El Heliodoro Rodríguez López fue testigo este domingo de un duelo eléctrico entre dos equipos con objetivos ambiciosos, pero que llegaron al choque con caminos opuestos: un UD Tenerife invicto y sin encajar goles, frente a un Real Madrid que sigue sin encontrar regularidad en este inicio de curso. El empate sin goles (0-0) deja sensaciones distintas para ambos conjuntos: las locales consolidan su solidez defensiva, mientras que las blancas vuelven a mostrar las dudas que las han acompañado en las primeras jornadas.
Con este resultado, las de Eder Maestre suman su quinto partido consecutivo sin recibir un solo tanto, una racha liderada por una Noelia Ramos que pasa por su mejor momento y que además se vistió de heroína al detener un penalti a Sara Däbritz. Por su parte, las de Pau Quesada, pese a dominar la posesión, volvieron a evidenciar su falta de profundidad y creatividad ofensiva.
Primera parte de dominio sin premio
Desde el arranque, el guion fue nítido: el Real Madrid quiso imponer su ley con la posesión, pero fue el Tenerife el que dictó el ritmo real del partido. Con una defensa de cinco sólida como una roca y una medular incansable liderada por Amani, Natalia Ramos y Paola Hernández, el conjunto local desactivó cada intento blanco de generar peligro.
Pese a acaparar el balón, el Madrid apenas inquietó el área rival. Las mejores oportunidades, de hecho, llevaron sello canario: Carlota rozó el gol con un remate cruzado tras un centro preciso de Natalia Ramos, y Paola Hernández obligó a Frohms a sacar una mano salvadora.

Las visitantes solo encontraron algo de aire con las arrancadas de Linda Caicedo, que intentó romper líneas con su velocidad, pero siempre se topó con el muro compuesto por Patri Gavira, Fatou Dembele y Elba Vergés.
La primera parte se cerró con una sensación clara: el Madrid tenía el balón, pero el Tenerife tenía el control. Las de Eder Maestre supieron contener, incomodar y, cuando pudieron, lanzarse con veneno en transiciones que pusieron en apuros a la zaga blanca. Sin grandes alardes, pero con mucho orden.

Noelia Ramos detiene al Madrid
La segunda mitad comenzó con aire renovado en el ataque del Real Madrid. Pau Quesada agitó el banquillo y puso toda la carne en el asador con la entrada de Feller, Athenea y Alba Redondo, en busca de profundidad y dinamismo. El efecto fue inmediato, y el partido vivió su punto más caliente.
Corría el minuto 54 cuando Fatou Dembele cometió un penalti claro sobre Feller. Toda la presión cayó sobre Sara Däbritz, que asumió el lanzamiento desde los once metros. Pero ahí emergió la figura gigante de Noelia Ramos: la guardameta tinerfeña adivinó la trayectoria del disparo y lo atajó con una estirada espectacular. Un momento clave que confirmó su estado de gracia y prolonga su racha de imbatibilidad a cinco jornadas consecutivas.
Pese al susto, el plan del Tenerife no se alteró. Las canarias resistieron con firmeza, sin perder el orden ni la fe en sus armas: recuperación rápida y salidas eléctricas. Carlota, con un disparo que rozó el larguero, y Sakina Ouzraoui, incansable por banda, estuvieron cerca de firmar el golpe final.

La colegiada añadió nueve minutos por los constantes parones y revisiones, pero ni así el Real Madrid logró penetrar el blindaje tinerfeño. El equipo blanco terminó el partido sin chispa, desdibujado, y completamente desconectado de sus atacantes. El UD Tenerife, con menos balón pero mucha más claridad táctica, se llevó un empate con sabor a victoria.