Este jueves por la mañana, la industria de la moda recibió con sorpresa la noticia que marca el final de una era y el inicio de una nueva etapa para una de las publicaciones más influyentes del mundo. Anna Wintour, de 75 años, actual directora global editorial de Vogue y directora de contenido de Condé Nast, comunicó al equipo de la revista que comenzará la búsqueda de una nueva líder editorial para Vogue Estados Unidos. Con esta decisión, Wintour cede la batuta del día a día de la Biblia de la Moda que ha dirigido desde 1988, aunque seguirá supervisando la estrategia editorial global de Vogue y el resto de marcas del conglomerado Condé Nast como Wired, Vanity Fair, GQ, AD, Condé Nast Traveler, Glamour, Bon Appétit, Tatler, World of Interiors, Allure, Teen Vogue, Them y Ars Technica, entre otras. La única excepción seguirá siendo The New Yorker, que permanece bajo la dirección de David Remnick.

La reestructuración editorial que Condé Nast implementó hace cuatro años, tuvo como objetivo unificar y globalizar sus equipos editoriales, estableciendo un modelo en el que cada país donde opera la editorial cuenta con un jefe de contenido editorial, supervisado por un director editorial global. El nuevo cargo para Vogue US responde a esta estructura organizativa y se unirá a las direcciones ya establecidas en Japón, China, India, Taiwán, Reino Unido, Francia, España, Alemania, Italia y Oriente Medio.
“Una nueva visión para una nueva etapa”
Durante la reunión del jueves con su equipo, Wintour dijo al despedirse. “Cualquiera que trabaje en un campo creativo sabe lo esencial que es nunca dejar de crecer. Cuando me convertí en editora de Vogue, estaba ansiosa por demostrar que había una manera nueva y emocionante de imaginar una revista de moda estadounidense. Hoy, mi mayor placer es ayudar a la próxima generación de editores a conquistar este campo con sus propias ideas, apoyados por una visión renovada de lo que puede ser una gran empresa de medios. Y eso es precisamente lo que estamos buscando ahora para liderar la edición estadounidense de Vogue”.

Aunque Wintour dejará las responsabilidades editoriales directas de Vogue US, mantendrá varias funciones clave, incluyendo la supervisión del contenido editorial a nivel global, la organización del evento anual Met Gala —una de sus contribuciones más icónicas— y el futuro de Vogue World, una plataforma cada vez más ambiciosa donde se unen moda, arte y cultura. “Seguiré siendo la editora de teatro y de tenis de Vogue para siempre”, bromeó Wintour, reafirmando su intención de continuar involucrada con las pasiones que siempre ha entrelazado con la línea editorial de la revista.
Una figura que transformó la industria
Con su inconfundible melena bob y sus gafas oscuras que incluso viste de noche, Anna Wintour no solo ha sido la cara más visible del periodismo de moda, sino que también ha sido su arquitecta más poderosa. Desde que tomó el timón de Vogue en 1988, su influencia ha sido tal que diseñadores como Nicolas Ghesquière admitieron haberse preguntado durante la creación de sus colecciones: “¿Le gustará esto a Anna?”
Bajo su liderazgo, la revista Vogue evolucionó más allá de la moda hasta convertirse en un catalizador de la cultura, la política y los eventos sociales. Pionera en presentar celebridades —y no solo modelos— en sus portadas, Wintour dio un giro hacia la inclusión de la diversidad y la cultura pop en la industria de la moda. También se atrevió a participar en conversaciones políticas, algo que pocos en su posición podían hacer. Hija del editor del periódico britanico The Evening Standard, Charles Wintour, Anna creció en el Londres de los años 60 en un entorno de exigencia y excelencia editorial. Su estilo de liderazgo se basa en la convicción y la claridad. “Las personas responden bien cuando alguien sabe lo que quiere”, ha dicho en más de una ocasión.
Un legado que trasciende las páginas
Más allá de su labor editorial, Wintour ha sido una de las mayores recaudadoras de fondos para la industria de la moda. Solo a través del Met Gala, ha ayudado a recaudar más de 231 millones de dólares para el Costume Institute del Museo Metropolitano de Nueva York. Su poder de convocatoria es tal que cada año, las estrellas más importantes del mundo desfilan con diseños hechos a medida, sabiendo que todo pasa por la aprobación de Anna. En un mundo digital en constante transformación, en el que muchas publicaciones impresas han desaparecido, Vogue sigue en pie, aunque con dificultades. Sin duda, Wintour representa una estirpe en peligro de extinción como editora de un medio impreso con autoridad cultural. “Algunas personas tienen la Biblia”, ha dicho. “Yo tengo Vogue”.

Durante los últimos cuatro años, el papel de Wintour en Condé Nast se ha expandido significativamente, asumiendo responsabilidades globales sobre todas las marcas del grupo. Abandonar la dirección de la emblemática cabecera le permitirá dedicar más tiempo a su nueva tarea de directora de contenido en los mercados internacionales, sin tener que llevar personalmente las riendas diarias de la edición estadounidense. El o la nueva jefa de contenido editorial de Vogue US será la persona encargada de marcar el tono y la estrategia de la revista en todas sus plataformas —impresa, digital y eventos— y reportará directamente a Wintour, como ocurre con los líderes editoriales del resto de mercados internacionales.
Aunque aún no se han revelado posibles candidatos para ocupar el puesto, ya han comenzado las especulaciones en la industria sobre quién podría tener la visión, el carácter y el criterio para liderar Vogue US en esta nueva etapa donde el papel es mucho menos relevante. La figura que asuma el cargo deberá estar a la altura de un legado sin parangón, pero también aportar una mirada fresca y moderna a la cabecera insignia de la moda.
El fin de una era
Con esta decisión, Anna Wintour no se retira, pero sí redefine su papel al frente de Vogue. La revista pide a gritos un cambio con los paupérrimos números de ventas. En un momento en el que las revistas digitales prometen ser el futuro de la industria este relevo resulta necesario para que una nueva generación vuelva a enamorarse de Vogue, una de las revistas más icónicas del mundo. Para quienes crecimos con la revista como Biblia, esta transición no deja de estar cargada de nostalgia y estaremos pendientes por si se conjuga una lucha de poder parecida a la de ‘Los Juegos del Hambre’.