ANDALUCÍA

El secreto mejor guardado a media hora de Almería: una playa virgen a la que solo se puede acceder andando

En la zona de Cabo de Gata, a poco más de media hora de Almería, podemos encontrar una cala paradisiaca que se mantiene casi virgen y a la que solo se puede llegar a pie

La Cala de San Pedro, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar
Cabo de Gata-Níjar

A poco más de media hora en coche desde Almería capital se encuentra uno de los lugares más sorprendentes del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar: la Cala de San Pedro. Esta playa, apartada de las rutas más transitadas, es conocida por ser una de las pocas verdaderamente vírgenes de la zona. No tiene acceso directo en coche, ni servicios turísticos, ni chiringuitos a pie de arena. De hecho, uno de los secretos de su condición es que para llegar hasta ella hay que caminar varios kilómetros por senderos de tierra, lo que garantiza una experiencia de desconexión total.

El acceso más común comienza en la pequeña localidad costera de Las Negras. Desde allí parte un sendero que bordea los acantilados hasta llegar a esta cala escondida. El trayecto puede durar entre 40 minutos y una hora, dependiendo del ritmo y el punto de inicio, y atraviesa caminos irregulares, por lo que es recomendable llevar calzado cómodo, agua y protección solar. Aunque también se puede acceder en embarcación privada, no obstante, las restricciones de navegación durante los meses de verano lo dificultan bastante.

La Cala de San Pedro, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar
Cabo de Gata-Níjar

Un desafío que merece la pena

Una vez llegas a la Cala de San Pedro, la recompensa es evidente: un entorno completamente natural, sin urbanizar, con aguas cristalinas y arena clara, rodeado de colinas semidesérticas. La playa tiene unos 250 metros de longitud, aunque también se puede disfrutar del baño desde sus laterales, siempre que se tenga cuidado con las rocas. El fondo marino, de arena blanca, le da a sus aguas ese tono turquesa que recuerda a lugares mucho más lejanos, de esos que salen en las postales.

No hay servicios de ningún tipo, por lo que es necesario llevar comida, bebida y, sobre todo, bolsas para recoger la basura. En algunos momentos del año puede haber un pequeño chiringuito improvisado con bebidas frías, pero no conviene contar con ello como algo fijo.

Una historia que contar

Además de su belleza natural, la cala guarda restos históricos. Allí se encuentra el Castillo de San Pedro, una antigua fortaleza levantada en el siglo XVI sobre una construcción anterior de origen musulmán. Aunque en estado ruinoso y de propiedad privada, su silueta sigue vigilando la cala como lo hacía siglos atrás. Una de las particularidades más llamativas de la cala es la comunidad alternativa que vive allí de forma permanente. Popularmente conocidos como “hippies”, son personas que han optado por una vida sencilla, en contacto directo con la naturaleza. Viven en construcciones levantadas con materiales del entorno y subsisten gracias a la artesanía, elaborando collares, pulseras o artículos en cuero que venden a los visitantes. También cultivan sus propios alimentos gracias a una fuente natural de agua que permite la existencia de pequeños huertos.

Esta mezcla de naturaleza, historia y vida alternativa hace de la Cala de San Pedro un lugar único en la costa almeriense. No es una playa para todo el mundo, especialmente por su acceso y falta de comodidades, pero precisamente ahí radica su encanto. Para quien esté dispuesto a caminar y desconectarse por unas horas, este rincón oculto del Cabo de Gata ofrece una experiencia difícil de olvidar. Y uno de esos lugares que tanto por lo que hay que pasar para llegar, como por la recompensa, de verdad merecen la pena.