Opinión

La Vuelta menos española

La presentación de los equipos de la Vuelta a España femenina.
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Este domingo arranca una nueva edición de la Vuelta a España femenina con una crono por equipos de 16 kilómetros en Valencia. Y lo hace creciendo gracias al empeño de Unipublic/ASO, la empresa que organiza la carrera que este año será de 8 etapas, una más que el año anterior.

Lo primero que verá el público que se acerque a la salida o meta es que el montaje y la parafernalia son idénticos al de la Vuelta masculina. El patrocinador principal es el mismo, (La Vuelta by Carrefour) y otras muchas empresas e instituciones respaldan el crecimiento de una competición que el año pasado vivió un final glorioso con el mano a mano espectacular en la subida a los Lagos de Covadonga entre Annemiek Van Vleuten, ganadora final y Demi Vollering, que volverá a estar en línea de salida este año.

No todo son buenas noticias. Los datos de crecimiento de la carrera contrastan con la presencia de ciclistas españolas en la competición. De 30 que participaron el año pasado a 8 corredoras nacionales que tomarán la salida el domingo entre 147 inscritas.

¿Cuáles son las razones que explican tal descalabro nacional?

Este año corren la Vuelta 21 equipos, 13 son UCI WT,( la máxima categoría) y 8 Continentales (segunda categoría).Movistar es el único equipo español WT y lleva a dos españolas, Sara Martín y Sheyla Gutiérrez. Entre los 8 Continentales solo 2 son españoles, Laboral Kutxa y Eneicat-CM Team . Del primero se cayó a última hora Ane Santesteban por problemas de salud, así que Lourdes Oyarbide e Idoia Eraso se suman a las dos Movistar. Claudia San Justo y Ariadna Gilabert serán las dos españolas del Eneicat. Mavi Garcia y Mireia Benito, las dos últimas campeonas de España en ruta que corren en LIV ALuLa Jayco y AG Insurance – Soudal Team respectivamente, cierran la escuálida participación nacional en la Vuelta.

Eso sí, las 8 corredoras españolas son profesionales, tienen un contrato, cobran un salario, (al menos el SMI) y están dadas de alta en la Seguridad Social.El año pasado ni la mitad de las 30 podía decir lo mismo. ¿Avance o retroceso?

Los nuevos criterios que deben cumplir los equipos Continentales que la RFEC marcó para la temporada 2024 han arrasado con la categoría. Bizkaia Durango y Sopela, las dos estructuras vascas que durante dos décadas fueron el vivero y la referencia ciclista femenina en España, no han podido sobrevivir al no soportar la exigencia económica que supone cumplir los criterios exigidos. Para entender la importancia de su labor, basta decir que 14 de las 30 ciclistas españolas UCI se formaron en sus filas.

No solo eso. Massi Tactic, CC Meruelo o Farto, tres Continentales hasta este año, han retrocedido de categoría por no poder pagar los salarios exigidos, dar de alta a las ciclistas o contratar la infraestructura y staff que se les exige. Mantenerse significaba triplicar el presupuesto para pasar el corte. De vivir con un presupuesto medio de 150000 euros a tener que triplicarlo y desaparecer o retroceder. O sacarse licencia en Panamá, como el Soltec.

Esa medida ha reducido drásticamente las posibilidades de las jóvenes ciclistas nacionales de encontrar equipo, al reducirse la cantera a mínimos. Pero fue aprobada por consenso entre organizadores, equipos y ciclistas miembros de la RFEC. Quizás se podía haber aplicado de forma más gradual para evitar la sangría, pero la intención UCI de profesionalizar y controlar la futura PRO TOUR, segunda categoría que llegará en 2025, no dejaba margen de tiempo para la profesionalización de la Continental.

Unipublic invitó el año pasado a 8 equipos españoles de la segunda categoría. Este año solo ha podido invitar a los dos supervivientes, los mencionados Laboral Kutxa y Eneicat, una cuarta parte de los Continentales participantes.

Si caemos en la tentación de comparar los premios entre hombres y mujeres aquí la brecha es inevitable. El ganador de la Vuelta 2023 se llevó 150000 euros frente a los 35000 que se llevará la ganadora este año. Por etapa ganada 11000 frente a 1300. Hay una pared vertical que escalar, pero mejor con arnés. Sin él hay riesgo de descalabro.

La Vuelta de este año representa la bipolaridad que vive el ciclismo femenino español. Por un lado la organización y patrocinadores se desviven por mejorar la carrera y elevar su nivel deportivo, y por otro la escasez de referentes españolas puede restar atractivo para el gran público. Profesionalizar el deporte femenino y avanzar hacia la igualdad en cualquier ámbito es necesario, pero cuando los pasos que se dan son demasiado grandes, con decisiones drásticas que no son económicamente sostenibles, corres el riesgo de dejarte el vivero hecho trizas.

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