LILIANA COLINO

La impresionante historia de la única militar argentina durante la guerra de las Malvinas

Liliana Colino, que vivió en las Malvinas, no dudó en acudir cuando la Fuerza Aérea necesitaba al personal sanitario cerca de las islas. Y, cuando fue necesario, subió a los aviones que atendían y recuperaban a los heridos

Liliana Colino (izquierda), y un grupo de combatientes argentinos en las Malvinas (derecha)
DefensaYAviación

Servir en pleno conflicto, por tu país y por los tuyos, aunque un acierto del enemigo pueda acabar contigo en un segundo. Un sentimiento que Liliana Colino vivió en las islas Malvinas, siendo la única militar mujer argentina en pisar esa tierra durante la guerra con el Reino Unido.

Como enfermera castrense, Liliana no dudó en acudir cuando la Fuerza Aérea necesitaba al personal sanitario cerca de las islas. Y, cuando fue necesario, subió a bordo de los aviones que atendían y recuperaban a los heridos en combate.

De un barrio humilde a acabar en plena Guerra de las Malvinas

Una foto personal de Liliana Colino un tiempo después de la Guerra
Liliana Colino

María Liliana Colino nació el 3 de diciembre de 1955, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

De niña, aprendió a tocar la guitarra, era scout y aprendió inglés. Le encantaba la naturaleza, y siempre quiso ser guardabosques o veterinaria.

En el año 1974, “Mali” (como le llaman sus familiares y amigos íntimos) terminó la educación secundaria, e ingresó en la Universidad de Buenos Aires. Allí se graduó en Enfermería y Veterinaria, y aunque trató de seguir su sueño, la Administración de Parques Nacionales no admitía mujeres aún.

Un día, volviendo en el autobús a su casa en el barrio de Caballito, vio un cartel que decía que la Fuerza Aérea precisaba de mujeres como profesionales en enfermería. Así que, con la negativa de los parques, decidió iniciar la vida castrense.

Era el año 1980, y Liliana consiguió ingresar en la Fuerza Aérea Argentina (FAA). Se graduó como cabo primero, y fue destinada en el área de terapia intensiva del Hospital Aeronáutico Central (Buenos Aires). Terminó siendo la jefa del área.

Y dos años después, el gobierno miliar inició el movimiento para recuperar la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. La Fuerza Aérea necesitaba mover personal de enfermería y medicina, siendo una de las movilizadas la cabo primero Colino.

Liliana, la única mujer militar argentina en las islas Malvinas durante la Guerra

Liliana Colino, durante el discurso por su reconocimiento en el Consejo Profesional de Médicos Veterinarios de Argentina
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Con reuniones infructuosas con los británicos y el envío de tropas argentinas, el conflicto armado estaba cada vez más cerca. Hasta que estalló, y al Ejército argentino le hacía falta mucho personal sanitario.

Sin ser obligada por nadie, y con ganas de ayudar a los suyos y servir a su país, Liliana acaba en el Hospital Reubicable en la ciudad sureña de Comodoro Rivadavia. Allí convivió en una habitación de dos camas triples con otras mujeres enfermeras, que habían sido recibidas con un cartel en la puerta de “campo minado”.

Así, inició su labor sin descanso de atender heridos, revisar y tratar a pacientes ingresados, conseguir materiales médicos y  recargar los botiquines de emergencia de los aviones Hércules C-130 de las FAA.

Una noche, un médico le propuso que fuera con ellos a Puerto Argentino, en las Malvinas. Sin pensárselo, Colino aceptó, y trepó sobre los contenedores que ocupaba el avión en el que tenía que partir (no había espacio para ir sentada o de pie). Así, puso rumbo a las islas.

Ya en tierra, se convirtió en la primera mujer militar de Argentina que pisaba las islas y participaba en la Guerra de las Malvinas. Y nada más llegar, a pesar de la discreción del vuelo (como los demás, en silencio, a oscuras y a ras del mar), los ingleses les habían detectado.

Liliana ayudó como pudo, subiendo a todos los heridos que podía al avión, en medio de un bombardeo. Casi se queda allí, pero tuvo la suerte de poder partir.

La segunda y última vez que estuvo en Puerto Argentina, a finales de mayo, hizo la misma tarea, subiendo a más de 80 hombres a bordo.

Resulta, además, que dos aviones británicos fueron capaces de rastrearles y seguirles. Les dio igual que fuera un avión sanitario, con la cruz roja pintada. El piloto estuvo dando vueltas durante horas tratando de que les perdieran la pista. Ya sobre territorio argentino, estos dieron media vuelta.

Ya en junio, la enfermera militar fue enviada de vuelta a Buenos Aires, y en Córdoba obtuvo el rango de oficial. Haber estado en la guerra le permitía realizar la formación, aunque las mujeres aún no pudieran acceder a este grado.

Años después, Liliana ha obtenido numerosos reconocimientos por su labor. Uno de ellos es algo divertido para ella, pues es una placa en el Hospital Aeronáutico con su nombre mal escrito. Avisó del error, pero no se ha cambiado.

Y hoy en día, es veterinaria y se reúne todos los miércoles con sus compañeros de las FAA en las Malvinas.

Siempre que puede, participa en charlas sobre la guerra. Asegura que lo hace “para que la memoria no se apague. Lo hago por los que no volvieron. Y por todos los que sí, pero con la guerra adentro“.

También dice que “no sólo fui la única mujer que estuvo en las islas durante el conflicto, sino la única que vio flamear la bandera argentina en Malvinas“.

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