El mercado cripto ha arrancado la semana con fuertes turbulencias y Bitcoin vuelve a colocarse en el centro del huracán tras un nuevo episodio de inseguridad en el ecosistema DeFi. La principal criptomoneda, que venía de cerrar noviembre con un balance muy negativo, registró una caída superior al 3% en las primeras horas de negociación asiática, retrocediendo hasta la franja de los 87.000 dólares.
Este retroceso se produjo en paralelo al desplome de otras grandes criptos como ether, que bajó un 5%, y SOL, DOGE o XRP, todas ellas con recortes superiores al 4%.
La presión vendedora se intensificó a raíz de un aviso urgente de Yearn Finance, que reconoció un “incidente” en una de sus piscinas de liquidez. La reacción del mercado fue inmediata. Y Bitcoin amplificó sus pérdidas en un contexto ya dominado por la desconfianza.
¿Qué ha pasado con Yearn y por qué afecta a Bitcoin?
El “incidente Yearn” ha sido el detonante de la última oleada de ventas. Según la información publicada en redes, un atacante habría aprovechado una vulnerabilidad para acuñar grandes cantidades de yETH en una sola transacción, desmantelando el equilibrio de la piscina de liquidez y retirando aproximadamente 1.000 ETH, valorados en unos tres millones de dólares.
Aunque Yearn Finance subrayó que sus bóvedas V2 y V3 no fueron afectadas, el golpe reputacional fue inmediato. Para un mercado tan sensible a los ataques DeFi, este episodio volvió a activar los temores sobre la seguridad estructural del sector, empujando a Bitcoin a una nueva fase bajista.
El protocolo terminó acumulando unas pérdidas de nueve millones de dólares. De ese total, los atacantes desviaron 1.000 ETH a Tornado Cash y retuvieron otros seis millones en una de sus direcciones, según PeckShield. La noticia llegó en un momento de extrema fragilidad y añadió más volatilidad a un mercado que ya venía debilitado.
Una venta abrupta que arrastra a miles de inversores
La caída de Bitcoin se produjo en paralelo a un aluvión de liquidaciones que superó los 400 millones de dólares en posiciones apalancadas, especialmente las largas, según Coinglass. Este dato señala que buena parte del mercado esperaba un rebote tras los descensos de noviembre, pero la sorpresa del “incidente Yearn” truncó esas expectativas.
El impacto no afectó solo a Bitcoin, sino al conjunto de criptomonedas con mayor capitalización. Sin embargo, al ser el activo de referencia, la caída de Bitcoin volvió a funcionar como termómetro del sentimiento general de los inversores.

La debilidad acumulada venía de atrás. Bitcoin cerró noviembre con un retroceso del 17,5%. Su peor resultado mensual desde marzo, a pesar de que en la última semana llegó a recuperar el nivel de los 90.000 dólares. En el caso de Ethereum, la pérdida fue todavía más acusada: un 22%, su mes más adverso desde febrero.
Este desplome de Bitcoin coincide con un descenso notable en la demanda institucional. Los ETF estadounidenses al contado de BTC registraron salidas netas por valor de 3.480 millones de dólares, la segunda mayor retirada de su historia. Los ETF de ether tampoco escaparon a esta tendencia, con récord de salidas por valor de 1.420 millones.
¿Se puede recuperar Bitcoin tras este episodio?
El futuro inmediato de Bitcoin dependerá de la digestión del mercado tras el shock de Yearn Finance y de si se mantiene la presión vendedora de los grandes fondos. La combinación de exploits DeFi, caída de liquidez, salida institucional y creciente aversión al riesgo compone un escenario que dificulta una recuperación rápida.
Aun así, los analistas recuerdan que episodios semejantes han sido frecuentes en los últimos años. Y que Bitcoin, como activo, tiende a estabilizarse tras periodos de volatilidad extrema. La cuestión clave es si las plataformas descentralizadas lograrán reforzar su seguridad para evitar que incidentes como el de Yearn sigan golpeando la credibilidad del sector.


