La batalla entre PP y Vox tiene su punto álgido en Extremadura. Dos partidos, del bloque de derecha, en plena competición electoral. Con uno de sus protagonistas, incluso, hablando de sustituir a la candidata del otro partido si no cede para alcanzar un acuerdo de gobernabilidad tras las elecciones del próximo 21 de diciembre. Es Santiago Abascal. Algo que ha enfadado mucho a Alberto Núñez Feijóo que se planta ante el órdago.
Y es que Alberto Núñez Feijóo no está dispuesto a pasar por el “aro” de Santiago Abascal. Una referencia que usó este para asegurar que María Guardiola, si quería volver a ser presidenta iba a tener que hacerlo. Algo que el líder del PP ve una reacción “excesiva”. Así lo dejo claro este sábado en los corrillos con periodistas durante el día de la Constitución. No cederá y no sustituirá a María Guardiola, actual presidenta de la Junta de Extremadura y candidata a la reelección, en el caso de que tras las urnas no haya consenso con Vox para formar gobierno. “No se puede cambiar a alguien que ha ganado las elecciones”, explicaba el presidente del PP, visiblemente molesto. “No vamos a cambiar a la candidata, yo no tengo empleados, tengo líderes”, zanjaba Feijóo.

En el PP, ya con la campaña extremeña empezada, ven a Vox instalado en el bloqueo al PP, como, de fondo, Génova ve a Abascal contra Feijóo. De hecho, el presidente del PP fue muy claro al señalar que Vox está por “bloquear” en Extremadura. “No te puedes presentar a las elecciones para seguir bloqueando” porque, a su juicio, “pierdes legitimidad”. El líder del PP recuerda así que ya, por el bloqueo de Vox, Guardiola se vio obligada a convocar elecciones en la comunidad. Ven en la oposición a Abascal “jugando a cosas peligrosas”. De fondo, en el PP ya se empieza a barruntar la idea de que si Vox no suaviza sus posiciones, no hay que tener miedo a forzar un adelanto electoral. Algo que, de momento, Feijóo frena.
Sumar más que el PSOE
Así, de nuevo, el PP vuelve a escenificar alejamiento total con Vox, después de que Valencia fuese el “oasis” de los pactos entre ambos, al permitir los de Abascal, sin grandes cesiones, la investidura de Juanfran Pérez Llorca como sucesor a Carlos Mazón.
El objetivo de los populares es quedar por delante del PSOE en una tierra tradicionalmente socialista. “Sería un hito”, aseguró. Algo que, con encuestas en la mano, los populares ven posible. Y es que, el barómetro del CIS sitúa en claro retroceso al PSOE, que pasaría de los 28 a los 19-22 escaños el 21 de diciembre. El PP obtendría entre 29 y 30 escaños y Vox un máximo de diez. Los populares sacan pecho de que “sumarían más que la izquierda”.

El PP anticipa una rebelión extremeña contra Sánchez
Con el candidato Miguel Gallardo procesado, que deberá sentarse en el banquillo en mayo o junio en el juicio contra el hermano del presidente, David Sánchez, en el PSOE reconocen que tienen el viento en contra. Sánchez intenta darle la vuelta a la situación multiplicando su presencia, con un acto por semana durante la campaña (cuatro, contando con los dos de precampaña). “Nos sientan bien las campañas y vamos a salir en ganar”, presumió el presidente del Gobierno en conversación informal con los periodistas. Pese a la caída socialista, y al auge que todos los sondeos atribuyen a la opción de la izquierda alternativa, Unidas por Extremadura, Sánchez se aferra al “fuerte arraigo” que tiene el PSOE en Extremadura. Hasta 2011 fue un feudo histórico de los socialistas, pero al Gobierno de José Antonio Monago (2011-2015) le precedió el de María Guardiola (2023-hoy), que igualó en escaños a un Gallardo que gozaba de un mejor momento político.
Con este contexto, los populares anticipan una “rebelión” de alcalde socialistas contra Sánchez, si los pronósticos electorales se cumplen la noche del 21 de diciembre. “Hay muchos alcaldes que están cabreados y que “hablarán” tras las elecciones extremeñas, aseguran en el PP. Algo que, coincide con la opinión que guardan del líder socialista extremeño en el propio PSOE. Un dirigente territorial, en conversación con este diario, asegura que el candidato “no convence nada a la ciudadanía”. De hecho, se lamenta que desde Ferraz no se haya buscado una “opción sólida que motive el voto de la izquierda”, lo que se traduce en un “desastre para el futuro de Extremadura”.



