Opinión

Feminista y abusador: Ramón Flecha

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Parece que ha llegado un vendaval a algunos ámbitos dominados por la izquierda feminista que está haciendo caer muchas máscaras. Si no tuviéramos bastante con los escándalos destapados en el PSOE o en Sumar, me enteré de un nuevo caso por un post de mi amigo el psiquiatra Pablo Malo el pasado día 22 en X. Su texto decía: “El mayor investigador de violencia machista de Cataluña, acusado de abusos sexuales”.

Efectivamente, Ramón Flecha, catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Barcelona (UB) y reconocido experto en violencia de género, ha sido objeto de graves acusaciones por parte de exalumnas e investigadoras. En julio de 2025, 14 mujeres presentaron unas denuncias internas ante la UB, alegando coerción sexual y psicológica, maltrato, explotación personal y profesional, en un contexto que podría implicar conductas sectarias dentro del grupo CREA, que él dirigía.

La investigación interna reveló testimonios de abusos sistemáticos, incluyendo relaciones sexuales no consentidas y manipulación emocional, aprovechando la posición de poder de Flecha como académico. La UB, tras un informe preliminar, denunció el caso a la Fiscalía el 22 de diciembre de 2025, suspendiendo al sociólogo y a dos docentes más vinculados al suceso. Medios como La Vanguardia, El País y El Mundo han cubierto extensamente el escándalo, destacando la ironía de que un teórico del feminismo acabe acusado de las mismas violencias y abusos que estudiaba.

La periodista de La Vanguardia Gemma Saura, junto con su colega Carina Farreras, ha liderado la investigación periodística que ha destapado las denuncias contra el catedrático emérito y el grupo CREA. Desde diciembre de 2025 han publicado una serie de reportajes exclusivos en La Vanguardia, basados en testimonios de presuntas víctimas, documentos y análisis del patrón de presuntas extralimitaciones. Entre sus artículos destaca: “Ramón Flecha: treinta años de poder, silencio y presuntos abusos en la UB”. La periodista ha participado en entrevistas y análisis en vídeo explicando los detalles del caso, contribuyendo a que el escándalo haya tenido gran repercusión mediática y haya impulsado la respuesta institucional de la Universidad de Barcelona. Flecha ha negado las imputaciones, alegando una campaña de difamación, pero la UB ha avalado la credibilidad de las víctimas y llevará el caso a la Fiscalía.

Como he apuntado al principio, este caso se enmarca en una ola reciente de escándalos que afectan a figuras de izquierdas en España, autoproclamadas feministas, pero acusadas de abusar de mujeres. Hagamos un pequeño resumen: Íñigo Errejón, cofundador de Podemos y diputado de Sumar, dimitió en octubre de 2024 tras varias denuncias de acoso sexual y agresiones, revelando un patrón de abuso de poder. Juan Carlos Monedero, otro referente de Podemos, se enfrentó a alegaciones similares de acoso en entornos académicos y políticos. José Luis Ábalos, exministro socialista, fue implicado en casos de prostitución y corrupción con tintes de explotación sexual. Mónica Oltra, exvicepresidenta valenciana de Compromís, dimitió en 2022 por encubrir presuntos abusos en menores tutelados, aunque su caso es más indirecto. El caso Tito Berni involucró a diputados del PSOE en fiestas con prostitutas, cuestionando su alardeado compromiso feminista. Estos episodios han erosionado la credibilidad del auto llamado progresismo en temas de género, especialmente alrededor del 8M de 2025, donde las manifestaciones perdieron fuelle por la hipocresía que las mismas mujeres percibían.

Estos incidentes, junto al de Flecha, ilustran una contradicción: líderes que promueven la igualdad de género públicamente, pero explotan sexualmente a las mujeres en privado. Los que desde la derecha son críticos con los excesos de un feminismo sectario y excesivo atribuyen a la izquierda un “feminismo hipócrita”, mientras la izquierda intenta reaccionar ante la evidencia. De lo que no cabe duda es que estos casos han de procurar un debate profundo sobre la necesidad de mecanismos más rigurosos en partidos y universidades para que el abuso de poder encuentre trabas muy disuasivas.

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