Tener un par de botas Dr. Martens en el armario es como acceder a un trocito de la historia de la moda del siglo XX sin moverse de casa. Son fáciles de reconocer por la calle con esas costuras amarillas alrededor de la suela de goma y una lengüeta trasera característica. Lo mismo las han llevado las mujeres más ‘pijas’ de la ciudad como las más barriobajeras, punkis y grunge. Es un calzado universal perfecto para los días de lluvia y hecho de esos materiales de antaño que hacen que te duren toda la vida. Mucho tienes que haber caminado con un par de Dr. Martens para tener que tirarlas por el uso.
Pese a su sello inconfundible, la empresa ha pasado por muchos altibajos. Épocas gloriosas y años de ajustes pero todavía sobreviven y pueden presumir de cumplir 65 años en pleno proceso de expansión. En el mes de julio, volverá a abrir una tienda en Buenos aires y también tiene pensado subir la persiana de otro local en México para el 2026. El objetivo es seguir expandiéndose por Latinoamérica hasta alcanzar otros países como Colombia, Costa Rica o Perú después de tres años de ausencia en el sur de América con el cierre de todas sus tiendas en la región en 2022.
No han sido buenos tiempos para la marca, que cerró el 2024 con una caída importante de ventas y que comienza a diversificar el negocio más allá de las botas con otro tipo de calzado y bolsos además de haber fichado a una nueva directora global procedente de Adidas.
Origen

La historia de las famosas Docs se remonta al año 1945. Un doctor alemán llamado Klaus Maertens se lesionó el tobillo esquiando en los Alpes bávaros. Las botas que llevaba del ejército eran muy incómodas para su pie así que decidió diseñar unas de cuero flexible y suelas con aire. Después de aliarse con un amigo que conoció en la universidad, comenzaron el negocio. ¿Sus principales clientes? Mujeres amas de casa por encima de los 40 años que querían llevar un calzado cómodo y duradero. Les iba tan bien que comenzaron a exportar fuera del país y un fabricante británico les compró la patente. De ahí el salto a Reino Unido, el nombre Maertens cambió a Martens y se añadió el ribete amarillo que permanece desde entonces como seña de identidad.

El primer par oficial de botas Dr. Martens salió al mercado el 1 de abril de 1960. Eran de un color rojo cereza, cuero de napa y tenían ocho ojales para meter los cordones. El perfil del cliente cambió: ahora eran populares entre trabajadores de la clase obrera como carteros, policías y empleados de fábricas. A finales de los años 60, las bandas callejeras se sumaron al gusto por las Docs, como los skinheads y en los 70, se apuntaron las estrellas británicas del punk y del rock como Sex Psitols o The Clash. Fue en ese momento cuando las botas se convirtieron en algo más, en un símbolo del movimiento punk y un imprescindible en el outfit de cualquier grunge adolescente.

Nuevos tiempos
Para conseguir mantenerse en el mercado, la marca ha tenido que realizar ajustes y acomodarse a los nuevos tiempos aunque eso supusiera pérdida de puestos de trabajo y también una distorsión de la esencia misma de la firma. Justo el 1 de abril pero del año 2003, la compañía abandonó la producción del calzado en Reino Unido, despidió a los más de 1.000 empleados y trasladó la fabricación a China y Tailandia. Cuatro años más tarde, volverían a la antigua fábrica británica para comercializar un calzado bajo el nombre de ‘Dr. Marten Vintage’ con alguno de los modelos más clásicos, como aquel par emblemático inicial color cereza.

Un ejemplo de empresa que ha ido cambiando de perfil de cliente según la década. De aquellos carteros que compraban las botas porque eran cómodas y debían pasar muchas horas de pie a un precio de dos libras, a un icono social y cultural. De las primeras amas de casa a las estrellas del punk. Quién les iba a decir que su nexo común sería el mismo calzado. El guitarrista de The Who, Pete Townshend, las subió al escenario para tocar con un mono de trabajo y las famosas botas.
La historia de las Docs es tan variopinta que hasta han entrado en el Vaticano. En 1996, firmaron un pedido de 100 pares de Dr. Martens para su guardia suiza y un par muy especial y único: unas Dr. Martens en blanco para el Papa Juan Pablo II. ¿Qué puede unir a la Iglesia, el grunge, las amas de casa, Sex Pistols y a los obreros británicos de los años sesenta? Solo las Dr. Martens son capaces de unir a todos ellos en una sola frase.