Pasaron las gallegas y no pasó nada. Quedaron atrás las vascas y el tablero no sufrió ninguna sacudida. El lunes no podrá decirse lo mismo. Aunque las antenas del Gobierno difunden el mensaje de que la legislatura está garantizada, del devenir de las catalanas dependen la validez y la vigencia de esa garantía.
Que la cita en Cataluña no iba a ser una bandera más de este eslalon electoral quedó evidenciado simplemente con la convocatoria. Una vez Aragonès disolvió el Parlament, quedó también disuelta la posibilidad de amarrar unos Presupuestos Generales del Estado. La precampaña iba a derivar en un cese temporal de la convivencia de Moncloa con ERC o Junts y la postcampaña puede llevar directamente al divorcio definitivo sin posibilidad de reconciliación.
Hay hilos telúricos que harán que con el sismo catalán tiemble también Madrid. Fuentes del Ejecutivo reconocen que a partir del lunes los jugadores en la Carrera de San Jerónimo serán los mismos, pero las cartas en la mano serán completamente nuevas. El escrutinio puede resultar vigorizante para la legislatura o hundirla definitivamente en la molicie.
Desde el equipo de Sánchez descartan que los de Rufián o los de Nogueras vayan a tener interés en tumbar al presidente del Gobierno, pero si temen que sus apoyos se encarezcan y que la acción del Gobierno devenga en parálisis. Una legislatura anémica provocaría el desencanto de parte del electorado, espolearía a la oposición y haría que el clima en Madrid se viciara haciendo cada vez más difícil legislar o aprobar nuevas medidas.
Ningún escenario es ideal para Moncloa
Ninguno de los futuros que preconizan las encuestas resulta especialmente halagüeño. El PSOE está volcado en conseguir una victoria amplia de Illa, no sólo por tratar de gobernar; el objetivo principal es parar a Puigdemont. En Ferraz se queman las pestañas auscultando trackings porque el peor escenario sería que el expresident liderara una suma independentista con capacidad para gobernar. Si el independentismo gana en votos y encima Puigdemont lo encabeza “tendríamos difícil combatir el relato de que todo el trabajo de estos años (indultos, amnistía, política de desinflamación) no ha servido de nada porque estaríamos de nuevo en el punto de partida”.
De todas formas, en los satélites gubernamentales y socialistas esperan un puñetazo en la mesa contundente, con unos resultados que sirvan para vender que todo lo hecho ha dado resultado y que supongan viento de cola de cara a la campaña europea y los próximos pasos del Gobierno de coalición.
Unos pasos que pasan por varios movimientos de empaque que tienen el freno de mano echado a la espera del escrutinio catalán. Con Sumar determinado a sacar la cabeza y huir de la asfixia que le provoca su socio de Gobierno, el presidente va a apretar aún más su abrazo del oso. Previsiblemente antes de que acabe el mes se producirá el reconocimiento del Estado Palestino y de esta forma Sánchez ondeará otra de las banderas de los de Yolanda Díaz.
Crisis de Gobierno
Con ese reconocimiento el PSOE quiere ir lanzado a las elecciones europeas. También quedará empaquetada la ley de Amnistía para dejar el terreno limpio para el despegue de la candidatura. Teresa Ribera ya lleva varios días ejerciendo de candidata y celebrando varios actos relacionados con esos comicios. El plan de Moncloa es posponer la crisis de Gobierno para que abandone la vicepresidencia y que la titular de Transición ecológica aproveche el chute de energía electoral y de visibilidad que da ser parte del Ejecutivo. Hay incluso algunas voces que creen que podría mantener su puesto el máximo tiempo posible con la idea de pelear por una comisaría europea.
Con el plácet que daría una victoria amplia en Cataluña y un buen resultado en Bruselas, Sánchez tendría las manos libres para hacer y deshacer en su gabinete, aunque lo lógico según los que saben sería que los cambios fueran mínimos teniendo en cuenta que el actual equipo se conformó hace tan solo medio año. En Ferraz creen que esa última cita va a ir mejor de lo esperado en un principio y que a Génova le va a salir por la culata eso de presentar las europeas como una reválida de las generales: “Remontamos en la ida y tiene pinta que igual remontamos en la vuelta”.