Acoso

“No es un asunto ‘personal’ de Villares. La violencia machista en este país dejó de ser un asunto privado hace más de veinte años”

La dimisión del exconselleiro do Mar tras ser acusado de agresión sexual y la respuesta del presidente de la Xunta frente a ella es un ejemplo de la violencia institucional de un cargo público

¿Villares pudo borrar pruebas de la presunta agresión sexual?
KiloyCuarto

Una mujer denuncia en febrero a un hombre por agresión sexual. Lo acusa, además, de haberla drogado previamente para abusar de ella. El hombre señalado es un alto cargo de la política gallega y la presunta agresión sexual que habría cometido llega a oídos de su jefe: el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (PP).

Son colegas. Así que, presidente e investigado deciden correr un tupido velo y seguir con su agenda política como si nada. Se atreven, incluso, a dar lecciones de feminismo en la Asamblea gallega tras las manifestaciones del 8M.

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda (i), saluda al ex conselleiro de Mar, Alfonso Villares (d), durante el acto de toma de posesiónde su sucesora en el cargo, Marta Villaverde, este jueves en Santiago de Compostela. Alfonso Villares dimitió ayer tras una denuncia de la presentadora Paloma Lago contra él por agresión sexual.
EFE/Lavandeira jr.

“Defensa para todas” menos para la víctima del Conselleiro

“Todas las mujeres merecen ser defendidas”, son declaraciones de Rueda el día 12 de marzo de este año. Entre exigencias, pedía así a la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, “coherencia” tras un rifirrafe entre ambos grupos por la campaña feminista del 8M que habían organizado los de Pontón.

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda y su amigo el ex conselleiro de Mar, Alfonso Villares acusado de cometer una agresión sexual
EFE/Lavandeira jr.

Pero en esa demanda, en ese “defensa para todas”, olvidaba incluir, por lo que sea, a la víctima de su entonces conselleiro do Mar, Alfonso Villares. Para entonces Rueda ya sabía que entre sus filas había un presunto agresor sexual y escogió callar durante meses.

Silencio institucional: cómplices de la cultura machista

Lejos de alejar a este señor de la política gallega o condenar la presunta agresión sexual, Rueda ha abrazado y elogiado a su compañero hasta el final: incluido en el acto de traspaso de carteras tras la dimisión de Villares como conselleiro do Mar.

En ese mismo acto, en rueda de prensa, el presidente de la Xunta admitió que conocía desde el pasado mes de febrero la denuncia por agresión sexual presentada contra Villares: “Me comunica- el investigado- que recibe una llamada de la comisaría de Ferrol donde dice si hay una denuncia contra él y si quiere prestar declaración, y él acude”.

Y aún así, nada. Ni una sola actuación por parte del equipo de gobierno de los populares gallegos hasta que no han tenido otra que invitarlo a dimitir: solo cuando el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia admitió a trámite la denuncia (competente hasta la semana pasada por ser Villarés aforado).

Rueda, un aliado necesario para Villares

“La dimisión no es consecuencia de la agresión sexual, sino del hecho de que se haya conocido la agresión sexual”, afirma Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género. Y este hecho “compromete de manera directa en esa pasividad y ocultamiento al propio presidente”.

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, saluda al ex conselleiro de Mar, Alfonso Villares
EFE/Lavandeira jr.

El presidente de la Xunta, lejos de pronunciarse sobre la víctima, ofrecerle recursos o mecanismos legales que estén a su disposición como líder del PP gallego, decidía abrazar a su colega según dimitía por ser un presunto agresor sexual. Acompañaban también en la sala fuertes aplausos y un apoyo total al acusado: “Aguardo que se haga justicia y se haga cuanto antes y ojalá que podamos recuperarlo para la vida pública”.

En esa frase, de forma indirecta, Rueda está dando por hecho que se trata de una denuncia falsa. Y esta actitud es fruto de la ya bien conocida “complicidad masculina”: otra forma más de violencia institucional.

La violencia institucional no cesa

“Lo que quieren decir con esto es que la dimisión de Villares es como un lapsus, una pausa en su política, pero nada más”, explica Lorente. “Y se habla de recuperarlo lo antes posible porque más o menos confían en que, a nivel mediático, a nivel social, puedan influir lo suficiente como para ganar la batalla del relato, como se dice ahora contra este tipo de cosas”.

Es decir, es una mera estrategia política. Lo que haya sucedido, la presunta agresión sexual, la posible sumisión química, la situación de la víctima, les da lo mismo. Porque, además, y a pesar de que la denunciante no quiso hacer pública la denuncia, han conseguido que el caso se centre en ella-la víctima- y no en él.

El mensaje indirecto que lanza el PP

“Se ha puesto en duda la denuncia porque, dicen, había una relación previa entre víctima y acusado. Mientras para él el mensaje es ‘vamos a recuperarte lo antes posible’, el mensaje indirecto que se lanza sobre ella esestás acabada’ como profesional y como mujer”, señala Lorente. Y de esta forma, “vemos claramente todo lo que envuelve la violencia, la fratría, esa complicidad masculina”.

Es importante aclarar que esa complicidad masculina no es solo complicidad entre hombres, sino también entre hombres y entorno social: “El entorno social es androcéntrico, es uno más en todo este proceso. Un aliado necesario para darle sentido a todo lo que está sucediendo al respecto de esta violencia sexual y también institucional”. Una complicidad machista, ya lo ven, aplaudida y abrazada por los de Rueda: la dimisión del conselleiro no es una cuestión “personal”, aunque desde el PP gallego insistan en ello. La violencia machista en este país dejó de ser un asunto privado hace más de veinte años. Si lo fuese, no se legislaría contra ella.