Contradicciones

Montero, Celaá, Bolaños, Alegría y Duque: donde dije digo…

Pablo Iglesias y su mujer no son los únicos políticos de izquierdas que, después de atacar la educación privada, la escogieron para sus hijos

Irene Montero, Isabel Celaá, Félix Bolaños y Pilar Alegría.
KiloyCuarto

Durante su etapa política, Pablo Iglesias demostró buena oratoria. Sin embargo, es un hombre de discurso firme y paso torcido. En su grandilocuencia, dijo que acabaría con la “casta”, pero encontró acomodo en ella, tanto políticamente como en su vida privada. Nos regaló también toda una oda arremetiendo contra los colegios privados, como el germen de la segregación social, y criticando a los padres “ricos” que optan este tipo de centros. “No quieren que sus hijos se mezclen con niños de clase obrera o inmigrantes”, manifestó.
Él y su pareja, Irene Montero, justificaron su mudanza al chalé de Galapagar por su cercanía a una escuela pública de enseñanza alternativa en La Navata. “He votado en el colegio público donde espero que vayan mis hijos. Hoy muchos españoles irán a colegios públicos. Es un día hermoso para recordar el valor de la educación pública. Ojalá la participación electoral sea muy alta. Esta será la mejor noticia para nuestra democracia”, expresó después de depositar su voto.

Tres hijos, 500 euros por cada uno

Ahora que sus hijos han crecido, se ha olvidado de sus palabras y ha escogido un colegio privado, ubicado en una exclusiva urbanización de chalés, cuyas mensualidades rondan los 500 euros mensuales por alumno.

Captura de video de la llegada de Pablo Iglesias e Irene Montero este lunes al Juzgado de lo Penal número 14 de Madrid.
Pablo Iglesias e Irene Montero
EFE

Pero Montero e Iglesias no son los únicos políticos de izquierdas que han hecho este viraje. En 2024, Félix Bolaños cambió a su hijo de un colegio público a uno de los centros privados más elitistas de Madrid, generando gran polémica por la distancia entre su defensa pública de la educación pública y la elección personal para su familia.
Igual que él, también Pilar Alegría, antes de ser ministra, matriculó a su hijo en un centro de educación privada en Zaragoza. Su llegada al Ministerio de Educación despertó la sospecha de si era la política más idónea para defender la enseñanza pública y destinar más recursos.
En ese mismo brete se vio la exministra de Educación Isabel Celaá, firme defensora de la educación pública frente a la concertada, cuando se supo de sus hijas, Bárbara y Patricia, habían estudiado en Las Irlandesas de Lejona, un colegio concertado y profundamente religioso. Impulsora de la octava ley educativa española y de una reforma que devaluó claramente la Religión como materia, pronunció aquella frase tan polémica: “No podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres”.
Ella misma cursó sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón de Bilbao, uno de los más prestigiosos de la ciudad. La familia escogió también para las nietas un colegio concertado religioso y bilingüe que, para más inri, se sumó en 2020 a la campaña de la asociación Más Plurales, que animó a toda la concertada en España a manifestarse en contra de la llamada ley Celaá. En la misma contradicción cayó el exministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, que afirmó que llevaba a sus hijos a un centro privado con el argumento de la enseñanza de idiomas, una ventaja que les ayudaría cuando tuviesen que salir al extranjero.

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