Cita con Carla de La Lá

Ballet, strippers, misterios y helado

Esta semana, la cronista nos ofrece planes singulares y nos habla de lo que no puede percibirse por los sentidos ¡y nos hace reir!

El verano se ha instalado a nuestro alrededor y, de nuevo, me sorprende el cochambroso ruido que producen las chancletas sacándome de mis lecturas o mis veraniegas ensoñaciones al ritmo de ese acompasado, sospechoso y repelente flip flop. Prefiero escuchar disparos a escuchar chancletas. Observo a la gente caminar e intento saber más de sus vidas, del génesis de esas chancletas, de sus motivaciones… Lo chocante de los que usan chancletas es lo felices que parecen. ¿Es la insensibilidad o son las chancletas lo que produce tanta dicha? Los médicos, por si no lo sabéis, desaconsejan su uso, ya que provocan caídas, cortes en la piel, problemas circulatorios y heridas entre el primer y segundo dedo, y yo, como doctora del alma, os recomiendo que os separéis de vuestras hawaianas o como queramos llamar a esas chinelas deshonestas por definición, repite conmigo: “A Dios pongo por testigo que no volveré a usar chancletas. Nunca volveré a ponérmelas, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a usar chancletas!” y recuerda: Quien calza chancletas, te hará llorar.

Cita con mamá: Este plan pega con cualquier amiga, hija e hije sensibles a la belleza… ¡Atentas! El Ballet de Laura Alonso llega al Teatro EDP Gran Vía, del 2 de julio al 4 de agosto, con el imprescindible Lago de los cisnes. ¿Os he hablado de mis clases de ballet que me tienen los meniscos destrozados y el suelo pélvico a punto del colapso? A los cuarentay… las mujeres mejor que no salten mucho… Anoche, mientras estirábamos silentes y adoloridas (los estiramientos de ballet son equivalentes a las torturas medievales de la Contrarreforma), nos contaba nuestro guapísimo profesor – que es el único profesor de ballet hetero que he conocido en 40 años bailando clásico – que los bailarines, cuando no están en compañías, para ganarse la vida recurren a minijobs como ser boys. ¡BOYS! Nunca hubiera imaginado que detrás de un boy vestido de bombero y presto a liberarse de sus pantalones pegados con velcro hubiera un espíritu poético, disciplinado e instruido como los que sé que hay en cualquier bailarín de ballet. Nos dijo que los boys sufrían muchísimo porque las mujeres los manoseaban y les proponían toda clase de actos perversos sin saber que en sus delicados tímpanos, antes de sus obscenas expresiones, resonaron las mejores obras de Chaikovski o Camille Saint-Saëns. Yo, con un empeine pegado a la nariz, recordé la despedida de soltera de una amiga en la que, como experimento, llamamos a un boy para contrariarlo de tal modo que se fue llorando a casa. Cuando comenzó a contonearse frente a nosotras, pandilla de pacatas, lejos de aplaudir y vitorearle, gritábamos de pudor y nos dábamos la vuelta horrorizadas para no mirar. Recuerdo que le acompañé a la puerta pensando en propinarle un azotito en el trasero para que no se quedara tan mal. Por supuesto que no lo hice, ahí no estuve generosa.

Cita con Mundita: Después de 30 años en Madrid, tuve a bien visitar (con cicerón) la Casa de América (por dentro) y os lo recomiendo a todos los amantes del misterio y el romanticismo decimonónicos. El Palacio fue el hogar de los marqueses de Linares, José y Raimunda, quienes después de casarse descubrieron un hecho trágico y hasta escatológico, que eran hermanos. Enamoradísimos, incapaces de separarse, decidieron pedir permiso al Papa para vivir juntos en castidad, pero la leyenda cuenta que a pesar de su voto, los marqueses consumaron su intimidad y tuvieron una hija, Raimundita; bien, en un giro muy Caso Asunta, los amantes hermanos, la emparedaron para evitar el escándalo y el ostracismo. La cosa maravillosa es que su espíritu todavía corretea por el palacio musitando “mamá”. Existen psicofonías y gran interés por parte de la parapsicología en el caso. Sepan los amantes de la pintura que los techos están decorados con frescos de Valeriano Domínguez Bécquer, el hermano del famoso poeta, con escenas eróticas que añaden un rollo más desconcertante todavía. Las visitas guiadas son los viernes en dos pases: 18.00 y 19.30. Sábados y domingos en tres pases: 11.00, 12.00 y 13.00.

Cita con tu aura: Sigamos con lo invisible, la cara enigmática de la existencia… Para las que creéis, como yo, que es posible (y mucho) que exista mucho más que aquello que podemos ver y tocar. Si deseáis explorar vuestra esfera más arcana, os sugiero una lectura de aura con Haditabrida. ¿En qué consiste? Veréis, esta práctica busca armonizar y comprender nuestra energía personal, ofreciendo una nueva perspectiva sobre nuestra vida y bienestar. Haditabrida no es una chaladita, es una ingeniera que trabaja en una gran multinacional, de lo suyo. Lo cierto es que tiene un don, y en su tiempo libre procura compartirlo para ayudar en lo posible a los que quieren saber…La experiencia es sorprendente, divertidísima, reveladora y enriquecedora (yo me tiré dos horas llorando y no soy llorica). Ofrece sesiones online y presenciales, adaptándose a vuestras necesidades. Podéis contactar con ella y reservar vuestra sesión a través de su página web haditabrida.com. No olvides, hermanita, que ¡¡no hay nada más mágico que tú!!

Cita con el helado artesanal: Yo no soy muy heladera, si me expongo a semejante dosis calórica prefiero un par de huevos fritos con patatas (de Landa) o una pizza veronesa (las mejores, las de Araldo), sin embargo, a los amantes de ese bocado exquisito y veraniego, os recomiendo un helado que no solo te refresca, sino que también te da una dosis saludable de calcio, cubriendo hasta el 15% de tus necesidades diarias. Pero hay más, están llenos de proteínas mágicas como albúminas y globulinas, perfectas para mantener tu cuerpo en forma y tus defensas en pie de guerra (sin colorantes ni conservantes artificiales). Es importante que sepas que a diferencia de los helados industriales (que sólo saben a azúcar, la diferencia es increíble) cargados de grasas trans, los helados italianos de Araldo solo tienen un 6-8% de grasa genuina de leche y nata fresca. ¡Es como un abrazo en forma de helado! Además, son hidratantes, facilitan la digestión y te hacen sentir feliz. Cada bocado está lleno de esperanza. Así que ven a Araldo Madrid y disfruta de un momento que es mucho más que un postre. Es una experiencia mística con cuchara. ¡Hasta la próxima semana!