La salida de María Corina Machado de Venezuela, cuya información aun corre a cuentagotas, empieza a llenarse de detalles concretos. A la versión inicial -una extracción privada de alto riesgo repleta de controles policiales y con un tramo marítimo extremo- se le sumaron este viernes nuevas piezas: tres horas a la deriva en el Caribe por la pérdida del GPS; una búsqueda acelerada en plena noche; un vídeo de “prueba de vida” enviado a autoridades estadounidenses; y la confirmación de que la operación se monitoreó en tiempo real desde la Casa Blanca, aunque ésta niegue su participación directa.
El protagonista de la jornada fue Bryan Stern, veterano estadounidense y fundador de Grey Bull Rescue, que ha detallado parte de la misión en una entrevista.
El punto que casi lo arruina todo: el GPS “cayó al agua”
Los detalles los amplió la prensa estadounidense. Según el relato publicado por The Wall Street Journal, la embarcación en la que viajaba Machado -un esquife de pesca- quedó desorientada y estuvo unas tres horas sin comunicación, en un mar agitado, después de que el equipo de GPS se cayera al agua. La consecuencia fue que el bote no llegó al punto de encuentro previsto y el equipo de extracción tuvo que improvisar una búsqueda en condiciones de mínima visibilidad.
Cuando Stern logró localizarla, la subió a otra embarcación y, ya a salvo, grabó un vídeo como confirmación de que estaba viva. “Mi nombre es María Corina Machado… estoy viva, a salvo y muy agradecida”. En ese tramo, además, le dieron agua, bebida isotónica y comida, y le facilitaron ropa seca.
“Muy húmeda y clandestina”: el relato de Stern
Stern ha definido la operación como “muy húmeda y clandestina” y describe un dispositivo combinado de tierra, dos barcos y un vuelo. Según su versión, el primer aviso le llegó a las 21:00 horas del viernes 5 de diciembre, tras un intento previo que “no salió bien”, y con un reto añadido: sacar del país a una figura “demasiado conocida”, con un nivel de exposición que complicaba cualquier movimiento dentro de Venezuela.
El relato coincide en lo esencial con lo ya publicado: una operación financiada de forma privada, diseñada para minimizar detecciones y con un componente de coordinación delicado por el contexto regional. Pero añade matices sobre la preparación: Grey Bull asegura que llevaba meses reforzando presencia en el Caribe y preparando infraestructura ante escenarios de emergencia en Venezuela.
La Casa Blanca al tanto, pero financiación privada
La novedad más sensible es política. Los responsables estadounidenses siguieron el rescate en tiempo real, y según la versión del ideólogo de la misión, la Casa Blanca estuvo “al tanto” de la operación, a pesar de que se llevara a cabo gracias al pago de donantes privados.
Lo cierto es que la misión tuvo problemas técnicos y retrasos prolongados, de más de doce horas en algunos tramos, y estuvo “a punto de fracasar”, según el propio Stern.
El nombre de la operación –Golden Dynamite (Dinamita dorada)- se consolida como el término utilizado por Grey Bull, la empresa formada por veteranos de guerra norteamericanos, para un rescate que Stern califica como el más peligroso e importante de su vida profesional.
La ruta: de Venezuela a Curazao, escala en EE UU y llegada a Oslo
La cronología de vuelos también se afina. Según los datos de seguimiento de Flightradar24 (aplicación que muestra el tráfico aéreo en tiempo real), Machado salió en barco hacia Curazao, desde donde tomó un jet que despegó a primera hora del miércoles y realizó una escala técnica en Bangor (Maine) antes de aterrizar en Oslo ya entrada la tarde-noche delegando en su hija el discurso en la ceremonia principal.