Veinticinco años después de aparecer por primera vez en nuestras pantallas, Carrie Bradshaw sigue vistiéndose como si cada día fuera una cita con su versión más libre. La diferencia ahora es que ya no busca aprobación. La tercera temporada de And Just Like That arranca con el vestuario como carta de presentación emocional. Carrie no sigue tendencias. Las colecciona, las mezcla, las interpreta.
En el primer capítulo, que ya es oro para estilistas y fans, uno de los primeros looks es tan inesperado como espectacular. Carrie se sienta a escribir una postal a Aidan enfundada en un vestido de tul con aplicaciones florales firmado por Simone Rocha, colección primavera 2024. Lo acompaña con unas sandalias plateadas de Aquazzura. Sí, ella se viste así para estar sola en casa…, y tiene todo el sentido.
Pero el momento viral no tarda: la escena en la que aparece paseando por Washington Square Park con un vestido verde de archivo de Ossie Clark, sandalias de Dr. Scholl’s y un sombrero a cuadros vichy de Maryam Keyhani. Una elección arriesgada, casi infantil, que remite al romanticismo setentero. A las redes les encantó, y no faltaron comparaciones con muñecas vintage. Pero en Carrie, la excentricidad es coherencia.

Más adelante, para una noche en el ballet, vuelve el clasicismo bien mezclado: blusa verde menta vintage de Yves Saint Laurent, falda rosa de Gucci, y el bolso Jackie de la misma firma. Un conjunto que habla de sofisticación pero sin perder ese punto juguetón que siempre ha definido su estilo.
Y es que la nueva Carrie no pretende ser “moderna” en el sentido superficial. Ella está conectada con su archivo, con su memoria textil. Y eso la hace más interesante que nunca. La estilista Molly Rogers -heredera del legado de Patricia Field- ha sabido respetar ese ADN de riesgo, sin caer en la caricatura ni en la nostalgia plana.
Los looks están llenos de textura, referencias y decisiones que no buscan agradar, sino contar algo. Broches-joya, corsés sobre camisetas, pañuelos vintage reinterpretados, joyas antiguas con vaqueros… Todo forma parte de un universo que no necesita validación digital para ser inolvidable.

Esta temporada no nos ofrece una Carrie domesticada, ni una versión “relatable” de sí misma. Vemos a una mujer compleja, con historia, que no necesita justificar su amor por la moda ni suavizarlo para encajar. Y eso, en tiempos de uniformidad estética, se agradece.
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And Just Like That ha encontrado su ritmo, y con él, el armario de Carrie ha recuperado esa mezcla inimitable de fantasía, ironía y elegancia torpe que la convirtió en ícono. No está aquí para gustar a todos. Está aquí para recordarnos lo bien que se siente vestirse sin pedir permiso.