El experto

¿Debe presentar su dimisión hoy el presidente?

El politólogo no ve motivos políticos y considera que si lo hace será una cuestión estrictamente personal

El Congreso de los Diputado fue escenario este domingo de un acto de apoyo a Pedro Sánchez

El Congreso de los Diputado fue escenario este domingo de un acto de apoyo a Pedro Sánchez Efe

La carta a la cudadanía que ha escrito Pedro Sánchez es un instrumento muy excepcional. Normalmente la meditación sobre una dimisión, sea por cuestiones políticas o personales, se suele hacer en privado, sin poner unos plazos determinados ante la opinión pública. Por lo tanto, es una fórmula muy excepcional y que genera una conmoción doble, una conmoción inicial de desconcierto y una conmoción si acaba dimitiendo por el propio hecho de que el presidente dimita.

No tengo claro cuál va a ser la respuesta hoy. A ver, dentro de los motivos clásicos para que un presidente dimita por términos políticos no caben. Es decir, si acaba dimitiendo sería poco usual dentro del manual de dimisiones que tenemos que suelen ser por rendición de cuentas ante un escándalo de corrupción que acosa al gobierno o al primer ministro o por un golpe de estado interno en el partido. Puede ser también por un avanzo electoral táctico, o puede ser por una renovación avanzada, anticipada de liderazgos. También por una pérdida de la confianza de la mayoría del parlamento.

Ninguna de estas se da, al menos en los últimos días. Es decir, algunas como la mayoría parlamentaria exigua, sí que está, pero no es algo nuevo, es algo que podía haberlo meditado ya hace tiempo cuando perdió, no pudo aprobar los presupuestos.

Por lo tanto, en fin, si dimite yo creo que sería por una cuestión estrictamente personal. Una cuestión de que la presión que ha tenido con el acoso que está recibiendo mediático y político con su mujer pues le haya minado y le haya hecho que no compense.

Viendo las motivaciones clásicas de dimisiones de los presidentes en términos políticos creo que no encajan. Yo creo que encajan más en una cuestión personal de hartazgo ante esta campaña. Por lo tanto, yo creo que en la política española hemos entrado en una deslegitimación del adversario político y la sensación de que hay que derribarlo a toda costa. Y eso lo hemos visto en muchos líderes políticos y como eso influye en las familias. Al fin y al cabo, el origen de lo que estamos viendo es la polarización y la negación del adversario, de la legitimidad del adversario para estar en política. Eso provoca que haya un acoso y derribo al adversario.

Por tanto, no hay motivos objetivos para que deba dimitir. Al menos, ahora. Quizás después de las catalanas si pierde la mayoría parlamentaria, ahí sí. Pero ahora mismo no hay datos objetivos para que deba dimitir por los motivos enumerados que no caben en la dimisión que está planteando. Otra cosa es que quiera dimitir, que no quiera estar más al frente del Gobierno porque crea que la situación ya es insostenible en términos personales.

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