Reino Unido pone coto a los estrangulamientos en el porno: ¿qué pasa en España?

Reino Unido prohibirá difundir escenas de estrangulamiento o asfixia a mujeres. Hablamos con expertos sobre la necesidad de legislar en materia también en España, que queda a la cola de sus países vecinos

En Reino Unido han prohibido las imágenes de estrangulamiento y asfixia en los portales porno
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“No se puede consentir que aún haya vídeos o imágenes circulando como estos. Nos hemos centrado mucho en proteger al menor y nos hemos olvidado de cómo protegerlo”. Habla Jorge Gutiérrez, impulsor de Dale una Vuelta (al porno). “La pornografía normalizada normaliza también la violencia. Hay que empujar a decisiones y legislaciones que pongan fin a cosas que realmente no tienen ningún sentido que se difundan. Y estrangular o asfixiar a una mujer no lo tiene”, sentencia Gutiérrez.

Su opinión va de la mano a la del gobierno del Reino Unido. Es el mismo argumento que hace apenas unos días daban para explicar por qué en cuestión de semanas será ilegal publicar o tener en posesión imágenes pornográficas que muestran estrangulamientos o asfixias.

“Esta violencia no tiene cabida en nuestra sociedad”

Las conclusiones de un informe independiente publicado el pasado mes de febrero en el país anglosajón han sido clave para que el Ejecutivo de un paso en firme hacia la abolición de la violencia sobre las mujeres en la pornografía: “La pornografía contribuye a establecer el estrangulamiento como una norma sexual, especialmente entre los jóvenes”.

Adicción a la pornografía - Sociedad
“La pornografía normalizada normaliza también la violencia”, explica el experto Jorge Gutiérrez
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Por eso, la ministra de Tecnología, Liz Kendall, insistió en la necesidad de aprobar esta nueva normativa: “Quienes promueven este tipo de contenidos contribuyen a una cultura de la violencia que no tiene cabida en nuestra sociedad”.

A pesar de la evidencia, España se queda a la cola de sus países vecinos. No hay ninguna ley que prohíba difundir esta forma de violencia en redes sociales o páginas para adultos. Y a eso se le suma que a este tipo de contenido siguen teniendo acceso los menores. La aplicación del Gobierno para bloquear el acceso de los niños al porno aún está terminando de desarrollarse. El proyecto, que nació en 2023, espera concluirse el próximo año.

España se queda a la cola: “La legislación avanza muy muy lentamente”

“España, en materia de legislación, avanza muy muy lentamente”, denuncia Gutiérrez. “Y las nuevas tecnologías, las nuevas realidades, no esperan. Avanzan sin importar las medidas que están o no aprobadas”.

Por eso, considera: “Sería mucho más efectivo ir más a lo evidente. Insisto. Legislar en paralelo. Nos hemos obcecado con el tema de los menores, y cuando te obcecas con un tema (la verificación de edad, por ejemplo), te olvidas del resto de problemas. Se está colando en las casas un tipo de pornografía realmente violenta”.

“No debería existir distinción de edad de ningún tipo”

Un tipo de pornografía insiste Gutiérrez, para “la que no hace falta que haya distinciones de edad de ningún tipo”. Estrangular a una mujer sin su consentimiento es un delito. Sin embargo, difundir este tipo de videos sin explicar si hay o no detrás consentimiento no lo es. Así es la ley.

Este tipo de violencia genera, según los expertos consultados por Artículo14, un impacto directo en la conducta de los menores. Además de la normalización de la violencia, también afecta a la “falta de empatía, disfunciones sexuales” o a la “adicción”. Y el porno, cada vez aparece antes en la vida de los niños: el informe de Pornografía y educación afectivosexual de la Universidad Illes Ballears estimó el año pasado que la edad media “para el primer contacto con la pornografía en España” es entre los nueve y los once años.

Por qué la estrangulación o la asfixia en el porno debería estar prohibida

Noemí Álvarez Boyero, psicóloga, sexóloga y experta en trauma y disociación, cree también que es de “absoluta necesidad” seguir los pasos del Reino Unido. “Estamos dando por normalizadas conductas violentas, y la impresión que yo tengo, que trabajo a diario con víctimas, es que la oleada de agresiones sexuales grupales, por ejemplo, que estamos viviendo vienen muchas veces de la mano de un grupo que agrede que dice ni si quiera haberse dado cuenta de que estaba agrediendo. Y todo esto, en parte, viene del porno”.

unos niños muestran interés en el teléfono de un amigo que está viendo porno
Más de la mitad de los jóvenes consume pornografía desde los ocho años
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Explica, como experta, que a pesar de que a ella “le encantaría que la sexualidad fuera un mundo totalmente libre”, por la “sociedad en la que vivimos”, no es un escenario si quiera aún imaginable: “La industria pornográfica sigue con sus estereotipos y siguen viendo a la mujer como un objeto sexual, cambian de prácticas, las que se ponen de moda, pero al final siempre para lo mismo: seguir perpetuando violencia contra la mujer”.

Una carta blanca para atentar contra los derechos de la mujer

Este tipo de escenas no son solo habituales en la industria pornográfica, también en las películas. Y ese tipo de contenido es aún más sencillo que lo consuman los jóvenes. “En el cine ha sido y es aún muy habitual normalizar prácticas como estas. Asfixiar o estrangular a la protagonista con el falso y eterno mito del ‘es que a ella le gusta’. Y para la población más vulnerable, como los adolescentes, es muy peligroso. Provoca que se desensibilicen porque dan por hecho que estas prácticas violentas con algo normal”.

En definitiva, insiste: “El porno es una carta blanca para atentar contra los derechos fundamentales de las mujeres. El porno no es sexualidad. Es una industria que sirve para ganar dinero a base de los estereotipos. Para mi tiene poca salvación, solo erradicándolo terminaríamos con el problema. No existe ni existirá ningún tipo de porno con perspectiva de género, es incompatible”.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.