Este jueves 11 de septiembre, el Banco Central Europeo (BCE) celebra su sexta reunión de política monetaria en lo que va de 2025. Tras más de un año de desescalada en los tipos de interés, el BCE afronta un panorama completamente distinto al de meses atrás, cuando las bajadas de tasas eran previsibles ante la reducción de la inflación. Ahora, el tipo de interés podría situarse cerca de su nivel ‘natural’, que ni estimula ni contrae la economía. Un intervalo compatible con la actual situación de elevada tasa de empleo y una inflación aparentemente controlada. Este enfoque acomodaticio sugiere que el Euríbor, referencia clave para las hipotecas variables, se mantendrá sin reducciones a corto plazo. Aunque, a su vez, evitará subidas significativas en las cuotas de los hogares.
Los datos refuerzan la postura de los halcones del BCE. El crecimiento sostenido aunque prudente en el segundo trimestre y unos indicadores de confianza empresarial que siguen mejorando, anticipan una política sin cambios en la reunión de septiembre. El único elemento que evidencia al ala más restrictiva de los miembros del Consejo de Gobierno del BCE es el leve incremento de la inflación general en agosto. Durante el octavo mes del año, la presión en los precios repuntó ligeramente hasta el 2,1%, según datos de Eurostat.
El Euribor repunta
El Euribor también registró datos algo agridulces. A finales de agosto, cerró en el 2,114%, marcando su segundo repunte mensual de 2025. Aunque se aleja de los mínimos recientes, sigue siendo significativamente inferior al nivel registrado en agosto de 2024, lo que supone un alivio para quienes tengan hipotecas variables con revisión anual. Los titulares que revisen sus créditos ligados a la vivienda en septiembre podrían ver cómo sus cuotas disminuyen hasta un 10%.
El leve repunte mensual se explica por un cambio en las expectativas de los inversores: se anticipa que el BCE mantenga los tipos de interés estables por más tiempo, lo que encarece ligeramente el dinero en el mercado interbancario.
Inflación, todavía, impredecible
Los acuerdos comerciales entre Europa y EEUU no han puesto punto y final a la incertidumbre. Los responsables de política monetaria avisan: la inflación no se mantendrá en el 2%. A pesar de ello, la encuesta a Pronosticadores Profesionales del BCE calma las aguas. El informe concluye que las expectativas de inflación a medio plazo se están concentrando cada vez más en torno al 2 %, con solo ligeros desvíos en el corto plazo. Los shocks en el lado de la oferta preocupan y serán cada vez más frecuentes. Aún así, Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo avisó en una entrevista en Reuters que “vamos a ver cierta volatilidad, y el perfil de inflación durante el próximo año se verá significativamente afectado”. Los precios de la energía, así como algunas medidas gubernamentales, entre los motivos principales.

El BCE centrará sus esfuerzos en mantener una inflación del 2% sostenida en el medio plazo, tal y como indica el objetivo principal de su mandato. Los desajustes temporales motivados por crisis energéticas, disrupciones en las cadenas de suministro o fenómenos meteorológicos extremos, todos ellos ejemplos de choques del lado de la oferta, no serán tenidos en cuenta por la institución a la hora de ajustar su política monetaria. Las anomalías son consideradas factores transitorios que escapan al control de la autoridad monetaria y no alterarán su objetivo de estabilidad de precios a medio plazo.
El excedente chino
Además, la zona euro tendrá que lidiar con un elemento nuevo. El excedente chino. Las tasas arancelarias en EEUU han provocado un cambio general en el comercio mundial. Y a pesar de que los acuerdos entre la UE y Donald Trump pueden favorecer las exportaciones europeas frente a las del resto del mundo, evitando una caída de los precios por exceso de oferta en suelo europeo, otros proveedores buscarán reubicar su remanente.
El gigante asiático llamará a la puerta. Europa es una alternativa natural para las exportaciones chinas desviadas de EEUU. La demanda similar, los vínculos comerciales y la depreciación del renminbi permiten que no solo China lo vea con buenos ojos, sino también los compradores europeos.
0,15 puntos
Pero no todos los efectos son positivos y el BCE avisa. Un estudio del banco señala que, en un escenario arancelario severo entre Pekín y Washington, las importaciones desde China hacia la zona euro podrían aumentar hasta un 10% en 2026. Este incremento de las importaciones provenientes del país asiático tendría un efecto directo sobre los precios. Y se calcula que las exportaciones chinas adicionales podrían reducir la inflación en Europa en 0,15 puntos porcentuales el próximo año.

¿Entonces, cómo debería actuar la autoridad monetaria bajo un contexto de incertidumbre internacional? Como sugiere la teoría económica, una bajada de los tipos de interés genera un aumento de la inflación y una reducción del desempleo. Pero cuando la incertidumbre es alta, el mismo shock tiene un impacto mucho más débil sobre la economía. En tales condiciones, los agentes económicos aparentemente responden menos a los cambios en los costes de endeudamiento.
Efectividad bajo la incertidumbre
El BCE señaló recientemente en un informe que en el caso de la inflación, el impacto máximo de una política monetaria expansiva, alcanzado dos años después, es normalmente 9 puntos básicos menor y, en cambio, no es diferente de cero cuando la incertidumbre es alta. Las condiciones económicas volátiles hacen que empresas y hogares sean más reacios a gastar. Tanto en consumo como en inversión, independientemente de lo que haga el BCE. Si los negocios no invierten, los ciudadanos lo notan. En el caso del desempleo, la métrica también recoge que el impacto de las medidas es aproximadamente 17 puntos básicos menor en contextos de alta incertidumbre.
Por tanto, la fuerza de la transmisión de la política monetaria depende del grado de incertidumbre en la economía. Lo que implica que para lograr un efecto determinado, el BCE necesitaría actuar con más contundencia en épocas de alta incertidumbre que en períodos de baja.
El BCE afronta su reunión de septiembre con una estrategia marcada por la cautela. La elevada tasa de empleo, la inflación relativamente controlada y la presión de factores externos, como el excedente chino o los choques del lado de la oferta, refuerzan la postura de mantener los tipos sin cambios. A pesar de la prudencia para la próxima sesión, desde ING señalan que “un recorte de tipos más adelante este año todavía no debe descartarse”. Lo que indica que la autoridad monetaria mantiene abiertas todas las opciones para adaptarse a un entorno económico incierto y cambiante.