Opinión

Feliz Día de la Demagogia

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Pedro Sánchez se marcó la semana pasada un vídeo con motivo del Día Internacional de la Democracia que es para denunciarlo. Cinco razones para celebrarla, dice. Cinco frases sacadas de un panfleto de primero de Ciencias Políticas, soltadas con ese tono grave de “estadista” que pone cada vez que quiere convencernos de que vivimos en el paraíso, aunque estemos de barro hasta las cejas.

Cada una de esas razones es más falsa que su máster de la Rey Juan Carlos. Porque si algo sabe hacer este Gobierno es apropiarse de las palabras más nobles – libertad, igualdad, progreso, democracia – para usarlas como cortina de humo mientras hace justo lo contrario.

Así que, como buen ejercicio democrático, vamos a aplicar el pensamiento crítico. Aquí están sus cinco razones… y mis cinco respuestas.

1. “En democracia mandas tú: tú eliges con tu voto”

Ajá. Claro. Tú eliges.

No será que no hay cada vez más dudas sobre la legitimidad del proceso electoral: compra de votos en municipios, papeletas que aparecen y desaparecen, o recuentos sospechosos.
Lo que no se ha amañado en las urnas se apaña después: partidos golpistas convertidos en socios respetables, un Parlamento secuestrado por el Ejecutivo y amnistías a quienes intentaron romper nuestro país.

Y todavía mejor: si aun con todas estas estratagemas Pedro no consigue lo que quiere, entra en juego la magia de los pactos. Tú votas al partido A y de repente gobierna una coalición Frankenstein con el partido B, C, D, E, F… y hasta el sindicato de okupas de Lavapiés. Todo perfectamente “democrático”, claro, y todo lo has elegido “tú”.

Sánchez durante la clausura del acto ‘España, vanguardia de la industria verde’
Efe

2. “En democracia domina siempre la paz”

Una frase preciosa… si no la dijera alguien que gobierna con quienes justifican a Hamás, llaman “presos políticos” a etarras y defienden a los que queman contenedores cada vez que algo no les gusta.
Porque claro: si cortas una carretera con tu tractor o te manifiestas en silencio por el derecho a la vida, eres un ultra, un radical peligroso. Pero si revientas cajeros en una huelga “antifascista” o saboteas la Vuelta a España en nombre de Palestina, comprometiendo la seguridad de los deportistas, entonces eres “juventud comprometida con una causa”.

Mientras tanto, Sánchez se declara adalid de la paz en Gaza y convierte ese conflicto en su Irak particular: un escenario lejano que explota políticamente para posar de líder mundial, mientras aquí no garantiza ni la seguridad en las calles.

3. “Las democracias luchan más decididamente por la igualdad que los regímenes autócratas”

Me da la risa. La igualdad se ha convertido en una palabra vacía. En la estrategia perfecta para hacernos creer que estamos todos enfrentados: hombres contra mujeres, jóvenes contra mayores, ricos contra pobres, autonomías contra autonomías. No solo consiguen que no nos veamos como iguales, sino que nos convencen de que somos enemigos.

La igualdad real brilla por su ausencia. Las personas con discapacidad se topan cada día con barreras que les impiden llevar una vida digna. Los mayores viven solos, olvidados, y con pensiones que apenas cubren lo básico. Y las mujeres todavía tenemos que agradecer las leyes feministas absurdas, esas que ponen en la calle a nuestros agresores y hacen que el mundo laboral ponga en duda nuestra valía.

La verdadera igualdad no es selectiva ni ideológica. No es un hashtag ni una pancarta de colores. Es que la ley proteja igual a todos, vivas donde vivas, pienses lo que pienses, votes a quien votes. Pero eso es pedir demasiado.

4. “En democracia importan los derechos de la mayoría social, no los de ‘los de arriba’”

¿De qué mayoría hablas, Pedro? Porque en tu democracia los que tienen derechos blindados son las minorías con altavoz o con escaños clave. Los okupas, que entran en tu casa y encima reciben asesoría gratuita. Los delincuentes multirreincidentes que campan a sus anchas mientras el ciudadano honrado vive con miedo. Los independentistas que con diez votos deciden la política nacional. Los que boicotean actos culturales, sabotean competiciones deportivas o revientan universidades.

Mientras tanto, la mayoría real —los millones de españoles que madrugamos, pagamos impuestos y cumplimos la ley— estamos a dos velas. La mayoría social de verdad hace colas eternas en la sanidad, paga la luz más cara de Europa, tiene a dos hijos en lista de espera en la guardería , ve cómo la justicia se retrasa años y cómo la vivienda se convierte en un lujo imposible.

5. “En democracia puedes salir a la calle, alzar la voz y defender lo que te importa”

Sí, claro… siempre que lo que te importe sea una gilipollez. Puedes salir a exigir simbología inclusiva en los semáforos, protestar por el derecho de las focas a terapia psicológica o montar una acampada por la abolición del plástico de burbujas.

Pero si lo que defiendes es la bandera nacional, la unidad de España, la presunción de inocencia o el Estado de Derecho, entonces cuidado: automáticamente eres un facha, un ultra, un retrógrado y no, no puedes salir a la calle ni alzar la voz.

La paradoja es de traca: puedes gritar por cualquier causa pintoresca mientras no incomode al Gobierno. Pero si reclamas principios básicos de cualquier democracia, resulta que eso no entra en la lista de derechos defendibles.

Con esta joyita de vídeo, Pedro Sánchez nos recuerda, una vez más, que vivimos en una pantomima y que la democracia de verdad, con leyes justas, separación de poderes, respeto institucional y transparencia, ya no existe en nuestro país. Disfruten lo votado.

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