Lo que para muchos viajeros es una simple medida de identificación puede convertirse en un obstáculo logístico que complique seriamente el traslado de sus pertenencias. Así lo ha advertido un empleado del aeropuerto de Dublín, quien ha lanzado una alerta sobre el uso de lazos, etiquetas o elementos decorativos en el equipaje facturado.
Un hábito extendido, pero problemático
Identificar la maleta con un lazo de colores o una etiqueta personalizada es una costumbre muy extendida, sobre todo entre quienes viajan con equipaje de tonalidades comunes como el negro o el gris. Este gesto pretende facilitar el reconocimiento en la cinta de recogida y evitar confusiones con otras maletas similares. Sin embargo, según explican desde el personal aeroportuario, esta práctica puede acarrear consecuencias imprevistas.
“Los lazos que muchos pasajeros colocan en sus maletas pueden provocar fallos en los escáneres automáticos del sistema de equipaje”, explica John, trabajador del aeropuerto de Dublín. Cuando el escáner no puede procesar correctamente una maleta por un elemento externo como un lazo o una etiqueta llamativa, esta debe ser desviada a un control manual. “Eso puede retrasar su llegada al avión o incluso hacer que se quede en tierra”, añade el empleado.
Cintas, pegatinas y otros adornos: mejor evitarlos
Más allá de los lazos, John también advierte sobre las pegatinas o etiquetas antiguas que suelen quedar adheridas a las maletas tras varios viajes. Estos restos pueden generar confusión en los sistemas de clasificación automática del equipaje, que podrían interpretar mal los códigos o desviar la maleta a un control adicional. “Siempre recomendamos quitar cualquier etiqueta anterior antes de facturar”, señala.
La recomendación del personal de tierra es clara: cuanto más limpia y neutra esté la maleta, menos posibilidades habrá de que surjan problemas durante su procesamiento. “Lo más seguro es no añadir ningún elemento externo al equipaje facturado y, en su lugar, prestar atención a su salida por la cinta”, concluye John.
Otras advertencias insólitas: el caso del mazapán
No solo los adornos pueden ser motivo de revisión. El trabajador del aeropuerto también ha revelado un dato curioso relacionado con ciertos alimentos. Específicamente, el mazapán, típico de las celebraciones navideñas, puede generar alerta en los controles de seguridad. “Este dulce tiene una densidad muy parecida a algunos explosivos”, explica John. Como resultado, cuando se detecta en el escáner, la maleta suele ser retirada para una inspección más exhaustiva.
Por eso, aunque pueda parecer inofensivo, llevar mazapán en la maleta facturada puede significar retrasos o revisiones adicionales. “Si se puede evitar, mejor dejarlo fuera del equipaje”, recomienda el empleado.
Menos es más
En tiempos donde la automatización domina los procesos aeroportuarios, un gesto tan simple como añadir una cinta de colores a la maleta puede acabar siendo contraproducente. La intención es buena: facilitar la identificación. Pero las consecuencias pueden ser inesperadas, desde retrasos hasta la pérdida del vuelo del equipaje.
La próxima vez que viajes, piénsalo dos veces antes de personalizar tu maleta. Quizá sea mejor confiar en una etiqueta estándar, llevar un equipaje de color menos común o, simplemente, estar atento a la cinta. A veces, menos es más, especialmente cuando se trata de volar sin sobresaltos.