No es sencillo denunciar una agresión sexual, de hecho solo lo hace el ocho por ciento de las víctimas. Por eso es tan importante proteger a las mujeres que se atreven a dar el paso. Tienen derechos, aunque haya quien los pise sin importarle las consecuencias. Uno de ellos, que se proteja su identidad.
El pasado miércoles, Alfonso Villares, hasta ese día conselleiro de Mar, presentó su dimisión en una rueda de prensa donde anunciaba que se retiraba de la primera línea política para defenderse de unas acusaciones de su esfera personal, no dio detalles frente a los medios y salió entre aplausos de esa comparecencia. Un presunto agresor sexual vitoreado.

Los medios gallegos, los primeros en publicar su identidad
Poco tiempo después, los medios, en primer lugar los gallegos, desvelaron el nombre de una conocida presentadora como la mujer que le había acusado por un delito contra la libertad sexual. A partir de aquí, el foco, que hasta ese momento estaba en el conselleiro Villares, se gira hacia la víctima. Ella no habla. Le han dejado poco margen de maniobra.
Obligada a dar explicaciones y sin margen de maniobra
En primer lugar, porque lo más plausible es que ni todo su entorno ni su propia familia al completo conocieran los detalles de lo ocurrido, lo que obliga a esta mujer a dar unas explicaciones que quizá no deseaba, ni estaba preparada para dar. Es uno de los mayores temores de las víctimas de violencia sexual que su nombre salte a la palestra y se tengan que enfrentar no solo a un proceso de recuperación difícil, sino al juicio mediático y análisis público.
Como muestra, la cantidad de noticias que inundaron los medios a las pocas horas sobre el pasado, presente y futuro de la víctima, era de ella de quien se hablaba y su rostro el que aparecía en las informaciones. Ahora la presentadora se verá obligada a defenderse también fuera del juzgado y a cada paso que dé.
¿Quién filtró el nombre de la presentadora?
¿Quién filtró el nombre de la denunciante? Según cuenta El País, el entorno de Villares confirmó su nombre a determinados periodistas. Lo cierto es que llama la atención que una denuncia que se hizo hace meses y de la que no se sabía nada se conozca al mismo tiempo que la identidad de la víctima, que nunca antes lo había hecho público. Cuando la noticia ya era un secreto a voces la familia de la presentadora confirmó a Efe que, efectivamente, se trataba de ella. No tenía muchas más opciones.
Lo prohíbe el Art 681 de la Ley Enjuiciamiento Criminal
Publicar su nombre sin su consentimiento es un delito. Así lo establece el artículo 681 de la Ley Enjuiciamiento Criminal donde se explica que “queda prohibida, en todo caso, la divulgación o publicación de información relativa a la identidad de víctimas menores de edad, de víctimas con discapacidad necesitadas de especial protección y de las víctimas de los delitos de violencia sexual referidos en el artículo 3 de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, así como de datos que puedan facilitar su identificación de forma directa o indirecta, o de aquellas circunstancias personales que hubieran sido valoradas para resolver sobre sus necesidades de protección, así como la obtención, divulgación o publicación de imágenes suyas o de sus familiares“.

Se trata de un cambio relativamente reciente que llevó acabo el anterior equipo de Igualdad con Irene Montero a la cabeza. La magistrada y exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, lo explica así: “Nosotras reformamos ese artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en la Ley solo sí es sí. Hasta ese momento, solo se salvaguardaba la identidad de las víctimas menores de edad y mujeres con discapacidad y añadimos a todas las víctimas de violencia sexual”, apunta.
“El TSJG debería realizar una advertencia a los medios”
“Si ella no ha consentido que se conozca y publique su nombre es una barbaridad porque está prohibido. Creo que el Tribunal Supremo de Justicia de Galicia (TSJG) debería tomar medidas de inmediato contra los medios que lo están publicando, debería realizar una advertencia para recordar que está prohibida la divulgación de cualquier información relativa a la supuesta víctima“, opina.
Investigar quién filtró su identidad
Además, insiste Rosell, “podría perfectamente deducir testimonio respecto de quienes sí han publicado para investigar si esas informaciones pueden provenir de una autoridad, funcionario público o alguien con relación laboral que haya conocido esa información por esa causa. En este país se está investigando al Fiscal General del Estado por revelar secretos de una noticia publicada. En los delitos contra la violencia sexual, las víctimas son algo absolutamente secreto y reservado. De hecho, ella, por supuesto, podría ejercitar acciones civiles de protección de su honor, intimidad personal y familiar y propia imagen y denunciar también”.
Buscan silenciarla y el daño ya está hecho
Rosell considera que estas maniobras no son nuevas. “Lo que quieren es silenciarla. Si ella actúa, está reconociendo que es ella. Es algo que ha sucedido toda la vida para callar a las mujeres y que se haya podido hacer desde las instituciones, si la Xunta ha tenido algo que ver, sería gravísimo. Sería de una violencia institucional brutal”, alerta.
Por su parte, la psicóloga experta en trauma, Noemí Álvarez Boyero, recuerda cómo puede complicar la publicación de su identidad el proceso al que se está enfrentando la víctima. “Volvemos a poner el foco en la víctima en lugar del agresor y a realizar estos juicios éticos que hacemos sobre si realmente tiene esa calidad de víctima, si es la víctima perfecta“.
Una obvia revictimización
“En cuanto a la revictimización es obvia. En todas partes explican que la presentadora no ha querido hacer ninguna declaración, pero sale como titular en todos los periódicos. La sensación es ya de enjuiciamiento, de que te estén mirando con lupa, con lo duro ya de por sí que es atreverse a poner una denuncia de agresión sexual y de alguna forma tener que someterte a todo ese proceso, si encima tienes toda la presión mediática que directamente te apunta con el dedo es mucho más complicado y duro”, asegura la experta.