Durante años, Sarah Jessica Parker ha sido sinónimo de moda, tendencia y elegancia. Desde su inolvidable Carrie Bradshaw, su figura pública ha orbitado alrededor del glamour neoyorquino.
Pero este último año ha dado un giro inesperado y se ha adentrado en el mundo literario de manera seria y exhaustiva, tras aceptar la invitación para formar parte del jurado del Booker Prize. Esta aventura le ha llevado a leer y evaluar 153 novelas, un volumen que habría intimidado incluso a críticos profesionales con décadas de trayectoria.
Desde entonces, vive rodeada de montones de libros, subrayados, notas adhesivas y páginas dobladas. Lee de pie, sentada, recostada, en trayectos y en intervalos de descanso, obligándose a mantener un ritmo que pocos lectores profesionales sostienen.
Ha dejado temporalmente de lado eventos sociales, compromisos familiares y parte de su vida cotidiana. Y todo se reorganiza en torno a ese flujo incesante de historias y voces que reclaman atención total.
Pasar de icono de estilo a figura activa en el mundo literario ha despertado interés y ciertos cuestionamientos. Mientras muchos celebran que un rostro tan conocido acerque el premio a nuevas audiencias, otros observan con escepticismo la entrada de una celebrity en el ámbito de la crítica literaria. Pero nuestra Carrie no se deja intimidar.
Desde hace años impulsa proyectos editoriales a través de su sello SJP Lit, apostando por autoras contemporáneas y ficciones vibrantes. Lee con seriedad, con vocación, con hambre de descubrir y comprender. Y quienes trabajan con ella reconocen que participa en las deliberaciones con la misma intensidad y precisión con que se enfrenta a una escena difícil en un set de rodaje.

La actriz vive este año como un capítulo decisivo en su trayectoria. Cada novela que pasa por sus manos deja una marca; la lectura deja de ser un refugio privado para convertirse en una responsabilidad cultural. Y aunque su figura sigue vinculada a la moda, ese territorio que la llevó al Olimpo mediático, su presencia ahora se extiende también al espacio literario, donde ejerce una influencia inesperada y auténtica.
Y aunque volverá a los rodajes y a los proyectos que la hicieron famosa, lo cierto es que este desafío parece haberla transformado. Ya no se la entiende solo como un icono de estilo, sino como una voz activa dentro del ámbito literario. En su caso, los libros no han sido un paréntesis, sino una puerta que ha decidido no volver a cerrar.

