Entrevista

Lily Amirpour, más allá de los tópicos: “Me preocupa mucho la situación de la mujer iraní”

Protagonista de una retrospectiva en el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, Ana Lily Amirpour es la más fascinante directora actual del género fantástico

Ana Lily Amirpour
La cineasta Ana Lily Amirpour, una de las mejores directoras de cine fantástico

Con tres largometrajes, un puñado de cortos y un episodio de la serie El gabinete de las maravillas de Guillermo del Toro, Ana Lily Amirpour se ha confirmado como una de las personalidades más originales del cine actual. Su elegancia e ironía, sumadas a su cinefagia confesa tanto como a una exquisita capacidad para la puesta en escena, el empleo sofisticado de la música y la narración puramente visual, superan de largo los tópicos sobre la mirada femenina o cualquier otra lectura con forzada perspectiva de género al uso que se quiera aplicar para revelarnos a una cineasta con una concepción única de lo fantástico rica en matices, tanto formales como narrativos.

Ver junto a ella, durante la pasada edición del Festival de Cine de Las Palmas, la práctica totalidad de su obra, supuso sumergirse en una praxis cinematográfica inmersiva, posmodernista y metarreferencial que, a diferencia de lo que ocurre con el cine de Quentin Tarantino, no se ve lastrada por sus propias referencias cinéfilas, nostalgias de macho movies o agotadores diálogos de gracia relativa.

Al contrario: la fuerza de películas como Una chica vuelve a casa sola de noche (2014), Amor carnal (2016), Mona Lisa y la luna de sangre (2021) o The Outside (2022), su aportación al “gabinete” de del Toro, reside en su poderío onírico. En su peculiar tempo narrativo, esteticista y meditativo, roto por brutales erupciones de violencia, acompañado siempre por una música fundida orgánicamente con la puesta en escena y un tratamiento icónico de actores y paisajes de poder arquetípico, además de un inteligente empleo de lentes y ópticas distorsionadas.

Película 'Una chica vuelve a casa sola de noche' (2014), la vampira y el chador

Película ‘Una chica vuelve a casa sola de noche’ (2014), de Ana Lily Amirpour

Una apuesta totalmente autoral que no excluye nunca el disfrute, la belleza, la emoción o el humor. Que utilizando personajes femeninos protagónicos evade gracias a su complejidad, su relativismo moral y gusto por los tonos oscuros cualquier peaje de corrección política o empoderamiento femenino impostado.

El bagaje cultural de su ascendencia iraní

Nacida en Inglaterra de padres iraníes emigrados, afincada en Estados Unidos, Ana Lily Amirpour aporta esta experiencia multicultural a una filmografía corta pero intensa. Con Una chica vuelve a casa sola de noche, saludado equívocamente como “el primer filme de vampiros iraní” –en realidad, el primer filme de vampiros rodado en parsi, con actores de origen iraní, pero en California–, Lily Amirpour quiso poner de manifiesto su propio laberinto personal: “La idea surgió” –explica– “de mi pasión por los vampiros, por las novelas de Anne Rice… Pero sobre todo de la imagen en mi cabeza de una vampira con chador. La idea de que el chador podía ser como la capa del vampiro. Es un filme muy personal, una mezcla de las influencias que han formado mi vida y mi personalidad. Está hablado en parsi, con actores y actrices iraníes, en blanco y negro, con cierta atmósfera iraní, pero es también un wéstern, un homenaje a James Dean y una historia de vampiros universal muy influida por Lynch, Coppola y Sergio Leone”.

“Me gustaba la idea de que el chador pudiera ser como la capa del vampiro”

Desde luego, no es una película iraní: “No se puede comparar con el cine iraní. Admiro a los cineastas que hacen películas en Irán, bregando con una censura y una presión que yo no sufro en absoluto. Sería hipócrita decir lo contrario. Por supuesto, me preocupa mucho la situación de Irán y, sobre todo, la de la mujer iraní”. Preocupación que se refleja en esa vampira-justiciera nocturna que se ensaña con aquellos hombres que hacen víctimas de su violencia a las mujeres, sin caer nunca, sin embargo, en la homilética o el panfleto.

Amirpour es experta en retratar personajes ambiguos, complejos, atrapados en situaciones extremas. Situaciones donde pareja y familia se convierten en algo extraño, inquietante: en Una chica… surgirá el amor entre la vampira y el hijo de una de sus presas; en Amor carnal, favorita de su directora, unos espléndidos Suki Waterhouse y Jason Momoa, víctima mutilada y caníbal que ha devorado sus miembros, acaban fundando una extraña unidad familiar de precario equilibrio; en Mona Lisa y la luna de sangre, una joven con peligrosos poderes psíquicos forma singular alianza con un niño precoz que huye de su madre. Entre la tragedia y la comedia, el peligro y la aventura, los finales “felices” de las historias de Amirpour son siempre abiertos e irónicos, regidos por la incertidumbre. Como la vida misma.

Película 'The Outside'

Fotograma de la película ‘The Outside’, de la directora iraní Lily Amirpour

“Admiro a los cineastas que hacen películas en Irán, bregando con una censura y una presión que yo no sufro en absoluto”

“Nunca pienso en mis películas” –confiesa– “como historias de terror. Son cuentos de hadas, historias de fantasía, oscuras pero en las que se mezclan elementos de todo lo que me gusta.” La mezcla de géneros es esencial en el cine del siglo XXI. Amirpour la ejerce con envidiable naturalidad: “Para mí, combinar el spaghetti western, el horror, la comedia juvenil, la psicodelia, la aventura, el romance… es algo normal. Es como cuando eliges cómo vas a salir vestida a la calle y te pones una corbata de un estilo, un sombrero de otro, una chaqueta verde, unas medias amarillas… Combinas cosas distintas hasta sentirte cómoda.”

Amante del cine extremo, sus películas hunden raíces profundas en sus directores favoritos: Lynch, Coppola, Mary Harron, Zemeckis, Jodorowsky, Leone, Cronenberg… Pero no se trata de mimetismo ni homenajes vacíos: “Mis filmes están llenos de citas al cine que me gusta, aunque no siempre conscientemente. Tomo cosas de aquí y de allá, que luego se reordenan, encajando por su cuenta. Olvido de dónde proceden y cobran vida propia. Una película es como el monstruo de Frankenstein: algo hecho de muchos trozos distintos que forman algo nuevo.”

Ajena a debates feministas agotadores, su cine refleja sobre todo simpatía por el marginado. Por el diferente, el “defectuoso”, social, física y psicológicamente: “En todas las sociedades hay gente que no encaja, y esa es la que me interesa. Por supuesto, se pueden hacer lecturas feministas y políticas de mis películas, pero no es mi mayor preocupación. Mi blanco crítico es, sobre todo, el Sueño Americano, que es también una pesadilla”.

“Mi blanco crítico es, sobre todo, el Sueño Americano, que es también una pesadilla”

Quizás sea en la satírica The Outside donde más directamente retrata la presión social que obliga a las mujeres a encarnar un tipo femenino atractivo y frívolo: “El mercado de los productos de belleza nos rodea y asalta constantemente. ¿Dónde empezó todo? Quizá en Cleopatra con sus baños de leche y adornos, porque todo va de adornar el cuerpo de la mujer, ocultar sus imperfecciones… ¿Es culpa de la sociedad de consumo, de los hombres, de las propias mujeres? No lo sé, pero seamos realistas: si como le ocurre a la protagonista nos ofrecieran a cualquiera una crema capaz de hacernos ‘perfectos’… ¿qué responderíamos?”.

Ana Lily Amirpour y Jesús Palacios

Ana Lily Amirpour presentada por el crítico Jesús Palacios en la 23 edición del Festival internacional de cine de Las Palmas

Ana Lily Amirpour, tras el Festival de Las Palmas, estará también en Madrid el 3de mayo, presentando Una chica vuelve a casa sola de noche en Filmoteca Española. Perdérsela es perderse una de las voces más potentes del nuevo cine de género, en todas las acepciones del término.

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