Pedro Sánchez lleva siete años forjándose fama de crecerse ante las crisis, pero la generada por la supuesta corrupción de Santos Cerdán es la más difícil que le ha tocado gestionar en sus siete años como presidente del Gobierno.
Es compleja porque ha estallado directamente en el corazón de Ferraz, el núcleo de poder socialista; porque el goteo de informaciones sobre el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil está siendo devastador. Y aún hay más preocupación por lo que pueda seguir saliendo.
No hay extremidades que amputar, porque el origen está en su epicentro. Por mucho que intenten cauterizar la herida en el partido, y obviar que la presunta corrupción habría sido imposible sin acceso a los resortes del Ejecutivo.
Los audios que involucran al exnúmero tres del PSOE en el supuesto reparto de mordidas por adjudicaciones de obra pública, las conversaciones entre Koldo García y Víctor de Aldama en las que se repartían mujeres prostituidas, los chivatazos sobre las investigaciones de la Guardia Civil… La UCO ha elaborado un informe absolutamente radiactivo para el Partido Socialista. La sombra de la sospecha de la financiación ilegal es la gota que puede desbordar el vaso. “El daño es muy profundo, muy severo”, admite un parlamentario.
Dirigentes y cargos públicos socialistas mantienen que todavía tienen opciones para recuperar parte del crédito perdido, pero asumen que todo depende de las próximas revelaciones. Una cosa es aplaudir la celeridad de Pedro Sánchez al forzar la salida del exsecretario de Organización, y otra reconocer que lo que ha trascendido desde el jueves puede ser únicamente la punta del iceberg.
Si alguno de los investigados, como Koldo o el propio José Luis Ábalos, deciden tirar de la manta a cambio de pactar reducciones de sus previsibles condenas, el escenario puede volverse aún más complejo.
Por otro lado, más allá de la peculiar reacción inicial de Yolanda Díaz, o de algunos virajes en los mensajes por parte de Sumar, fuentes del socio minoritario en el Gobierno creen que aún es posible enderezar el rumbo. Pero “sólo”, precisan, “si no se han financiado con ello”. En este caso creen que no habrá “adelanto electoral”, pero si se investiga en esta línea puede abrirse una nueva pantalla.
El jueves, tras la comparecencia del presidente, hubo dirigentes que recobraron parte de la moral perdida. En muchos casos se trató de un espejismo, y las portadas de todos los medios, los temas de conversación en radios y televisiones el viernes, les forzaron a aterrizar.
La moral es de derrota. Distintos interlocutores han visto afectado al presidente del Gobierno. Más que en otras ocasiones. En el partido siguen en shock. Hay sorpresa, ira y temor. No sólo por lo que aún pueda estar pendiente de publicación, sino porque no conocen el alcance de la honda expansiva de la corrupción que les ha dejado en KO técnico.
La sombra de la sospecha se extiende: “Decidía la mayoría de contrataciones”
Cuando aún no han superado el shock inicial, el grueso de fuentes consultadas mantienen su total confianza en que el presidente no podía ni imaginar que Cerdán estuviera involucrado en una supuesta trama corrupta. La palabra de Sánchez no está hoy en duda, pero sí empiezan a estarlo las actuaciones del extodopoderoso secretario de Organización.
“Era la persona que decidía la inmensa mayoría de los nombramientos y contrataciones”, recuerda un cargo público. Cerdán ejercía un dominio absoluto en el partido. Ocupaba el puesto “más delicado”, y ha “controlado todo” desde hace años. Oficialmente, desde que relevó a José Luis Ábalos en julio de 2021.
Más allá de la auditoría externa de las cuentas del partido que ya ha anunciado el presidente, hay voces de la formación que reclaman nuevos pasos. “Los partidos políticos no tenemos ni debemos tener departamentos que investiguen a la gente. En principio, la confianza lo marca todo”, rebate un dirigente territorial.
Los socios piden más medidas y arrastrarán a Sánchez al Congreso
Los socios de investidura aprietan, y ya reclaman explicaciones a Sánchez en el Congreso. Podemos afirma que el Gobierno “está en la UCI”, y ERC y BNG ya han registrado peticiones de comparecencia del presidente ante el pleno. A todas luces PP y Vox avalarán esta línea de actuación, por lo que tendrá que acudir a la Cámara Baja. Ya pensaba hacerlo al arranque de julio por el caso de Leire Díez, y para dar cuenta del desarrollo del Consejo Europeo y de la cumbre de la OTAN de finales de junio.
En su partido destacan la rapidez del presidente a la hora de comparecer el jueves, tras el estallido de la crisis de Cerdán. Y dan por hecho que no tendrá problemas en acudir a la Cámara.
Más difícil es que aclare qué medidas adicionales planteará para recuperar parte de la confianza perdida. ERC ya ha solicitado una auditoría de los contratos del Ministerio de Transportes, epicentro de la trama. Junts ha exigido una reunión con el presidente, y este sábado reúne a su Consejo Nacional. La tensión va en aumento.
El alcalde de Mérida pide un congreso extraordinario
Ha sido una semana negra para el jefe del Ejecutivo. Al procesamiento del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se unieron las críticas del expresidente Felipe González o del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que abogaron por convocar elecciones anticipadas previas a las elecciones municipales y autonómicas.
La crisis de Cerdán llevó a algunos dirigentes a reclamar medidas más drásticas. El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, ha pedido un congreso federal extraordinario, si bien es el único que se ha atrevido a hacerlo públicamente.
La decisión de Sánchez es reorganizar la Comisión Ejecutiva Federal de la formación, en el Comité Federal del próximo 5 de julio, en Sevilla. Hasta entonces, la intención es taponar las múltiples vías de agua. Aunque sigan apareciendo nuevos agujeros en el casco.