE ESTA NOTICIA