Ferraz busca interlocutor con Junts y mantiene a Zapatero en la recámara

El Comité Federal del 5 de julio deberá designar a un nuevo secretario de Organización y no necesariamente herederá también la interlocución con Carles Puigdemont

“El único que lo sabe es Pedro”. La frase que los ministros repiten desde hace siete años cuando se les cuestiona por posibles crisis de Gobierno les sirve, en este caso, para responder también a la pregunta de quién heredará el primero de los dos roles del defenestrado Santos Cerdán.

El Comité Federal del 5 de julio servirá para designar a un nuevo secretario de Organización, así como para ejecutar otros cambios en la Ejecutiva, como afirman fuentes de la dirección socialista. Sin embargo, no está tan claro que sea la fecha escogida por el secretario general para elegir también al futuro interlocutor con Junts per Catalunya.

Sánchez dejó en manos del exnúmero tres del PSOE la tarea adicional de representarle ante Carles Puigdemont. El también exdiputado por Navarra, hoy investigado en el caso Koldo, fue quien viajó a las dependencias del Parlamento Europeo en Bruselas para reunirse con el líder de Junts cuando todavía era eurodiputado, a finales de 2023. Permaneció en Bélgica varios días, contribuyendo a tejer el acuerdo de investidura de Sánchez.

Desde entonces se ha visto obligado a viajar a Suiza en varias ocasiones para reunirse con los independentistas catalanes, bajo la supervisión de un verificador internacional. Consciente de la polvareda externa y la marejada interna que generarían estas conversaciones, el PSOE se curó en salud y pidió permiso a la militancia para negociar con los neoconvergentes, aunque fue Cerdán quien asumió en primera persona el desgaste.

En Junts solían lamentar que los acuerdos rubricados fuera de España (sobre la oficialidad del catalán en la UE, la amnistía o la cesión de competencias en materia de inmigración a la Generalitat catalana), a menudo se atascaban al llegar a Madrid. Cerdán era quien vehiculizaba sus exigencias, aunque en paralelo hubiera llamadas desde el Gobierno.

Fue él quien posó con Puigdemont antes de la investidura, una imagen tóxica para los socialistas. “[Sánchez] Puso a Santos porque no iba a llegar a nada más en el Gobierno”, afirman fuentes del PSOE, que retratan al exnúmero tres como un “mamporrero”.

Le eligieron, insisten, para no quemar a otro dirigente al que se le pudiera “echar en cara” que había cruzado las fronteras para sentarse con un prófugo de la Justicia. Para que otra figura con más proyección no se viera acorralada por la foto con Puigdemont. “Un miembro del Gobierno no iba a estar en esto”, confirma un ministro.

También era, hasta hace dos semanas, uno de los pocos hombres que gozaban de la máxima confianza del presidente. Hoy sus dos carteras están vacantes y en principio no está claro que se vayan a transmitir conjuntamente. La previsión es que se abran “otras vías”, apuntan fuentes de la dirección. “No tiene por qué” ocurrir que una única persona asuma ambos encargos, apostillan.

“Se negocia con todos, a nivel PSOE y Gobierno”

Pese al mutismo de Sánchez, el grueso de las voces socialistas consultadas coinciden en algunas previsiones. Asumen que, quien herede el difícil rol de negociar con Junts, no será parte del Ejecutivo, precisamente por los mismos argumentos por los que en su día Sánchez optó por Cerdán. Como número tres del PSOE, su acceso al presidente del Gobierno era total, pero en Moncloa se escudaban en que no tenía asiento en el Consejo de Ministros para intentar distanciarse y contener el daño.

Además, en el PSOE distinguen entre las negociaciones en Madrid y las que puedan seguir teniendo lugar al otro lado de las fronteras, y mayoritariamente dan por hecho que un ministro tiene más difícil desempeñar este segundo rol. El Tribunal Constitucional ya ha avalado la ley de amnistía, tal y como el Ejecutivo tenía previsto; esto contribuye a normalizar el diálogo con Puigdemont, pero no basta para garantizar su pronto retorno desde Bélgica.

En este escenario, también hay dirigentes que recuerdan que los integrantes del Gobierno ya “han negociado hasta ahora” con Junts. “Se negocia con todos, a nivel PSOE y a nivel Gobierno, y hemos sacado adelante 36 leyes”, presumen desde la cúpula.

Puntualizan además que, aunque ha celebrado múltiples reuniones -de cuyo contenido apenas han informado-, hasta la fecha sólo hay una fotografía oficial entre un emisario del PSOE y el expresident. Que Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, viajara en septiembre de 2023 para retratarse con Puigdemont en el Europarlamento les irritó. No querían una foto del prófugo con una representante del Gobierno.

De hecho, tampoco existe imagen alguna de los dirigentes de Junts con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que ha jugado un rol destacadísimo para construir, reparar y hasta salvar las relaciones con los independentistas catalanes en estos dos años de legislatura. Fuentes socialistas reconocen que la intervención de Zapatero, a finales de 2024, sirvió para apaciguar una de las grandes crisis con Junts. Para convencer a los independentistas de que no rompieran la baraja.

El expresidente es un activo de primer nivel para Sánchez, que recurrió a él en la última campaña electoral. Vuelve a hacerlo en momentos tan críticos como el que vive desde la ruptura con Cerdán, cuando afloró la presunta vinculación de su exnúmero tres con la corrupción.

El lunes, en un acto por los 20 años del matrimonio igualitario que impulsó su Gobierno, Zapatero ya arropó al jefe del Ejecutivo. Frente a un Felipe González que reconoce que no votará al PSOE en las próximas elecciones “si se consolida la ley de amnistía”, el otro presidente socialista sí es un icono para los partidarios de Sánchez.

No más “señoros” con “barrigón” y “puteros” en la Secretaría de Organización

De momento en el partido no quieren dar muchas pistas de los atributos que debería tener el próximo interlocutor de Junts. “Los proyectos y acuerdos no son de la persona, son de la organización”, abundan, rebajando la importancia del dirigente que administre esta responsabilidad. “Hay personas muy capaces en el PSOE para seguir esa tarea”, apostillan fuentes del grupo parlamentario.

Sí son más claros cuando se les pregunta por los requisitos que deberá reunir quien ostente la secretaría de Organización. Hay cierto consenso en que es probable que Sánchez opte por una mujer, aunque tampoco se descarta que elija a un hombre alejado de todos los significantes asociados a los protagonistas de la trama Koldo. Especialmente el recurso a mujeres en contextos de prostitución, algo que ha indignado profundamente a un partido que se dice abolicionista.

Un cargo público critica que no se ha puesto el foco en el perfil común de quienes “acostumbran a protagonizar corruptelas” como la que ha puesto patas arriba al Partido Socialista: “Señoros de cierta edad, con barrigón y puteros”, critica. Otros afirman que debería tratarse de una persona de la confianza de Sánchez o de alguien muy cercano, como el propio Zapatero o el president de la Generalitat, Salvador Illa.

Después de que los dos últimos secretarios de Organización se hayan visto salpicados por la corrupción, asumen que no tienen margen alguno para los experimentos. Tiene que ser un perfil seguro, que pueda aguantar los dos años que -en principio- restan de legislatura.

“Debe conocer los territorios, ser honesto y tener trayectoria en los espacios de la organización”, abundan. Alguien que goce de “autoridad”, pero también que esté disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, para el que probablemente sea el rol más ingrato de la política orgánica.

En un contexto de extrema debilidad, y a menos de dos años de las elecciones autonómicas y municipales, su rol es decisivo. Como lo será el de quien siga negociando los 7 imprescindibles votos de Junts, norma a norma, día a día.