La moral del PSOE se desploma y el Gobierno se resigna a “esperar que escampe”

El PSOE espera cambios en la forma de actuar ante las denuncias internas sobre acoso. Moncloa se prepara para resistir y asegura que ningún socio les ha llamado la atención en privado

EFE/Chema Moya

“Son demasiadas cosas ya”. Distintos dirigentes y cargos públicos socialistas reconocen que la moral del partido está por los suelos, en una semana en la que se han amontonado múltiples escándalos que perjudican al PSOE, pero también al Gobierno.

Los casos de supuesto acoso de Paco Salazar; José Tomé; Javier Izquierdo (en la noche del jueves); la detención de Leire Díez, Vicente Fernández y Antxón Alonso; el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre la presunta corrupción de José Luis Ábalos; las malas perspectivas en las elecciones extremeñas…

“Esto empieza a parecerme insostenible”, afirma un parlamentario, que ve que “hechos polvo” a sus compañeros de filas. “Son demasiados frentes”, y “no se sabe muy bien su alcance”, resume. “Los casos de acoso nos hacen mucho mucho daño”, asume un dirigente territorial. “Es un panorama terrible”, condensa otro cargo público.

Entre el miércoles y el jueves, distintos interlocutores han dejado ver que el fantasma que creyeron haber ahuyentado a la vuelta de las vacaciones de verano, la sensación de que se está evidenciando un “fin de ciclo”, vuelve a tornarse corpóreo. “Estamos jodidos, pero no es fin de ciclo”, sostienen fuentes de la Ejecutiva. Horas después, Izquierdo agravó aún más la situación.

En mitad de la tormenta, hay dirigentes que se aferran a las inminentes vacaciones de navidad, al parón político propio de las fiestas, para convencerse de que pueden remontar. Con o sin que Pedro Sánchez se saque un nuevo conejo de la chistera. “No sé si funcionará esperar”, duda uno de ellos.

Fuentes del Ejecutivo: “Siempre que ha llovido ha escampado”

Fuentes del Gobierno consultadas por Artículo14 intentan vender algo de esperanza. No tienen ases guardados en la manga o no quieren mostrarlos, pero destacan que los “estados de ánimo” como el nubarrón de pesimismo que hoy les asola, “vienen y van”.

“Siempre que ha llovido ha escampado”, defienden. Y reconocen que sólo cuentan con una fórmula para darle la vuelta a esta situación. “Esperar”. “Trabajar a tope, seguir hablando”, resume otra voz del Consejo de Ministros. Esto es, no se prevén nuevos golpes de efecto, bien desde el Ejecutivo, bien desde el legislativo, y la decisión es aferrarse de nuevo al manual de resistencia y descartar un adelanto electoral.

La intención es que esta hoja de ruta se mantenga, al menos, hasta febrero o marzo, cuando se despeje el horizonte del posible retorno de Carles Puigdemont, y les quede claro si efectivamente contarán con gasolina como para apurar hasta los aledaños de 2027 o incluso hasta entrado ese año, el plan al que se remiten por defecto.

Incluso en las filas del socio minoritario de la coalición, Sumar, admiten que el Ejecutivo está padeciendo “una semana de mierda”. Como hacen algunos socialistas, señalan que el parón navideño puede funcionar como una suerte de bálsamo, aunque saben que los frentes judiciales con la presunta corrupción no dejarán de darles disgustos.

El Gobierno niega ningún toque de atención de sus socios en privado

Pese a los dardos de socios como Gabriel Rufián (ERC), la preocupación manifestada por la portavoz del PNV, Maribel Vaquero; o de la acusación de Podemos de que el PSOE tiene “un problema de machismo”, los socialistas están convencidos de que sus aliados parlamentarios no abandonarán el barco.

Junts per Catalunya contribuyó a que salvaran los muebles en el Congreso de los Diputados el jueves, en el último pleno del año, con la aprobación de todas las iniciativas legislativas pendientes, excepto la senda de déficit.

No hay novedades ni acercamiento en este frente, pero tampoco aprecian nuevos riesgos con el resto de socios, ni creen que los discursos desde la tribuna de oradores abrieran nuevos horizontes. Fuerzas como IU, dentro de Sumar, han reclamado una actitud “más proactiva” y medidas “contundentes”, aunque nadie ha dado muestras de querer pulsar el botón del pánico.

La secretaria de Organización del PSOE rompe su silencio

La secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró, comparece este viernes en la sede de Ferraz. Será su primera aparición pública tras el escándalo en la gestión del caso Salazar.

Torró presentará el informe de la comisión antiacoso del partido sobre las dos denuncias por supuesto acoso sexual contra quien estaba llamado a ser su adjunto en Organización. Su papel ha quedado en entredicho en estas casi dos semanas de crisis ininterrumpida que hoy su partido intenta zanjar.

Después se unirá a la responsable de Igualdad, Pilar Bernabé, en una reunión con las responsables territoriales del área, así como con las portavoces parlamentarias, muy críticas con la gestión de Ferraz en estas jornadas de vértigo para el PSOE. Fuentes de la dirección no saben aclarar si el documento aludirá a si hay indicios de la comisión de un delito; tampoco si pondrán los hechos en conocimiento de la Fiscalía.

Sí se muestran seguras de que “cambiarán los procedimientos”, de que se abordarán “las cuestiones” que han “aprendido”. “Esto no se puede dejar como si fuera un tema reglamentario” abundan. Las mismas fuentes reconocen que, sin la noticia de Eldiario.es que aludía a los intentos de Ferraz por dar carpetazo, es probable que hoy no estuvieran ante este escenario. El escenario cambia casi hora a hora, con el estallido de nuevos casos.

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