Los programas y series de televisión de principios de siglo, la llamada “edad de oro de la televisión” en España, pasaron por los hogares de todo el país dejando numerosas historias, construyendo recuerdos y formando iconos. De entre tantas otras comedias que provocaron las risas incontrolables del público de todo el país durante años, Aquí no hay quien viva y La que se avecina se convirtieron en referentes de las series en España. Sus situaciones cotidianas, combinadas con personajes de lo más estrafalarios, se quedó marcada en el imaginario colectivo. De ese elenco que compartió el foco en ambas series, han salido algunos de los actores y actrices más relevantes de los últimos años. Una de ellas es Vanesa Romero.
La carrera de la actriz, sin embargo, ha ido mucho más allá de sus personajes de Ana (en Aquí no hay quien viva) y Raquel (La que se avecina). Aparte de los casi 200 episodios en los que apareció en estas ficciones, la actriz ha actuado en muchas otras series y películas, además de actuar en obras de teatro. Por otro lado, su trayectoria profesional se ha expandido hacia el terreno de la escritura, con dos libros publicados (Reflexiones de una rubia (2016) y Música para Sara (2020)). Además, ha sido modelo y presentadora, y en los últimos años ha pasado a ponerse al otro lado de la cámara para dirigir sus propios proyectos audiovisuales. Sexo a los 70, su segundo cortometraje, preseleccionado a los Premios Goya, cuenta la historia de una nieta que anima a su abuela a vivir su vida y su sexualidad con libertad, sin dejar que el dictamen social sobre la edad le imponga su forma de actuar.
Tras años como intérprete saltó a la dirección en 2022 y ahora trae nuevo cortometraje, ¿A qué se debe este giro en su trayectoria?
Creo que ha sido una, yo siempre he escrito, incluso tengo 3 libros en el mercado, y tenía ganas de contar mis propias historias en el cine.
Hace cosa de 3 años, surgió la oportunidad. Yo tenía un texto escrito, Un día de mierda, que es mi primer cortometraje, y decidí lanzarme y probar a dirigirlo. El recorrido que tuvo el primer corto fue muy bueno, muchas elecciones, premios, y dije, creo que por aquí tengo que seguir explorando. 3 años después, surgió la idea de Sexo a los 70. De ahí hasta que se consigue la financiación, son 2 años, el año pasado fue el rodaje, a final de año, y en este ha sido cuando ha arrancado.
A mí lo que me gusta es crear, ya sea crear delante de la cámara, detrás, escribiendo mis textos… Es como una necesidad vital que tengo. Y siendo fiel a mí misma, he ido explorando y abriendo puertas.
Ha desarrollado muchos proyectos en estos años (escritura, moda, ahora dirección) pero parece que la gente la sigue encasillando en sus personajes del pasado, ¿Como se puede salir de eso?
No siento que me hayan encasillado, al contrario, siento que me he abierto las puertas para poder hacer otro tipo de cosas. Al final he tenido la gran suerte de formar parte de un elenco maravilloso, de series de éxito como han sido Aquí no hay quien viva, o La que se avecina.
Ha sido donde he aprendido la profesión, tanto el trabajo en plató, lo que es estar delante de la cámara, he estado observando cómo es estar detrás. Para mí, los dos trabajos más conocidos, han sido una bendición. Por otro lado, también he tenido la gran suerte de poder hacer otras cosas, a nivel interpretativo.

¿Cómo ve el estado de la industria audiovisual, que tradicionalmente ha tenido una mirada tan masculina?
Creo que las cosas están cambiando y cada vez hay más mujeres al frente de proyectos.
Hay cambios, y esos cambios, ya se están produciendo, cada vez hay más mujeres dirigiendo, productoras… De hecho, las que firmamos este proyecto somos tres mujeres, dos productoras, y yo como directora. Creo que vamos evolucionando hacia un camino de un equilibrio, y eso es lo que tiene que seguir siendo.
¿Qué recibimiento espera que tenga el cortometraje?
Para mí lo más importante, es que el corto sirva para tocar este tema, ya que es un tema un tanto complejo, la sexualidad a partir de una determinada edad. Queríamos quitarle ese peso, y que normalicemos el hecho de hablar de la sexualidad, y empezar a eliminar esos tabúes que existen. Hemos abierto el melón y a partir de aquí, se está hablando del tema, y el hecho de que se hable del tema, para mí ya es un gran paso. Creo que está llamando mucho la atención, y que es necesario para quitarle ese peso, normalizar que nuestro cuerpo cambia, pero que no por ello tenemos que dejar de disfrutar de la sexualidad, independientemente de la edad que tenemos.
Para mí ese es el gran lema de todo esto. Al final, si Dios quiere, todos llegaremos a la edad de nuestros protagonistas, y cuanto antes abramos estos caminos, mejor para todos, tanto para la gente que está ahora en estas edades, como para los que estamos yendo hacia ese camino.
La cuestión del físico es central en el cortometraje, ¿Pretendía mandar un mensaje con este cortometraje?
Para mí lo más importante era tocar este tema y hacerlo a través de la comedia, creo que de alguna manera, quita ese peso, esa trascendencia. Siempre he pensado que la comedia es una gran medicina, un bálsamo que ayuda a quitarle drama a ciertas cosas en la vida. Y por eso lo he abordado así.
Y es muy gratificante el hecho de estar en un teatro o en una proyección y sentir cómo la gente está disfruta del corto, se ríen, entienden el mensaje, y al final te invita a la reflexión, pero también tocas un tema social que a todos nos compete y que al final vas abriendo un poco esa mira. Ya tengo mucha gente de esa generación que también se te acerca y te dice “¡Oye, gracias por tocar el tema!” Y te empiezan a contar sus historias y sus batallas. De hecho, a la hora de hacer un poco de investigación te das cuenta de todo lo que hay, de ese cajón donde hay gente que con estas edades todavía no habían disfrutado del sexo y que de repente están disfrutándolo; o gente que les da muchísima vergüenza, mucho pudor, o descubren de repente la sexualidad o tienen su primer orgasmo en estas edades.
Nos hemos encontrado de todo y lo que nosotros hemos querido reflejar en el corto es una parte de la sociedad y sobre todo que la vida sigue, que son los grandes olvidados y hay que ponerle foco y luz. Hay toda una temática que siento que todavía está por descubrir dentro de la industria del cine.

El cortometraje coincide con el estreno de Siempre es Invierno de David Trueba, ¿Por qué cree que esto ha sucedido? ¿Cree que el cine puede romper el tabú hacia el edadismo?
Pues la verdad es que no tengo ni idea. Primero porque no he tenido el gusto todavía de poder verla pero sí que creo que poco a poco se va abriendo este tema.
Por ejemplo, el otro día vi una serie donde cada vez se van metiendo más personajes de estas edades siendo protagonistas porque forman parte de nuestra sociedad y hay que darles también voz. A veces, parece como que al llegar a una determinada edad, se olvidan.
Y no es así, estas personas existen, se puede seguir disfrutando de la vida de otra manera, de otra historia. Y la verdad no sabría muy bien qué contestarte. Es igual que ahora, que ha dado la casualidad que existen varias películas e historias con temáticas religiosas.
No sé, yo creo que ha coincidido por una cuestión casual pero que sí que es verdad que independientemente es necesario tocarlo porque una vez que abres, en mi caso, este cajón me he dado cuenta de que hay que seguir profundizando sobre ello y que esto solamente es el principio. Desde un punto de vista creativo yo creo que hay que intentar, mostrar la realidad a través de estas historias.
Uno de los aspectos más especiales del cortometraje es la relación abuela-nieta, ¿Cómo cree que han cambiado la forma de relacionarnos respecto a las generaciones mayores?
Creo que viene una generación pisando fuerte con todo este tema digital y con unas mentes totalmente distintas. Los mundos de estos personajes son muy antagónicos. Precisamente la clave es su convivencia. Poco a poco se van actualizando, evolucionando la una con la otra.
Porque al final sí podemos evolucionar, pero las cosas primarias son las cosas primarias y al final es como ese dicho “consejos vendo que para mí no tengo”. El final invita mucho a esa reflexión.
También la relación que se tiene con los abuelos es una relación muy distinta a la que se tiene con los padres. Yo creo que a los abuelos muchas veces les cuentas cosas que a tus padres no les contarías. Es un tipo de relación muy tierna.
Nos gustaba mucho el hecho de que fuese la nieta la que impulsase a la abuela. Le organiza la cita, que al final es la parte tecnológica, la parte de actualizarla, le insiste que no puede “quedarse muerta en vida”, que hay que seguir, la vida continúa, etc.
Y también es importante porque marca sus circunstancias, que son muy limitantes y a la vez de alguna manera sientes que está deseando engancharse a la vida. La manera de la nieta de descubrirle ese camino de la premisa de los estudios: “si haces esto, apruebo”. Y al final, por su nieta, una abuela hace lo que sea. Y al mismo tiempo, en el fondo, en lo más profundo del personaje, está deseando engancharse a la vida.
Lo que pasa es que esas creencias que existen a veces pesan mucho más.
Tengo entendido que quiere expandir el cortometraje en forma de serie, ¿Puede adelantar algo de esto?
Cuando empezamos a ver la dimensión del cortometraje, nos dimos cuenta de que hay mucho más que contar y que lo suyo sería seguir contando historias y hablando sobre este tema. Así que hemos empezado a avanzar, a desarrollar y estamos en ese proceso de creación de serie.

