En los últimos dos años, Europa ha experimentado un crecimiento sin precedentes en su industria armamentística. Las fábricas de armas del continente están produciendo a un ritmo tres veces superior al de tiempos de paz, con una expansión industrial que abarca más de siete millones de metros cuadrados. Este rearme masivo, impulsado en gran parte por la invasión rusa de Ucrania, está cambiando el panorama estratégico y económico de la región.
El análisis de datos captados por satélite y realizado por
sobre 150 instalaciones de 37 empresas revela que la reactivación de la defensa europea ya no es solo discurso político. Se traduce en hormigón, acero y nuevos centros de producción.
La respuesta a la guerra de Ucrania
Desde que Rusia invadió Ucrania en 2022, Europa ha visto cómo la demanda de munición, misiles y equipamiento militar se ha disparado. La prioridad es doble: mantener el suministro constante a Kiev y, al mismo tiempo, reponer las reservas de los países miembros. Especialmente, ante la incertidumbre sobre el papel futuro de Estados Unidos en el apoyo militar.
Los satélites Sentinel-1, operados por la Agencia Espacial Europea, han detectado que aproximadamente un tercio de las instalaciones analizadas muestran obras y ampliaciones. Este cambio marca el paso de una producción limitada a una base industrial pensada para un conflicto prolongado.

Los datos muestran que el área afectada por obras en el sector armamentístico en Europa pasó de 790.000 metros cuadrados en 2020-2021 a 2,8 millones en 2024-2025. Entre los proyectos más destacados está la planta de Várpalota, en Hungría, fruto de la alianza entre Rheinmetall y la empresa estatal N7 Holding. Ya en funcionamiento, produce munición de 30 mm para vehículos de combate y se prepara para fabricar proyectiles de artillería de 155 mm y munición para tanques Leopard 2.
La inversión no se limita a una sola región. En Alemania, la sede de MBDA en Schrobenhausen amplía su capacidad para producir misiles portátiles Enforcer y sistemas Patriot. En Noruega, Kongsberg ha inaugurado una nueva fábrica de misiles con una financiación mixta de 62 millones de dólares, mientras que en Reino Unido, BAE Systems ha invertido más de 150 millones de libras en sus instalaciones de munición desde 2022.
El papel del programa ASAP
Una parte clave de esta expansión en Europa ha sido el programa de la UE Ley de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP), con 500 millones de euros destinados a eliminar cuellos de botella en la producción. De las 88 instalaciones financiadas por este plan, 20 muestran una expansión significativa, con nuevas fábricas y carreteras.
Los centros que han recibido estos fondos han crecido más rápido que los que no han contado con financiación, confirmando la efectividad del programa. El comisario de Defensa de la UE, Andrius Kubilius, afirma que la capacidad anual de producción de municiones ha pasado de 300.000 a dos millones desde el inicio de la guerra.
Desafíos y prioridades

A pesar de los avances, Europa enfrenta retos importantes. La producción de motores a reacción en miniatura para misiles de largo alcance sigue siendo un cuello de botella. Según el investigador Fabian Hoffmann, de la Universidad de Oslo, estos misiles son esenciales para disuadir a Rusia, pero su fabricación sigue siendo limitada.
Por ello, la UE estudia un nuevo programa de 1.500 millones de euros que replicaría la lógica del ASAP para otras áreas críticas, como la defensa aérea, la artillería y los drones. La ministra de Exteriores de Letonia, Baiba Brae, insiste en que la industria de defensa debe prepararse para sostener un mayor gasto militar y utilizar de manera eficiente los fondos públicos.