Golpe de timón en un momento crítico. Pedro Sánchez sorprendió este martes escenificando un giro de 180 grados en la gestión de su compleja relación con Junts per Catalunya, aliado parlamentario imprescindible que voló los puentes con el Gobierno al inicio de noviembre, desgarrando la mayoría de investidura.
Del “Junts sabe que estamos cumpliendo los acuerdos” y el “hay acuerdos que no dependen exclusivamente del Gobierno”, que esgrimió el presidente el 23 de octubre, hoy ha pasado a asumir por primera vez sus “incumplimientos” y “retrasos” para con los independentistas. Lo ha hecho en dos entrevistas en medios catalanes, en los que también ha confirmado que Junts no iba de farol y acabó dándole portazo.
Cuestiones como la oficialidad del catalán en la UE, las medidas para transferir a Cataluña algunas competencias en materia de inmigración y la aplicación de la ley de amnistía a Carles Puigdemont requieren de la participación de otros actores.
El Tribunal Constitucional debe pronunciarse sobre la amnistía al expresident, y posteriormente la pelota quedará en el tejado del Tribunal Supremo. A este horizonte fían precisamente buena parte de las opciones de éxito en esta “segunda parte” de la legislatura, como la apodan desde el Ejecutivo.
“Hay un cumplimiento muy grande, la ley de amnistía”, afirman sobre sus acuerdos con los independentistas. Pero que Puigdemont se beneficie de esta ley y pueda regresar a España es clave en esta hoja de ruta. “La normalización completa no se producirá hasta que Puigdemont no pueda volver a Cataluña, yo me veré con él, ese encuentro se producirá”, afirmó Sánchez.
Con este giro, el presidente aspira a recobrar el control de la agenda, marcada por la presunta corrupción de José Luis Ábalos o Santos Cerdán, y por las acusaciones de acoso sexual al exalto cargo en Moncloa y exdirigente del PSOE Paco Salazar. Y da los primeros pasos para convencer a Junts de que renuncie a las hostilidades.
Lo hace, además, en un momento político en el que no hay previsto más que un único pleno en el Congreso Diputados durante los próximos dos meses, y por tanto la pérdida del timón de la mayoría parlamentaria no será tan evidente. Y, para dar forma a este “mensaje” a Junts elige algunas tres cuestiones pendientes, sin gran impacto político inmediato. Que le permiten vender que está reequilibrando la balanza de asuntos pendientes.

Además, según fuentes del Gobierno, toma esta decisión sin haber hablado con Junts previamente. Sin ninguna “garantía” de que Puigdemont vaya a aprobar siquiera el real decreto ley que recoge estos compromisos, que aspiran a llevar a la Cámara Baja para su convalidación en el único pleno de diciembre, ya en la próxima semana.
“No tenemos ni idea de si hay agua en la piscina”
Tanto Sánchez como el ministro de Transformación Digital, Óscar López, han asegurado que plasmarán estas medidas al Boletín Oficial del Estado (BOE) sin haber negociado previamente. Afirman que, estrictamente, las conversaciones nunca se interrumpen definitivamente; los partidos siempre se intercambian recados en los medios, aunque no descuelguen los teléfonos y se interpelen directamente.
“No tenemos ni idea de si hay agua en la piscina”, sostienen estas fuentes, que insisten en que vale la pena intentarlo. “Hubo un pacto de investidura y tiene mucho valor”; “vale la pena” seguir gobernando e impulsando medidas, apostillan. Lo que nadie aclara en el Ejecutivo es el motivo oficial que les ha llevado a mover ficha en este preciso momento, varias semanas después de que Junts anunciase su portazo.
No es habitual que el presidente conceda entrevistas (lleva tres desde septiembre), mucho menos que encadene dos seguidas. Tampoco que lo haga minutos antes de un Consejo de Ministros, para vender las medidas que va a aprobar, que suelen explicar la portavoz y los responsables de las distintas carteras. Sánchez suele reservarse para los grandes anuncios y momentos de mayor enjundia. No hay precedente, ni en esta legislatura ni en la anterior, de una puesta en escena similar.
El jefe del Ejecutivo expuso sus posiciones en RAC1 y La 2 Cataluña, escasos días después de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reclamara a la patronal catalana Foment del Treball que presione a Junts para que apoye una hipotética moción de censura.
El giro de Sánchez “no es una respuesta a Feijóo”, apuntan, ni refleja miedo a que los independentistas puedan apoyar esta iniciativa. Y menos, después de los “insultos” que les dedicó la plana mayor del PP un día después, apuntan. Descartan esta motivación, aunque tampoco dan más pistas.
Sánchez, por su parte, aseguró no haber contactado con Puigdemont en varios años. Si el expresident logra beneficiarse de la amnistía, la foto con el presidente del Gobierno estará mucho más cerca. La previsión es que no se producirá hasta entonces, aunque el escenario es cambiante.

El “mensaje”, “más importante que las medidas”
Sobre los anuncios concretos, el Gobierno ha aprobado este martes un real decreto ley que da cauce legal a tres demandas de Junts: facilitar a los ayuntamientos las inversiones financieramente sostenibles -supone rebajar trabas para invertir en proyectos como la construcción de viviendas-; ampliar el plazo para facilitar la digitalización en la facturación de empresas, y devolver a la Generalitat catalana las competencias sobre los funcionarios “habilitados nacionales”. Este conjunto de medidas llegará a pleno la próxima semana.
Sobrevuela, además, un segundo real decreto ley para disponer ayudas para los propietarios de viviendas que tengan que afrontar impagos, en los casos de arrendamientos a jóvenes o familias vulnerables. Además, se impulsará la ponencia sobre la proposición de ley de multirreincidencia de Junts, y se prevé publicar las balanzas fiscales. Son algunas de las exigencias más reiteradas por el partido de Puigdemont, que este martes dejó ver que no confía del todo en la oferta de Sánchez.
“¿Ruptura, sí o no?” “¿Maquillaje o coraje?. Si continúan haciendo lo mismo de siempre, vamos a tener lo de siempre”, advirtió el senador Eduard Pujol al ministro Félix Bolaños, que defendió a capa y espada el argumentario estrenado por el presidente en la sesión de control en la Cámara Alta.
Con todo, las iniciativas que hoy trasladan al BOE no son de gran calado político, sino más bien un gesto para intentar reconducir las relaciones. “Es mucho más importante el mensaje que las medidas”, reconocen desde Moncloa. Sostienen que, a partir de aquí, entran de nuevo en territorio inexplorado.



