El fenómeno Labubu ha pasado de ser un simple muñeco de aspecto peludo y entrañable a un fenómeno cultural que está revolucionando la industria del juguete.
La compañía china Pop Mart ha visto cómo sus ventas se han disparado en la primera mitad del año, alcanzando los 13.900 millones de yuanes (1.930 millones de dólares), mientras que sus beneficios netos se multiplicaron por cuatro hasta los 4.600 millones de yuanes.
Todo gracias a la fiebre global por Labubu, que ha conquistado tanto a coleccionistas anónimos como a celebridades internacionales.
El boom financiero detrás de Labubu
Los resultados de Pop Mart superaron incluso sus previsiones más optimistas, que esperaban un incremento mínimo del 350%. En la práctica, el impacto de Labubu ha sido tan arrollador que los beneficios crecieron un 400%, confirmando que este muñeco es mucho más que una moda pasajera.
Con cerca del 40% de las ventas procedentes del extranjero, Labubu se ha convertido en el producto que ha consolidado a Pop Mart como una de las compañías de juguetes más valiosas del mundo, llegando a valer más del doble que gigantes históricos como Hasbro y Mattel.
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La fiebre por Labubu no se entiende sin el respaldo de celebridades internacionales que lo han popularizado. Figuras como Rihanna o David Beckham se han dejado ver con el muñeco, aumentando su atractivo entre fans y coleccionistas.
Este fenómeno viral ha impulsado también la cotización de las acciones de Pop Mart, que en Hong Kong han subido más de un 570% en el último año, situando a su fundador Wang Ning entre las diez personas más ricas de China.
El modelo de negocio detrás de este fenómeno
El éxito de Labubu está íntimamente ligado al modelo de negocio de Pop Mart, centrado en los llamados “juguetes de propiedad intelectual”, basados en diseños exclusivos creados por artistas.
La estrategia se apoya en el formato de las blind boxes, cajas sorpresa en las que el comprador no sabe qué muñeco le tocará hasta abrirla. Este sistema ha provocado un efecto de coleccionismo compulsivo. Y Labubu es el mejor ejemplo: muchos compradores repiten una y otra vez para completar su colección.

La pasión por Labubu ha generado un mercado secundario que mueve cifras desorbitadas. Aunque la mayoría de blind boxes se venden por unos 69 yuanes en China (menos de 9 euros), algunas ediciones limitadas han alcanzado precios récord.
En una subasta en Pekín celebrada en junio, un coleccionista pagó 1,2 millones de yuanes por una edición de tamaño humano de Labubu. Este apetito ha convertido al muñeco en una inversión para algunos compradores. Además de un objeto de deseo para otros.
Las críticas al fenómeno Labubu
El éxito de Labubu no está exento de polémica. Algunos analistas y medios oficiales chinos han advertido de que el formato de cajas sorpresa puede inducir comportamientos adictivos en los menores.
El propio Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista, alertó en junio de los riesgos de esta tendencia. Lo que provocó un descenso puntual de las acciones de Pop Mart. Pese a ello, la compañía ha sabido mantener su crecimiento, demostrando que Labubu aún tiene cuerda para rato.
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Aunque el fenómeno Labubu explica buena parte de los beneficios, Pop Mart sabe que no puede depender únicamente de un producto estrella. La línea The Monsters, donde se integra Labubu, generó 4.800 millones de yuanes en ventas en la primera mitad del año.
Pero otros personajes de la compañía, como Molly, Skullpanda, Crybaby y Dimoo, también lograron superar los 1.000 millones cada uno. Para los analistas, diversificar será clave si la empresa quiere sostener su espectacular ascenso más allá de la moda de Labubu.