REPORTAJE

La “minoría” femenina y taurina clama contra el ministro Urtasun

La torera Rocío Romero, la rejoneadora Lea Vicens y la profesora universitaria de Derecho y escritora taurina Beatriz Badorrey muestran su opinión sobre la supresión de la entrega del Premio Nacional de Tauromaquia

El sector taurino se levante contra la decisión del ministro de Cultura de quitar el Premio Nacional de Tauromaquia. kiloycuarto

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, levantó este viernes a más de uno de su silla. “Los españoles no entienden que se premie la tortura animal con dinero público”, dijo el político de Sumar sobre la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia, cuya dotación económica estaba fijada en 30.000 euros. Una intervención que, sin segundas intenciones, remató con lo siguiente: “La sociedad española actual prefiere que no sean premiadas este tipo de actividades”.

Lo que es cierto es que a raíz de estas palabras, como tantas otras que los políticos expresan, raudamente se generó un debate en el que, por ejemplo, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se mostró a favor del sector taurino. El mandatario socialista señaló que en su autonomía, como remedio, se crearán unos premios similares a los suprimidos.

A la crítica de Urtasun, aunque más explícitamente que Page, también se sumó el alcalde de Madrid. José Luis Martínez Almeida inmiscuyó una cita asignada a Federico García Lorca acerca de la tauromaquia. “Los toros son la fiesta más culta que hay hoy en el mundo”, dijo.

Hubo otros que se alinearon a favor del titular de Cultura. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, señaló que era un premio “irrelevante” y que la fiesta de los toros también va camino de ser “irrelevante”. Una última afirmación que enlazó con lo que Urtasun también resaltó cuando mencionó haber leído “unos aspavientos” emitidos por “una minoría”.

Más allá del enfoque político que últimamente parece copar los debates, el estrato donde se encuentra la mencionada “minoría” expresa su opinión al respecto. Una de las personas que la componen es Beatriz Badorrey, profesora universitaria de Derecho y escritora taurina, quien considera la eliminación del premio como “un acto más de soberbia política e intelectual”. Es más, señala que el hecho de “querer arrogarse lo que ellos entienden por cultura” desprecia el sentir de una parte importante del pueblo español que asimilan la tauromaquia como parte de su “tradición, esencia y cultura”.

Esto es algo en lo que coincide Rocío Romero, torera, que incide en que esta es una decisión ministerial “sin fundamento”. Para ella, dicha cuestión “busca la confrontación de las personas”, además de poner a la tauromaquia “en el punto de mira” y desviar la atención de los problemas reales que existen en España. En resumen, “un ataque contra nuestra forma de vivir y expresarnos”, indica.

Al hilo de este último asunto, saliendo así de lo estrictamente ligado al galardón, entre las voces críticas con el ministro de Sumar se erige una coincidente palabra: desconocimiento. Algo que, a su vez, destaca Lea Vicens. Esta rejoneadora francesa subraya que, al aceptar el cargo ministerial, Urtasun “no podía ignorar que la tauromaquia depende de su cartera”. Además de que en el momento de acordarse su puesto hubiera tenido que “rechazarlo” para ser “coherente con sus convicciones”.

Badorrey, por su parte, se pregunta que como alguien que “no conoce o no quiere conocer este espectáculo” y quien nunca ha asistido a una corrida de toros puede opinar sobre ello. De hecho, pone un ejemplo para describirlo. Como profesora universitaria asegura haber acompañado a muchos compañeros antropólogos, filósofos y sociólogos interesados en el mundo taurino, quienes, sin excepción, entendieron que “es un espectáculo complejo, importante e interesante”, señala. Es decir, cuando “se acercan, preguntan y quieren saber qué hay ahí”, señala, “todos observan que eso es importante, que ahí hay algo más, por supuesto, que una tortura animal”. Algo que requiere un acto de acercamiento intelectual “al que muchos se niegan”.

Similar idea plantea Romero, que indica la dificultad que supone explicar esta materia a un sector “tan radical que no quiere ver ni escuchar”. Un grupo liderado en última instancia por el titular de Cultura, quien, como opina la torera, “debería ser el máximo representante político de la tauromaquia, tal y como establece una ley que parece no querer respetar”, poniendo por delante “sus gustos y preferencias”.

Por último, las propuestas de solución de esta encrucijada son variadas: Badorrey apuesta por el alzamiento de voces dentro del PSOE “muy afines a la fiesta” para que no se dejen “vencer” por el sector antitaurino del Gobierno, que con “soberbia”, lo que la también escritora denomina como “élite intelectual y política”, quieren “imponernos un concepto de cultura”.

Para la torera Romero la estrategia a largo plazo es ciertamente diferente: “Nuestro trabajo no debe de ir enfocado a ellos sino a nosotros, a la tauromaquia, para que siga creciendo”.

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