Cuando escuché “son las 5:00…”, mi mente me llevó al año 2002, cuando el grupo Aventura lanzó su hit Obsesión. “Son las 5:00 de la mañana / y no he dormido nada…”.
Luego desperté, y me di cuenta de que no se trataba de un recuerdo musical, sino de unas declaraciones del presidente del gobierno de España para cerrar una ronda de preguntas durante la rueda de prensa.
La realidad es que el título de aquella canción bien podría aplicarse a la política española, porque de obsesiones vamos servidos.
Volvemos a vivir un episodio de corrupción política enquistada en uno de los grandes partidos españoles. Pagos de favores, supuestas comisiones, enchufes en las administración, pisos y propiedades pagados presuntamente con dinero del que no se sabe su procedencia y, por supuesto, actrices porno y prostitución.
Se cae la bandera del feminismo de cartón, falaz y rancio, que vemos en esos dirigentes que pretenden decirnos a las mujeres cómo pensar, y más tarde se van de “señoritas” y las enchufan en puestos de la administración.
El machismo que ha penetrado en las estructuras de dirección del PSOE, que a la que rascas un poco chorrea, ahora pretende tapar el escándalo intentando aprobar una ley para prohibir la prostitución.
A ver si ahora resulta que nuestros diputados deben pasar por un polígrafo antes de este tipo de votaciones en el Congreso, al menos para saber antes si son habituales clientes de los servicios de la prostitución. Porque puestos a decir la verdad, ya nadie entiende nada, y la doble moral es un mal que corroe los pasillos de la sede socialista de Ferraz, según lo que nos dejan ver las últimas informaciones.
En la Sesión de Control al Gobierno de esta semana, el diputado Gabriel Rufián reclamaba que “la izquierda no se podía permitir ser corrupta”, y que no le hicieran elegir “entre los corruptos cutres (del PSOE) y los corruptos premium (del PP)”. La verdad es que la frase estaría bien tirada, si llegara acompañada de una ruptura de relaciones con el partido que se ahoga en sus propios escándalos.
La hemeroteca es cruel, y con el Presidente de Gobierno se está cebando. Ante los casos de corrupción del Partido Popular, hace siete años, Pedro Sánchez manifestaba que “era imposible que el presidente (Rajoy) no supiese lo que hacía su tesorero”. Hoy, tras una rueda de prensa con exceso de “contouring”, los españoles tenemos que creernos que el “número 1” no sabía nada de lo que hacían sus dos últimos secretarios de organización.
Cuando la corrupción es del otro, eres implacable; pero si afecta a los tuyos hay que ser comprensivo, prudente, e intentar controlar el relato.
La hemeroteca también nos recuerda declaraciones de sentido común de exdirigentes políticos, como Julio Anguita, que recomendaba a sus seguidores no cegarse por la ideología: “Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen (…) Votad al honrado. Al ladrón no lo votéis, aunque tenga la hoz y el martillo”.
La pregunta, ahora, es: ¿quién es el honrado?
Según Sánchez, el foco corrupto “está localizado” y es cosa “de tres personas”, no de todo su partido. Aunque cualquiera pueda intuir, por lo que conocemos cada día, que estamos solo ante la punta del iceberg.
Lo que cada día es más evidente es que la corrupción es una losa que pesa, y que cuando empieza a aflorar suele llevarse todo por delante. Una losa que parece dejar al Presidente sin credibilidad, sin liderazgo… y sin comer.