La vida no sirve de nada si no tienes salud para disfrutar de ella. Venus Williams, la mayor de las dos hermanas que dominaron el tenis femenino durante dos décadas, lo sabe bien. A sus 45 años, Venus fue protagonista de nuevo por su actuación en una pista de tenis, el escenario que le ha acompañado toda una vida, pero del que llevaba alejada casi dos años.
Concretamente 16 meses lejos de su gran pasión por una cirugía médica, una miomectomía que le ha hecho “ver la vida de otra manera”. La estadounidense tuvo que pasar por quirófano para extirpar fibromas uterinos en julio de 2024, en un alto en el camino que cambió su perspectiva de la vida. Ahí se dio cuenta que el tenis es su vida, su obsesión, pero que da completamente igual si no estas bien de salud.
El tenis pasó entonces a un segundo plano. Su mente y su cuerpo pasaron de prepararse para las grandes citas tenísticas a hacerlo para entrar a una mesa de operaciones y enfocarse en un largo proceso de recuperación. Y ahora, tras un complejo y extenso camino, la luz al final del túnel ha llegado para la siete veces campeona de Grand Slam y cuatro veces oro olímpico.
Una invitación a la felicidad
El final a ese calvario llegó en forma de invitación. Si su última presencia en pista databa de marzo de 2024 en el Masters 1.000 de Miami, el Torneo de Washington le brindó la oportunidad de reencontrarse consigo misma. Una noticia, eso sí, inesperada en el mundo del tenis, ya que Venus figuraba como una jugadora inactiva en la WTA y nadie tenía constancia de un posible regreso.
Pero la mayor de las hermanas Williams volvió y lo hizo por todo lo alto para alegría del respetable. Por partida doble, además. En individual y en dobles de la mano de Hailey Baptiste, una compatriota que cumplió ocho meses de vida el año en el que Venus debutó como profesional. Datos impactantes aparte, ambas ganaron su primer partido de dobles y cayeron derrotadas en cuartos de final.
Sin embargo, esa vuelta exitosa fue tan solo un prolegómeno de lo que se viviría en el retorno a la modalidad “single”. Ante Peyton Stearns, la número 35 del mundo, Venus volvió a saborear la gloria de una victoria confirmando que, pese a sus 45 años, la que tiene retiene. De esa sensación habían pasado dos largos años, desde agosto de 2023.
Demasiado tiempo para una mujer que dominó el tenis femenino situándose en la cima del ranking mundial. Además, su victoria ante Stearns le convierte en la jugadora de mayor edad en ganar un partido oficial desde que lo hiciera Martina Navratilova con 47 años en Wimbledon 2004.
Una vida de resiliencia
Volver a sentirse tenista es otra recompensa más para Venus Williams. Su historia es de pura superación, perseverancia y amor por un deporte que le ha ayudado a sobrellevar todas las dificultades que la vida le ha ido poniendo en el camino. La miomectomía es solo la última traba que ha superado la estadounidense, pero en su pasado se esconden situaciones similares.
Tuvo una infancia compleja en la que tuvo que superar casos de acoso hacia ella y su familia, de orígenes muy humildes. Ya dentro del circuito profesional y habiendo alcanzado el trono mundial, en el año 2003 le tocó afrontar la muerte de una de sus hermanas, Yetunde Price, que fue asesinada.
Años más tarde, en el 2011, fue diagnosticada con el Síndrome de Sjögren, una enfermedad crónica de origen autoinmune que disminuyó su rendimiento físico. Pero Venus siguió jugando y fue entonces, con cada vez menos presencia en el circuito y acercándose al final de su carrera, cuando llegó la miomectomía. Otra dura prueba que ha vuelto a superar para darse el gusto de volver al tenis. “No tengo que demostrar nada a nadie, estoy aquí porque quiero”, declaró la propia Venus tras vencer a Stearns.
El horizonte de Venus
A sus 45 años y con la felicidad de regresar a su amor eterno, el tenis, el camino de Venus continúa sin fecha de despedida. Tras Washington, parece que la estadounidense se apunta a la gira de pista rápida. Al igual que en el torneo de la capital de Estados Unidos, Venus Williams ha recibido una “wild card” para participar en el Cincinnati Open que se celebra del 7 al 18 de agosto.
A posteriori es una incógnita si la estadounidense participará en algún otro evento de la WTA. Lo que es seguro es que estará presente en el último Grand Slam de la temporada, el US Open, disputando el dobles mixto con su compatriota Reilly Opelka. No se cansa de competir, pero es normal porque en su historia de superación el tenis ha sido siempre su refugio.