El anuncio de Isabel Díaz Ayuso de contar con el hijo desde el útero materno para solicitar las ayudas que ofrece el Gobierno regional ha despertado un agrio debate entre quienes, como Polonia Castellanos, presidenta de Abogados Cristianos, le aplauden el gesto, y quienes creen, como Lucía Mazarrasa, activista del Fórum Feminista de Madrid, que el feto adquiere entidad jurídica solo después de nacer
"Esto no es ideología. El feto es un ser humano"
Es un acierto que la Comunidad de Madrid decida destinar más fondos a ayudar a las familias. Es una política a favor de la vida y un reconocimiento del feto como ser humano. La vida comienza en el momento de la concepción y hay que protegerla frente a la interrupción voluntaria del embarazo y los movimientos y clínicas que atentan contra ella. La medida anunciada por Isabel Díaz Ayuso se alinea con los criterios que defendemos desde Abogados Cristianos. El feto es un ser humano. No es una consideración política, sino biológica y, por tanto, al bebé se le da una identidad jurídica.
Por otra parte, me parece estupendo para ayudar a remediar el invierno demográfico que vive España. Soy consciente de que la decisión de Ayuso creará de nuevo crispación en los movimientos que defienden que abortar es seguro y no causa sufrimiento. Se siguen divulgando falsedades en torno al aborto y se omiten los efectos secundarios y las secuelas. Está demostrado que causa daños físicos y psicológicos. Necesitamos medidas como esta para apoyar a mujeres que son engañadas para abortar y acabar con el negocio del aborto.
"Contraviene el Código Civil"
Es un paso atrás en el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y su vida reproductiva. Utilizar una promesa de ayuda futurible a las madres es subestimar a la mujer, no empatizar con la gravedad de ese momento en el que la mujer toma una decisión con absoluta seriedad. Basar una medida en la consideración del feto como persona jurídica contraviene el Código Civil, que establece que, a efectos legales, se adquiere con el nacimiento con vida. Es decir, cuando el bebé nace y se desprende del útero materno. Ahí es cuando se le reconocen los derechos.
Ma parecería más efectivo legislar a favor de un sistema sanitario que reconozca el derecho al aborto y facilite el acceso de la interrupción voluntaria del embarazo desde los servicios públicos, en lugar de favorecer que las mujeres sigan abortando en los centros privados. Engañar con medidas es un intento más de coacción. También lo es hablar de latido fetal, una presión frente a una decisión que debe ser libre y respetada. Por último, me parece absurdo mencionar la natalidad cuando existen en el mundo 8.000 millones de personas. ¿Quién piensa que el ser humano está en peligro de extinción?