Opinión

Puestos a fardar…

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Resulta que, en realidad, tenía un Renault Clio, vehículo muy digno y arquetipo de cierto perfil muchachil de clase media aspiracional de los primeros 2000. ¿Aspiracional a qué? Pues a lo que todos en aquella época, sobre todo los jóvenes cachorros de las por entonces pujantes universidades privadas: a una hipoteca. Y si puede ser del 115%, mejor, porque así, de paso, te compras el Golf. No flipes con el Infiniti. En honor a la verdad, hay que decir que un político del PP costero sí tuvo uno, que “le salvó la vida” y le hundió la carrera política. Pero eso es harina de otro costa-l.

En estas andábamos los de mi generación, bastante pringados por lo visto, con la hipoteca aún sin pagar, sin saber que lo realmente importante, los que nos daba brilli-brilli de verdad no eran ni los coches, ni los pisos de tres habitaciones en urbas con piscina y pádel. Eran nuestros títulos universitarios.

Noelia Nuñez, un importante miembro del Partido Popular y que ha sido hasta ahora vicesecretaria de Movilización y Reto Digital (“me lo repita”), ha dicho a todo el que quería oírle que tenía la licenciatura o Grado en tres carreras universitarias. Más bien lo ha escrito a fuego y piedra sobre la tabla del Congreso de los Diputados. Tres carreras, tres. A las cinco de la tarde. Luego, claro, los umlalumpas de Óscar Puente la han pillado y ha tenido que postear en X que era broma, o sea, una equivocación. ¿Una equivocación? ¿Al transcribir? O sea, tía, rellenando la hojita para que te dejen entrar en el Parlamento de España en zapatillas, en la casilla que reza “Títulos Universitarios”, la ouija de tu teclado se ha vuelto loca y ha sufrido una afasia temporal.

Luego resulta que este desliz nimio también era trola. Que no era un error, vamos, que lo suyo es un estar en el mundo de trilicenciado, pequeña Nicolasa del Decanato. En una sonrojante –por la vergüenza ajena- entrevista con el “periodista, presentador, experto en liderazgo político y empresarial” -mejor dejarlo todo por escrito- Euprepio Padula, éste repasa sus hitos académicos y el hombre, todo corazón, le añade, “eres profesora de ciencias políticas”, sumándolo a sus tres titulaciones superiores, a lo que ella enseguida le corrige “profesora no soy, ¿eh?” y se queda tan ancha. Inmediatamente, pasa a embrollar su discurso (en eso, mira, ha estudiado en la “universidad de la vida”, de la vida de los políticos, se entiende), chuleándose de su dominio de los idiomas sin venir a cuento.

Para terminar, lo remata, a lo Isabel de Madrid, con un “es que me gusta estudiar”, que es el “me gusta la fruta” de los Millenials. Mi querido astro- oráculo me dice que no me haga mala sangre, que los hay peores, “pero están en el banquillo esperando a salir”. Me informan los Blade Runner que Berlanga ha resucitado y se ha encerrado a escribir un guion. 

“Decidí estudiar Derecho en la UCM, trasladé el expediente a la UNED y luego empecé el Grado en Estudios Ingleses en la UNED. En 2019, cambié el Grado de Derecho por un Grado Combinado de Derecho y Ciencias Jurídicas de las Administraciones Públicas en la UNED”, ha aclarado, dando más vueltas “que un perro ‘pa echarse”, como dicen en La Mancha. También aparecía escrito en el portal de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) que era licenciada en Derecho por la Universidad Central de Missouri (!). Esto, sí, parece totalmente un gag de Faemino y Cansado.

Es verdad, que, en su descargo y en un ataque de sinceridad anti sectario que le honra, ha asegurado, dando por hecho de una manera muy orgánica que su jefe nunca ocupará la Moncloa, que “pretendo retomarlos (los estudios”). No pretenderás, querido votante/contribuyente, que retome sus estudios –tres carreras te recuerdo, y ninguna es Periodismo- siendo ministra de, por ejemplo, Cultura. O de Universidades, mejor. Por la mañana en clase, prácticas, mercadillo de apuntes, exámenes (sin copiar, ella no es de esas) y por la tarde legislando para cargarse al rector. Sería demasiado trabajo para una sola persona. Incluso para una política. Además, ahora que ha dimitido (le han dimitido probablemente) y si se da prisa, podrá tener un tiempo de oro para convertirse en la primera persona menor de cuarenta años con un triple Grado de España. Si las tertulias y las puertas giratorias se lo permiten, claro.

P.D. Gaudeamus igitur / Juvenes dum sumus / Post jucundam juventutem / Post molestam senectutem / Nos habebit humus”. Hala, ahora a aprendértela. Por triplicado.