Desde que han entrado en la cárcel, a José Luis Ábalos y a Koldo García les ha dado por recordar algunos detalles de su paso por el Gobierno y por el PSOE. Llenar portadas está muy bien, y lo que cuentan tiene mucho de jugoso y de morboso, pero, si sus declaraciones no van acompañadas de pruebas, no habrá ninguna consecuencia penal para todo aquello que supuestamente denuncian. A no ser que, claro, sea esa su intención, la de recordar que no es conveniente que les llamen locos, puteros y chantajistas porque información tienen, y mucha, y probablemente pruebas también.
Koldo García, que hace unos días, aseguraba en Ok Diario que el suegro de Pedro Sánchez pudo aportar a su campaña de las primarias cien mil euros, ha añadido ahora que los Hidalgo comentaron que habría que compensar a Begoña Gómez con un millón de euros por el buen trato que les había dado la mujer del presidente cuando solicitaron el rescate de Air Europa. Esta operación, realizada en plena pandemia, es una especie de elefante blanco en la habitación. Todo el mundo habla de lo rápido que se resolvió, de las posibles irregularidades que se pudieron cometer, pero nadie aporta pruebas y, en teoría, nadie lo investiga. El juez Peinado lo intentó, pero la Audiencia Provincial de Madrid entendió que, con lo que tenía, no podía hacerlo.
José Luis Ábalos disparó el otro día en la misma dirección y en una entrevista en El Mundo animó a tirar del hilo de este caso porque así se llegaría a Begoña Gómez. Ahora ha sido su hijo Víctor el que ha desvelado en el mismo periódico que Santos Cerdán le ofreció a su padre en nombre de Sánchez un cheque en blanco para que guardara silencio. Pero no se sabe exactamente qué es lo que tenía que callar el exministro que, según su hijo, fue destituido por una cacería orquestada desde el propio PSOE.
De momento, pues, seguimos con la táctica de decir sin decir del todo, de amagar y no dar, de tirar de la manta, pero poquito (hablando de mantas, que le den una a Ábalos que dice que hace frío en Soto del Real). Prueba de ello es que el pasado viernes Koldo García tuvo ocasión de colaborar en la Audiencia Nacional cuando declaró en el caso Mascarillas, pero prefirió guardar silencio.
Y por si hubiera poco misterio, ahora ha sido Cerdán el que ha dicho que dará explicaciones “a su debido tiempo”. Visto lo visto, lo del Oráculo de Delfos era un juego de niños comparado con lo de estas tres personas.
Y el Gobierno mientras tanto, calla, dice que estos casos están ya amortizados (aunque saben que no es así), y demuestra hasta qué punto está dispuesto a “colaborar” con la justicia ascendiendo al coronel jefe de la UCO, para que sea otro menos celoso quizá de su trabajo, me atrevo a decir, quien investigue el caso Koldo. Y a saber cuántos más fontaneros pueden estar trabajando para intentar anular los casos en curso. Muerto el perro, se acabó la rabia, pensarán. Y en eso están, seguro.



