Mujeres que nos llevan lejos

Marta Valencia: “Contribuimos a cambiar la mirada paternalista hacia las mujeres con discapacidad”

Marta Valencia, presidenta de la Fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA), expone su visión sobre los desafíos aún pendientes en materia de inclusión de las personas con discapacidad

Marta Valencia es abogada y presidenta de la Fundación Disminuidos Físicos de Aragón (Dfa) y una de las voces más reconocibles en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad. También preside la Confederación Española de Personas con Discapacidad (COCEMFE) de Aragón y Zaragoza.

También forma parte de la junta directiva de COCEMFE Estatal como secretaria de Organización y es vicepresidenta de la Asociación Aragonesa de Mujeres con Discapacidad, además de presidenta de CEMUDIS, la Confederación Estatal de Mujeres con Discapacidad.

Valencia nos comparte su experiencia profesional y nos ofrece una mirada sobre los retos de la inclusión y la brecha de género que siguen afrontando las personas con discapacidad.

A lo largo de su carrera, desde su infancia hasta su liderazgo institucional, ha tenido que superar muchas barreras. ¿Cuáles le han marcado especialmente? ¿Cómo influyen hoy esas experiencias en sus prioridades como presidenta de DFA?

Sin duda que me han influido, porque las personas no podemos separar la vida personal y profesional. Las experiencias que tenemos en cualquier ámbito nos nutren a todos los niveles y, en mi caso, mis vivencias personales han hecho que mi trabajo en Dfa sea más pleno y esté más enfocado en dar respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad física a lo largo de la vida. Saber cómo se siente una persona con discapacidad hace que mi trabajo en Dfa esté enfocado en nuestras necesidades reales.

¿Considera que ha habido un avance en la conciliación con la vida personal y familiar en su sector?

La conciliación de la vida personal y familiar es un tema sobre el que como sociedad tenemos que seguir avanzando. En cuanto a Dfa, cada vez vamos poniendo en marcha más medidas para que los trabajadores y trabajadoras puedan tener más facilidades y puedan vivir estas situaciones con el menor estrés posible y con mayor seguridad.

¿Qué referentes femeninos han influido en su trayectoria vital?

Cualquier mujer que he conocido trabajando en el tercer sector, sobre todo si tiene discapacidad, pero especialmente Ana Peláez, mujer con discapacidad visual, que fue con quien empecé a aprender lo que sé sobre las discriminaciones que vivimos las mujeres con discapacidad. Ella no solo ha estado en cargos de la ONCE, del CERMI y de Fundación CERMI Mujeres, ha sido presidenta del Comité de seguimiento de la Convenciones de Naciones Unidas de los Derechos de las Personas con Discapacidad y de la Mujer, superando barreras que aún cuestan y llegando a participar a esos niveles.

Usted ha señalado que persisten barreras físicas, sociales y culturales que frenan la inclusión. ¿Qué avances positivos ha habido en Aragón?

Avances se han dado, pero se sigue avanzando. Estamos mejor, pero las barreras “de siempre” siguen existiendo. No hay ni una reivindicación “tradicional” de accesibilidad que podamos dar por superada. Podemos decir que nuestras calles son cada vez más accesibles, pero seguimos teniendo problemas para poder movernos con transporte público, entrar a espacios culturales y comerciales, a disfrutar de nuestro ocio en igualdad… Y, a veces, esa accesibilidad llega al centro de las ciudades, pero los barrios tienen más carencias y esto se agrava mucho más en el medio rural.

¿Qué políticas concretas considera necesarias para abordar la brecha de género dentro de las personas con discapacidad? ¿Qué iniciativas específicas está impulsando DFA en esta línea?

En todas las acciones que en Dfa ponemos en marcha tenemos en cuenta expresamente a las mujeres con discapacidad. Impulsamos de manera importante el acceso a la sanidad, a la salud sexual y reproductiva, a la formación y al empleo, entre otras, pero sobre todo, en una doble dirección: por una parte, contribuir al cambio de mirada, habitualmente paternalista, que hay hacia las mujeres con discapacidad, y, por otra, que se empoderen para que sean conscientes de sus capacidades y sus recursos, y puedan decidir sobre su propia vida. Además, a través de la asociación Amanixer, sensibilizamos sobre todas estas cuestiones y damos respuesta a las necesidades de las mujeres con discapacidad.

El empleo sigue siendo uno de los principales retos: apenas entre el 20 % y el 33 % de las personas con discapacidad están en activo. ¿Qué estrategias deberían ser prioritarias —públicas y privadas— para mejorar la empleabilidad?

El empleo sigue siendo fundamental porque es la clave para que cualquier persona sea autónoma y pueda vivir su vida de manera independiente. La principal estrategia es que las personas con discapacidad podamos acceder a empleos en la empresa ordinaria. Se ha avanzado, sin duda, pero muchas empresas siguen optando por la vía de las medidas alternativas frente a la contratación.

Las empresas deben hacer una apuesta por la capacidad y el talento frente a la discapacidad, es una cuestión de sensibilidad, de sensibilización y de creer en las personas sin barreras mentales y sin prejuicios. Esto se debe empezar a trabajar desde edades muy tempranas y desde la educación. Por cierto, también hay que avanzar en el cumplimento del porcentaje que la Ley reserva para personas con discapacidad en el empleo público.

En el horizonte del 50º aniversario de DFA se habla de sostenibilidad y gestión propia. ¿Cómo equilibra la Fundación la prestación de servicios con la generación de empleo y la independencia financiera? ¿Puede citar un proyecto autosostenible que ejemplifique ese modelo?

Dfa es un claro caso de éxito de gestión. Somos una fundación de iniciativa social sin ánimo de lucro y nuestra financiación está muy diversificada, pero se basa, fundamentalmente, en nuestras líneas de actividad y en la prestación de servicios. Generamos todas aquellas líneas de actividad a través de las cuales podemos dar empleo a las personas con discapacidad física y, además, dar respuesta a nuestras necesidades vitales. En Dfa tenemos muy clara nuestra responsabilidad con las personas con discapacidad y, por ello, trabajamos de manera sostenible y con transparencia. Para mí es muy difícil destacar un proyecto frente a otros, porque en todos ellos hay compañeros y compañeras trabajando cada día, y este criterio de sostenibilidad puede aplicarse a todos los proyectos con los que trabajamos en Dfa.

¿Cómo valora la cooperación entre el tercer sector y la Administración en materia de discapacidad? ¿Qué modelos de colaboración han funcionado mejor o peor en su experiencia?

La cooperación es fundamental y a todos los niveles. Y si he de destacar un proyecto que yo considero de éxito es la existencia de CERMI y COCEMFE, ya que ha permitido que las entidades que trabajamos por los derechos de las personas con discapacidad cooperemos entre nosotras y, además como plataforma, colaboremos con las administraciones públicas. Además, en servicios sociales se ha demostrado como un modelo que funciona la colaboración con la Administración en el sistema público de servicios sociales, a través del concierto, de las entidades que estamos atendiendo a las personas con discapacidad. De hecho, somos parte del sistema público aragonés de atención a la dependencia.

Más allá de la normativa vigente, ¿Qué medidas legales o de planificación urbana considera imprescindibles para que los espacios urbanos sean realmente accesibles?

La legislación debe priorizar la accesibilidad como un elemento fundamental del desarrollo de la planificación urbana, pero más allá de medidas concretas, sería fundamental un cambio de mentalidad, porque la accesibilidad beneficia a todas las personas, tengamos o no discapacidad.

Todos y todas en algún momento de nuestra vida podemos tener dificultades de movilidad por un accidente, enfermedad o lesión, o incluso cuando vamos con un carro de bebé o de compra. Si no, cuando lleguemos a una edad más avanzada seguro que la necesitamos. Una rampa o un ascensor no enfrenta, al revés nos ayuda y, de hecho, podemos ver como muchas personas sin discapacidad, si tienen que elegir, utilizan una rampa frente a las escaleras, porque les facilita la vida. Y es que es así, la accesibilidad facilita la vida de todas las personas y hacen nuestras ciudades y pueblos más amables y empáticos.

¿Cómo cree que la digitalización -IA, teletrabajo, automatización- transformarán la inclusión en los próximos años?

La IA nos pone de nuevo frente al dilema del riesgo de exclusión. Los avances tecnológicos deben estar al alcance de las personas con discapacidad. La tecnología accesible contribuye a la inclusión y abre horizontes, nos ofrece oportunidades. Si nos consideramos como receptoras pasivas y beneficiarias de la tecnología, desde luego nos puede ayudar, puede facilitar nuestra vida, pero hace ya mucho tiempo que las personas con discapacidad dejamos de vernos de modo pasivo. Ahora somos activas, dueñas de nuestras vidas y por ello queremos ser parte activa de los desarrollos tecnológicos y, por supuesto de la IA. Si no se nos tiene en cuenta en su desarrollo, será una barrera que nos volverá a dejar fuera, nos llevará a la exclusión.

Imagen de archivo

Y, con respecto al teletrabajo, reconozco que tengo sentimientos encontrados. Por una parte, para momentos concretos puede ser útil, pero por otra, hago una pequeña reflexión. Durante muchos años las personas con discapacidad hemos luchado por salir de nuestras casas y el empleo para nosotras ha sido un elemento básico de, como decía antes, autonomía, pero también de visibilización, y de relacionarnos, de autoestima, de trabajar codo con codo con otras personas. Ese elemento, que a lo mejor para las personas sin discapacidad no tiene mucha importancia, es fundamental para nosotras. Para una persona con discapacidad ir cada día al trabajo es un muy importante para su autoestima, para la percepción positiva de sí misma en su entorno y, además, es un símbolo de todo lo ganado en materia de autonomía personal.

¿Qué consejo daría a mujeres jóvenes con una discapacidad física?

No sé si soy alguien para dar consejos, pero si he de dar alguno, les diría que sean ellas mismas y crean en sus posibilidades, y que participen en todo, puede ser en Dfa o en la entidad que quieran, pero hemos de estar presentes en la vida social. Por cierto, es lo mismo que le diría a una mujer joven sin discapacidad.

Su lema o frase vital

Me gusta mucho uno que usamos en Dfa, y es “avanzando sin dejar a nadie atrás”.

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