Premios Oscar

Los Oscar se mudan a YouTube

El reciente acuerdo entre la academia estadounidense y el gigante del streaming supone un cambio de paradigma y una clara indicación del papel de la televisión estos días

Los premios Oscar se verán en Youtube a partir de 2029

Durante casi un siglo, los Oscar han sido una ceremonia pensada para verse sentado frente al televisor, a una hora fija y bajo reglas inmutables. Esa imagen tiene fecha de caducidad. A partir de 2029, la noche más importante del cine se retransmitirá en directo y de forma gratuita en YouTube, en todo el mundo. No habrá cadena generalista detrás. No habrá parrilla que limite la duración. Hollywood, por primera vez, acepta que el centro de gravedad cultural ya no está en la televisión.

El acuerdo entre la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas y YouTube, que se extenderá hasta 2033, pone fin a más de 50 años de relación con ABC y convierte a los Oscar en el mayor evento de entretenimiento que abandona a una gran cadena para instalarse en una plataforma digital. El cambio es una declaración de que la audiencia ha mutado.

La gala, la alfombra roja, el acceso entre bastidores y los contenidos paralelos estarán disponibles en YouTube para cualquier espectador del planeta. En Estados Unidos, también podrán verse a través de YouTube TV. La Academia habla de “acceso global” y de una audiencia internacional cada vez más decisiva. YouTube, por su parte, se presenta como el nuevo hogar de una institución cultural que busca seguir siendo relevante en un ecosistema que ya no gira en torno al mando a distancia.

Durante décadas, los Oscar marcaron el pulso de la televisión estadounidense. En 1998, cuando Titanic arrasó, 57 millones de personas siguieron la ceremonia solo en Estados Unidos. Hoy esas cifras pertenecen a otro siglo. Ni siquiera el episodio más comentado de los últimos años, la bofetada de Will Smith a Chris Rock en 2022, logró sacar a la gala de su tendencia descendente. La edición más reciente rondó los 18 millones de espectadores, una cifra respetable, pero insuficiente para justificar inversiones millonarias en un medio en retroceso.

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Ese declive explica en parte la decisión de Disney, propietaria de ABC, de no competir con la oferta de YouTube. Según fuentes del sector, la plataforma superó con holgura las propuestas de Disney y NBCUniversal, con una cifra de más de cien millones de dólares anuales. Para la Academia, el dinero importa, pero también el control. En YouTube no hay horarios que cumplir ni cortes publicitarios que respetar. La ceremonia podrá durar lo que quiera.

Ese margen abre posibilidades, pero también riesgos. YouTube es el territorio de la atención fragmentada, del salto constante entre contenidos, del abandono inmediato donde no está claro que pueda sobrevivir una gala de más de tres horas. La Academia entra en un espacio donde el prestigio se mide por otros valores.

El movimiento llega, además, en un momento de profunda confusión para la industria cinematográfica. El concepto mismo de “película” está en revisión, las ventanas de exhibición se acortan y el peso de las plataformas redefine qué se estrena, dónde y para quién. Para 2029, cuando YouTube emita su primera gala, es probable que el término “película de Oscar” ya no signifique lo mismo que hoy.

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Y, sin embargo, hay una lógica clara detrás del salto. YouTube es ya la plataforma audiovisual más vista del mundo. Es donde están los espectadores jóvenes, los mercados emergentes y los hábitos de consumo que marcarán la próxima década. Emitir los Oscar allí no garantiza prestigio, pero ignorar esa enorme audiencia sería un suicidio.

El acuerdo recuerda a otros momentos de ruptura en la historia del entretenimiento, como cuando Fox se hizo con los derechos de la NFL en los noventa sin tener una estructura deportiva consolidada. Aquella apuesta redefinió la televisión estadounidense. Ahora, el movimiento es inverso porque no es una cadena la que entra en un territorio ajeno, sino una institución centenaria la que acepta que el centro de atención se ha desplazado a las redes.

La gran pregunta no es si los Oscar sobrevivirán en YouTube. Es si seguirán siendo los Oscar cuando ya no necesiten la televisión para existir. El 2029 marcará algo más que un cambio de plataforma. Será la primera vez que Hollywood se mire al espejo digital sin intermediarios. Y eso, para una industria construida sobre la imagen, es un cambio de paradigma.

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