El debate sobre la participación de atletas trans en competiciones femeninas entra en una nueva fase. Según ha revelado el diario británico The Times, el Comité Olímpico Internacional (COI) se prepara para anunciar una prohibición que impedirá a las mujeres trans competir en pruebas destinadas a mujeres cisgénero. La medida, que entraría en vigor el 1 de enero de 2026, supondrá un giro histórico en las normas deportivas internacionales.
El COI pone fecha a un cambio sin precedentes
De acuerdo con la información publicada, el COI estaría “listo para anunciar una prohibición a las mujeres transgénero” en las competiciones femeninas que dependen del organismo olímpico. A partir de 2026, toda atleta trans que desee participar en un evento olímpico tendría que hacerlo en categoría masculina o en un formato mixto, si lo hubiera.
La decisión se apoyaría en una revisión científica sobre las ventajas físicas permanentes de haber nacido varón, incluso después de los tratamientos hormonales. Esta revisión ha sido liderada por la doctora Jane Thornton, directora médica y científica del COI, que la semana pasada presentó los resultados preliminares ante la organización. Según este estudio, las diferencias biológicas y de desarrollo sexual seguirían generando una ventaja competitiva en determinadas disciplinas deportivas. Esto ha reavivado la discusión sobre la equidad y la seguridad en el deporte femenino.
De la testosterona al veto: el cambio en las reglas
Hasta ahora, las normas del COI sobre las atletas trans en competiciones femeninas se centraban en el control hormonal. El organismo permitía la participación de mujeres trans si mantenían un nivel de testosterona por debajo de un umbral concreto durante un periodo determinado. Sin embargo, el reglamento dejaba a cada federación internacional la libertad de aplicar sus propios criterios.
Este marco generó una gran disparidad de decisiones entre deportes. Algunas federaciones, como las de natación o atletismo, ya habían impuesto restricciones más severas en los últimos años, mientras otras mantenían políticas más inclusivas. Con la nueva medida del COI, esa autonomía desaparecería. Todas las disciplinas regidas por el comité olímpico quedarían sujetas a la prohibición general.
La nueva presidenta del COI, Kirsty Coventry, ha expresado en varias ocasiones su voluntad de “proteger el deporte femenino” y garantizar la seguridad de las atletas. Sus declaraciones apuntan a un mandato que priorizará el rendimiento biológico como criterio determinante en la categoría femenina.
El caso Imane Khelif: símbolo de una controversia

El debate sobre las atletas trans en competiciones femeninas se ha intensificado tras casos recientes que cuestionan los límites de las categorías deportivas. Uno de los más sonados fue el de Imane Khelif, boxeadora argelina que se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024 en la categoría de 66 kilos.
Aunque no existen pruebas que indiquen que Khelif no haya nacido mujer, su nombre se vio envuelto en una tormenta mediática. La deportista sufre hiperandrogenismo, una condición que provoca una producción superior de testosterona. En 2023 fue descalificada de un Mundial de boxeo por ese motivo, lo que desató una polémica global sobre los límites entre la biología y la identidad en el deporte.
Su victoria olímpica reabrió el debate y llevó a varios comités a exigir una regulación más estricta. El COI parece haber escuchado esas voces, dando así un paso que podría marcar el rumbo de las atletas trans en competiciones femeninas durante la próxima década.


