En plena Sierra de Francia, al sur de la provincia de Salamanca, se encuentra San Martín del Castañar. Un pueblo que parece sacado de un códice medieval.
Sus calles empedradas, sus casas de piedra y madera y el silencio que envuelve sus plazas conforman un escenario que transporta al viajero varios siglos atrás.
Pasear por este rincón es revivir el espíritu del siglo XV. Un tiempo en el que fe, superstición y misterio caminaban de la mano. Pero más allá de su imponente patrimonio, el lugar guarda una historia femenina que lo convierte en uno de los pueblos con la leyenda más aterradora de España.
La Moza Santa y el misterio de la resurrección
La protagonista de esta historia es Juana Hernández, conocida como la Moza Santa. En 1424, la joven fue hallada muerta y, como era costumbre, la comunidad se preparó para darle sepultura en la iglesia del pueblo. Sin embargo, lo que sucedió en pleno funeral sobrepasó la frontera entre lo humano y lo divino.

Cuando el ataúd se encontraba abierto, la muchacha se incorporó ante la mirada atónita de los presentes. La leyenda cuenta que resucitó en su propio entierro y que, con voz firme, relató una visión celestial en la que se le había ordenado fundar un convento en honor a la Virgen María.
Aquel instante, narrado de generación en generación en San Martín del Castañar, quedó grabado como una de las escenas más impactantes del medievo español. No era solo la resurrección lo que impresionaba, sino la autoridad con la que una mujer, en pleno siglo XV, alzó la voz para marcar el destino religioso de un pueblo.
Entre lo sagrado y lo legendario
Con el paso de los años, la figura de la Moza Santa se convirtió en mito. En San Martín del Castañar se mezclaban la devoción popular y el miedo reverencial. Porque aquel suceso no se entendía más que como un mensaje divino.
Lo cierto es que, tras aquel episodio, se impulsó la construcción del convento de Nuestra Señora de Gracia, levantado gracias a la donación de la propia Juana y convertido en centro espiritual de la zona. Hoy, en ruinas, todavía se percibe en sus muros el eco de aquel prodigio.
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El relato aterrador, sin embargo, no radica solo en el milagro de volver a la vida. Para los lugareños de la época, el hecho de que una difunta hablara en su propio funeral rozaba lo prohibido, lo inexplicable, lo que desafiaba las leyes de la naturaleza y de la fe. Esa frontera difusa entre lo sagrado y lo demoníaco es lo que ha mantenido viva la historia durante más de seis siglos.
El patrimonio de un pueblo detenido en el tiempo
Más allá de la leyenda, San Martín del Castañar posee uno de los conjuntos históricos más bellos de Salamanca. Sus calles estrechas se alinean con casas de entramado de piedra y madera que conservan el encanto de la arquitectura serrana. La plaza mayor, porticada, es un espacio donde la vida rural sigue latiendo.

El castillo del siglo XV, hoy convertido en centro de interpretación, recuerda el pasado defensivo de la comarca y ofrece unas vistas privilegiadas de la Sierra de Francia.
La iglesia parroquial de San Martín de Tours, donde se vivió el suceso de la Moza Santa, es otro de los grandes atractivos. Sus muros de sillería guardan retablos barrocos y una atmósfera que invita al recogimiento. Es imposible entrar en ella sin pensar en aquel funeral interrumpido por una voz que emergía desde la tumba.