Crisis socialista

Felipe González y Pedro Sánchez: la historia de una ruptura que parte en dos al PSOE

La ruptura entre Felipe González y Pedro Sánchez agrava la crisis en el PSOE, con acusaciones cruzadas, tensiones y un partido dividido

Felipe González y Pedro Sánchez - Política
Un montaje con fotografías de Felipe González y Pedro Sánchez, y el logo del PSOE detrás
Artículo14

El aval del Tribunal Constitucional a la ley de amnistía ha cristalizado una fractura que llevaba años gestándose en el seno del Partido Socialista. La confrontación entre Felipe González y Pedro Sánchez, antaño figuras de una misma familia política, ha pasado del plano de las diferencias discretas al terreno de la ruptura pública y profunda, con consecuencias que ya se dejan sentir en la estructura interna del PSOE.

La sentencia que rompió el último hilo entre Felipe González y Pedro Sánchez

El detonante ha sido la resolución del Tribunal Constitucional que valida la ley de amnistía pactada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez con Junts, necesaria para revalidar la investidura. Para Felipe González y Pedro Sánchez, esta sentencia no solo refleja una interpretación jurídica distinta, sino una visión antagónica de lo que debe ser el Estado de derecho y el socialismo democrático.

González, en declaraciones a Onda Cero, calificó ayer la norma de “autoamnistía” y “corrupción política en el peor sentido de la palabra”. Lamentó que su partido haya traspasado todas las líneas rojas institucionales. En su intervención no faltaron reproches personales hacia Santos Cerdán —negociador del acuerdo— ni advertencias sobre el papel determinante de figuras como Puigdemont o EH Bildu en el actual Gobierno de coalición.

Las palabras de Felipe González han marcado un punto de no retorno. “No volveré a votar al PSOE mientras lo dirijan quienes han aprobado esta vergüenza”, afirmó. Con esta frase, González rompía no solo con Pedro Sánchez, sino con casi cinco décadas de militancia y lealtad al partido que él mismo refundó en Suresnes en 1974.

La reacción no se hizo esperar. Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, lanzó un dardo directo al corazón del expresidente: “Cuando no quieres que tu líder gane, tienes que plantearte qué haces en ese partido”. En otras palabras: Felipe González ya no es bienvenido en la casa que ayudó a construir.

El enfrentamiento entre Felipe González y Pedro Sánchez ha dejado de ser una cuestión privada para convertirse en una disputa generacional e ideológica que divide al PSOE en dos bloques. Por un lado, el viejo socialismo, que reclama respeto a la institucionalidad y al pacto constitucional. Y, por el otro, el nuevo liderazgo sanchista, centrado en la resistencia política, la aritmética parlamentaria y la gobernabilidad basada en alianzas transversales.

El desgarro interno del partido

Las declaraciones de González han sido secundadas por otros referentes históricos del PSOE. Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, calificó de “bochornosa” la sentencia del Constitucional, acusando al tribunal de replicar “los mismos argumentos que Puigdemont”. Para Page, se trata de un paso más en la degradación institucional del país y una claudicación ética sin precedentes.

Javier Lambán, expresidente de Aragón, fue aún más duro: “Siento vergüenza e indignación ante esta infamia”, declaró, al tiempo que señalaba que hasta hace muy poco el propio Sánchez y sus ministros defendían que la amnistía era inconstitucional.

Las declaraciones de estos dirigentes evidencian que la ruptura entre Felipe González y Pedro Sánchez no es un hecho aislado. Es la manifestación visible de un cisma más profundo que recorre al PSOE. Un cisma que enfrenta a quienes creen que el partido debe regresar a sus raíces constitucionalistas con quienes justifican los acuerdos políticos como instrumentos de supervivencia.