La criptomoneda A7A5 ha irrumpido en el escenario financiero global con una velocidad inquietante. En apenas cuatro meses desde su lanzamiento en febrero, este token estable vinculado al rublo ruso ha canalizado más de 9.300 millones de dólares (unos 8.700 millones de euros), convirtiéndose en un instrumento clave para sortear las sanciones internacionales impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania.
El ascenso de A7A5 ha puesto en alerta a los mercados de criptomonedas, que temen el uso político y estratégico de estos activos digitales por parte del Kremlin.
Una ‘stablecoin’ creada para esquivar sanciones
La criptomoneda A7A5 nació oficialmente en Kirguistán con el objetivo de mantener vivos los flujos financieros hacia y desde Rusia, duramente restringidos tras la exclusión de entidades rusas del sistema SWIFT. Su lanzamiento coincide con el incremento de presión internacional sobre la banca rusa y el cierre de varias vías tradicionales de financiación. De ahí que la criptomoneda se haya presentado como una solución digital, estable y resistente a bloqueos, diseñada para proteger los intereses económicos rusos.
Respaldada por depósitos en rublos mantenidos en Promsvyazbank —una entidad bancaria estatal vinculada al sector defensa ruso y sancionada por Estados Unidos y la UE—, A7A5 se comercializa únicamente en una plataforma también radicada en Kirguistán, llamada Grinex, junto a dos monedas: rublos y USDT (el stablecoin vinculado al dólar). Este ecosistema reducido permite a los operadores una mayor discreción y control.

Lo más controvertido del caso A7A5 es su trasfondo. La criptomoneda fue impulsada por la empresa A7, también con sede en Kirguistán y sancionada por Reino Unido por sus supuestos vínculos con redes de injerencia política en Moldavia. Su propietario mayoritario, Ilan Șor, es un oligarca moldavo prófugo desde 2019, acusado del mayor fraude bancario en la historia del país y de liderar operaciones de compra de votos. Actualmente, reside en Moscú bajo la protección del Kremlin y con nacionalidad rusa.
El token A7A5 ha sido directamente relacionado con actividades de desinformación y manipulación política. Un informe del Centre for Information Resilience (CIR), con sede en Londres, asegura que la web del token comparte infraestructura digital con dominios utilizados en campañas de propaganda prorrusa. Aunque los responsables de la criptomoneda afirman haberse desvinculado de la empresa matriz A7, las coincidencias en registros y movimientos financieros alimentan la sospecha de una red cuidadosamente orquestada.
Grinex, la sombra de Garantex
El intercambio Grinex, que actúa como único canal para operar con A7A5, ha sido señalado como la heredera encubierta de Garantex. Hablamos de la mayor plataforma de criptomonedas rusa, clausurada en marzo por las autoridades estadounidenses. Poco antes de ese cierre, grandes volúmenes de USDT fueron transferidos hacia A7A5, lo que despertó las alarmas de los analistas financieros.
La empresa suiza Global Ledger confirmó estas transacciones. Y medios especializados revelaron que el logotipo de A7A5 aparecía incluso en las antiguas oficinas de Garantex.
Desde Grinex se niega cualquier vínculo con Garantex y se asegura que todos los usuarios han sido verificados y tienen un “historial transparente”. No obstante, un análisis del Financial Times basado en datos públicos de blockchain revela que tan solo 124 carteras han canalizado 9.300 millones de dólares a través de A7A5. Todo ello en operaciones concentradas durante días laborables y en horario de oficina de Moscú.

Lejos de detenerse, el proyecto detrás de A7A5 se expande con rapidez. Ilan Șor ha anunciado nuevas iniciativas asociadas al token. Eso incluye la compraventa de metales preciosos y valores, diseñadas para burlar los marcos regulatorios tradicionales. Al mismo tiempo, A7 ha publicado ofertas de empleo en sectores financieros y energéticos, sugiriendo una red internacional con ambiciones mayores.
La intención, según Leonid Shumakov, director del token A7A5, es construir un “puente seguro” entre el rublo y divisas estables como el USDT, permitiendo a los importadores rusos mantener su actividad a pesar de las restricciones. La criptomoneda, por tanto, no solo cumple una función económica. También geoestratégica, al consolidar un sistema alternativo al financiero global dominado por Occidente.