España cuenta con una crónica negra repleta de casos atroces. Los más conocidos fueron sobreexplotados por los medios de comunicación a finales del siglo XX y principios del XXI, momento en el que se empezaron a entender los crímenes como un enigma que necesitaba ser resuelto por periodistas.
Ciertamente, los crímenes sucedidos en España no tienen nada que envidiar a los de otras partes del mundo en cuanto a violencia, oscuridad y misterios sin resolver. De ahí que estén cada vez más en auge las series de temática true crime en plataformas digitales como Netflix.
Los comienzos del morbo televisivo
El caso de las niñas de Alcàsser fue el primero en ser seguido exhaustivamente por los medios. Ocupó la parrilla al completo de las principales cadenas de televisión, especialmente del programa “De tú a tú” en Antena 3, conducido por la periodista Nieves Herrero. Fue así como comenzaba un nuevo formato que más tarde se reconocería como “telebasura”. El programa comenzó a grabarse desde el edificio de la Societat Musical de Alcàsser, que Antena 3 había alquilado a toda prisa para emitir en directo. Desde allí, Herrero grababa entrevistas que conmocionaron y horrorizaron a toda España.
Los medios en general, analizaban las imágenes de los sospechosos en bucle, se comentaba el más mínimo movimiento, se informaba sobre cada detalle del juicio, y se ofreció a los espectadores una gran dosis de morbo televisivo.
Las conspiraciones relativas al asesinato se dispararon en programas como el late night de Pepe Navarro. Incluso todavía sigue teniendo expectación tras haber pasado 32 años de aquello. Lo más reciente ha sido el documental ‘El caso Alcàsser’, de Netflix, que reúne a todos los periodistas, familiares y testigos que vivieron el caso de cerca. La periodista Nieves Herrero rechazó participar en este trabajo, al igual que Manuel Campo Vidal u Olga Viza. A diferencia de Paco Lobatón, que reconoce el error en el tratamiento que se hizo entre todos los periodistas juntos.
Los medios de comunicación han jugado un papel fundamental en el seguimiento de todos y cada uno de los crímenes más atroces conocidos hasta el momento. Quizás era cuestión de morbo, quizás era la necesidad de resolver el enigma. La cosa es que a partir de Alcàsser, ya nunca más volvería a pasar desapercibido para los medios de comunicación un crimen espeluznante.
El caso que paralizó a España en 1992
La hipótesis más fuerte entre los investigadores era que las chicas habían caído en una red de trata y que quizás se las hubiera sacado clandestinamente del país. De ahí que no sólo se las buscara en territorio español sino también en Portugal, Francia y hasta en Gran Bretaña. Algo que aumentó aún más la magnitud del caso.
75 días después se hallan los cuerpos
Fueron los apicultores del pueblo, dos hombres de 70 años, los que encontraron el 27 de enero de 1993 una fosa en el camino que no recordaban. Al asomarse, descubrieron un brazo semienterrado que emergía de la tierra. Allí se encontraban las niñas. Tras avisar el hallazgo a la Guardia Civil, la forense descubrió que no se trataba del cuerpo de un hombre, como los apicultores pensaban, sino de las niñas desaparecidas.
Al desenterrar la fosa, la Guardia Civil descubrió que los cuerpos estaban maniatados y apilados uno encima del otro. Dos de ellos tenían la cabeza separada del resto del cuerpo. A pesar del deterioro de los cadáveres y de sus ropas, los forenses supieron de inmediato que eran las tres niñas de Alcàsser.
Ni rastro del principal artífice del crimen
La misma tarde del hallazgo de los cadáveres, la Guardia Civil encontró una receta médica con el apellido Anglés, el cual llevaba a uno de los delincuentes del pueblo cercano de Catarroja que tenía antecedentes por robo y tráfico de drogas.
Antonio Anglés, quien fuera el principal responsable del triple crimen de Alcàsser, consiguió huir de su casa antes de que la Guardia Civil pudiera arrestarlo. Durante años fue buscado por la Interpol por toda Europa, pero siempre conseguía escapar cuando estaba a punto de dar con él. Lo último que se supo del principal asesino del caso fue que huyó como polizón en un barco que zarpaba de Lisboa con destino Irlanda. La tripulación lo descubrió y encerró en un camarote, sin saber que era uno de los criminales más buscados por todo el continente.
Finalmente, al día siguiente apareció un chaleco salvavidas en el agua, por lo que se creyó que Anglés había muerto ahogado. Aun así, la Interpol no lo sacó nunca de la lista de criminales más buscados. Años más tarde, se encontraron restos de un cuerpo no identificado en la costa norte de Irlanda. Sin embargo, pese a reconstruir el cráneo del cadáver y contar con similitudes a Antonio Anglé, el ADN que se pudo extraer de la dentadura no coincidió con el del prófugo.
Actualmente, 32 años después del crimen, se desconoce si está vivo o muerto, y en el caso de que siga con vida, no se sabe su paradero. Algunas fuentes apuntan a que podría estar viviendo en Brasil bajo una identidad falsa.
La confesión del Rubio, la única existente
Miguel Ricart, alias “El Rubio”, de 23 años en aquel momento, fue detenido e interrogado en numerosas ocasiones como el socio de Antonio Anglés en el delito. “El Rubio” terminó confesando que secuestraron a las chicas en una estación de servicio. En una primera confesión, Ricart aseguró que Antonio las había violado una a una y asesinado, y que él solo lo había ayudado.
“El Rubio” aseguró que él solamente había violado a Desirée y que había ayudado a Antonio sosteniendo abiertas las piernas de las otras chicas para que no se resistieran. Relató que tras violarlas a todas, las dejaron atadas y se fueron a un bar cercano. De regreso – según la versión de “El Rubio” – Antonio volvió a violarlas una a una y después, exhaustos, se quedaron dormidos. Se despertaron con los gritos de las víctimas y estos las azotaron con palos para que se callaran.
Finalmente Antonio Anglés cavó una fosa a 700 metros de la casa abandonada en la que se encontraban, situada en el Barranco de la Romana, a unos 20 kilómetros de la discoteca a la que se dirigían las niñas. Según Ricart, aquella noche ambos sacaron a las tres chicas a punta de pistola y Antonio las asesinó disparándoles a la cabeza. Finalmente, las envolvieron en una alfombra y las cubrieron con tierra. Más tarde, “El Rubio” se retractó de sus declaraciones, y acusó a la Guardia Civil de haber empleado la fuerza contra él para sonsacarle información. Aunque los informes médicos aclararon que no existía herida ni lesión alguna en su cuerpo.
El 5 de septiembre de 1997, la Audiencia Provincial de Valencia condenó a Ricart a una pena de 170 años de prisión por tres delitos de asesinato, tres delitos de secuestro y cuatro delitos continuados de violación. Sin embargo, “El Rubio” estuvo solamente 21 años preso. Fue liberado en el año 2013 gracias a un cambio en las leyes penales españolas.